Capítulo 18: ¿Dónde estamos? ¿Qué año?

13 3 0
                                    

Desperté con un fuerte dolor de cabeza, sin entender nada, cuando mis ojos se amoldaron a la poca luz del lugar recién ahí pude revisar donde estaba, parecía una cueva, o una tumba no entendía que había pasado después de caer inconscientes en aquel pueblo.

Me logré incorporar de la piedra que había servido de cama, mire a todos lados, notando tres cosas, la única salida daba a un pasillo largo; el lugar estaba iluminado por antorchas y que mis cuatro compañeros estaban ahí recostados cual cadáveres. Así que hice lo más lógico corrí hasta Lucas y lo removí hasta que se despertó, se veía igual de desorientado que yo; una vez que se incorporó le indagué el cuerpo de Bastián mientras que yo iba por Owen.

Poco después cuando los cinco estuvimos despierto Owen, Liana y yo tomas una antorcha cada uno para comenzar a caminar por el largo pasillo que nos dejó finalmente en la superficie, en medio de un desierto.
-¿Qué hacemos ahora?- indagó Lucas cuando tire la antorcha al túnel, seguida por los otros dos.
-Caminar- opiné, recibiendo cuatro miradas acusadoras- ¿Alguna otra opción?
-Optaría por teletrasportaron... pero no siento a Gea- comentó Liana.
-¿Hacía donde caminamos?- inquirió Bastián.
-¿Alguno siente alguna presencia?- siguió Owen.
-Al oeste... aunque está muy lejos- respondí y sin más los cuatro comenzamos a caminar; por dos días hasta llegar a un pueblo bastante extraña.

Había casas altas, con muchas ventanas, pero que eran muy angostos, calles de material extraño; las carretas no eran tiradas por caballos además que algunas largaban música; la gente caminaba por las calles con ropa extraña y unas cosas cuadradas que no dejaban de ver; otros tenían hilos colgando de sus orejas, todo era muy extraño, para nosotros. Mire a mis compañeros que estaban tan sorprendidos como yo.
-¿Cuánto creen que dormimos?- preguntó Liana.
-No lo puedo saber, pero parece mucho tiempo- respondí.
-¿Sabes dónde estamos? nos perdimos en el desierto- explicó Liana al parar a un chico que pasaba frente a nosotros.
-Egipto- respondió con simpleza.
-Sé que sonara raro, pero ¿Sabes qué año es?- inquirió Bastián.
-En el año dos mil dieciocho después de cristo- explicó mirándonos raro- tu amigo es lindo- comentó mirando a Owen; quien se sorprendió mientras yo reía- ¿Quieres salir conmigo?- inquirió el sujeto.
-Al menos ya no te tienes que ocultar- comenté en el oído de Owen quien me pego un codazo en las costillas, antes de que alguien dijera algo un sujeto extraño, todo vestido negro y con un artefacto extraño grito.
-Alto las manos... denme todo ya- nosotros lo miramos extrañados, me acerque lentamente al chico que nos ayudaba.
-¿Qué es eso que tiene en las manos?- inquirí.
-Es una pistola- lo mire extrañada- es un arma lanza pequeñas bolas de metal que te puede matar.
-Ah, ¿Solo eso?- indagué- chicos algunos quiere divertirse.
-¿Tú?- Soltaron a coro, sonreí con satisfacción asintiendo, me moví rápido llegando detrás del sujeto, tome la mano que tenía el arma y la doble haciendo que la tirara al piso para poder colocar su brazo detrás de la espalda.
-Yo no lo mataría- aconsejo el chico.
-¿Por qué no?- cuestioné.
-Ahí viene la policía.
-¿Quién?- inquirimos a coro con mis compañeros.
-¿En qué siglo se quedaron?- pregunto frustrado.
-En el mil quinientos- respondió Lucas.
-Cállense y déjenme hablar a mí- ordenó antes de que dos sujetos con ropa extraña aparecieran a nuestro lado, mi equipo me miro y yo negué para que no hicieran nada.
-¿Qué sucede aquí?- interrogó uno de los que acababa de llagar, nuestro amigo hablo por todos.
-Este hombre trato de robarnos, mi amiga que sabe defensa personal evito que nos disparara.
-¿Sus nombres?
-Milton- dijo el que tenía entre mis brazos.
-Adrián- siguió el que nos estaba ayudando.
-Yo soy Daiana, ellos soy Lucas, Owen, Liana y Bastián- respondí.
-Nosotros nos encargaremos, vallan a casa niños- quise quejarme, pero la mano de Adrián en mi brazo me hizo callar, deje caer a Milton y comencé a caminar detrás de nuestro compañero junto con los demás. Caminamos varias calles hasta una de esas extrañas casa; él nos indicó que lo siguiéramos el lugar tenía varías puertas y había una escalera, hasta el segundo piso y allí hasta una puerta que tenía una "C", él abrió dejándonos entrar.
-Bien, ¿Quieren contarme quiénes son?- indagó mientras nosotros mirábamos el lugar.
-¿Aquí sigue rigiendo Ra?- pregunté.
-No me digan que creen en esos dioses...- se burló.
-Daiana...- llamo Liana, antes de caer al suelo al igual que Owen, corrí hasta ella con algo de desesperación.
-¿Qué les pasa?- inquirí asustada.
-El mundo cambio, la tierra está herida los humanos la están destruyendo- explicó con una mueca de dolor.
-Owen ¿Y a ti?- hablo Lucas en mí mismo tono.
-Caos gana la batalla, mis poderes están fallando- confesó él ocultando una mueca de dolor.
-Daiana ¿Qué hacemos?- suspiré pensativa.
-Llamarlos...
-¿Y cómo hacemos eso? Te recuerdo que estas no son las tierras de nuestros amo- recordó Bastián.
-Gracias por ser el cerebro eres muy útil- hable con ironía.
-¿Y si invocamos a Ra o a Horus?- opino Owen recomponiendose, aun que se notaba débil.
-Si invoquemos a los dioses que odian a Daiana- respondió Lucas.
-¿Quién no la odia?- se burló Liana entre los brazos de Bastián.
-Anubis- contestó luego de un rato, me gire para ver a Adrián- necesitamos ir a un cementerio.
-Supongamos que les creo que los dioses existen, actualmente todos los cementerios son católicos- nos explicó.
-No importa, es el dios de los funerales, así que si alguien murió recientemente lo encontraremos con mayor facilidad.
-Bien, vamos- accedió, salimos de allí guiados por Adrián.

Llegamos a un cementerio y encontramos una tumba recién cerrada, sonreí con satisfacción. Adrián me miro curioso esperando a ver qué haría. Así que me arrodille frente a la tumba y hable en latín.
-Descansa en paz, que los dioses tengan piedad de tu alma.
-Ya nadie habla latín- la voz que hablo a nuestras espaldas, la reconocí al instante; me puse de pie sacudiendo mi vestido.
-Es un placer verte de nuevo Anubis- saludé parándome delante de él; al verme se quedó sorprendido.
-Por los dioses Daiana, es una gran sorpresa verte de nuevo y tan linda como siempre- comentó mientras me abrazaba.
-Lo mismo digo- hablé correspondiendo el abrazo cuando nos separamos dejo un beso en mi mejilla- ¿Te puedo pedir un favor?
-¿Qué puedo hacer por ti?- indagó.
-Buscar a Caos y decirle que venga por nosotros- pedí.
-¿Quieres que busque al ser que más me odia...?
-¿Cómo puede ser que uno de los pocos dioses que no te odia, Caos lo odie?- indagó Liana mirándome.
-Pues esa es la razón- afirmó Anubis con diversión- ya deberían saber que él es algo celoso- habló burlón.
-¿Lo harás?- indagué con algo de esperanza. Él asintió.
-¿Dónde estarán?- mire a Adrián quien asintió.
-En su casa- él asintió, nos abrazamos una última vez y él se fue- volvamos ordené.

La campeona del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora