Capítulo 13: Limites y Secretos

15 4 0
                                    

Me apresure a pararme e ir a mi habitación lo más pronto posible, quería salir de allí rápidamente, llegue y me encerré, dejando caer mi cuerpo en la cama boca abajo, me sentía frágil, pero sabía que Tártaro tenía razón, no era tanto mi trabajo meterme en la vida privada de los demás.

Me levante de un salto y salí al coliseo, entre a la arena, aún estaba el olor a la sangre un poco seca, sonreí, desenvaine mi espada antes de crear un grupo de 30 siluetas de Coas con espadas listas para atacarme sin piedad, sonreí y chasquee los dedos para comenzar la batalla.

Mis creaciones eran mucho más fuertes que yo además que eran demasiadas, pero era la idea en realidad, estar usando tanto Caos en mis enemigos no podía curar mis heridas con rapidez, era una forma muy extrema de entrenar porque no controlaba mis limites, no me detenía hasta que todas las siluetas estuvieran acabadas, a pesar de que nunca las pude vencer físicamente, lo que ocurría en realidad era que perdía mucha sangre y gastaba tanta energía en mantener el caos y en la lucha en sí, que las siluetas desaparecían cuando caía inconsciente al suelo.

Aquella vez estaba yendo al mismo lugar, pero esta vez había llegado a eliminar a veinte, pero antes de acabar en el suelo las sombras se desvanecieron, miré hacia el balcón donde descubrí que estaba Caos iba a subir, pero él llego a mi lado mirándome con preocupación.
-¿Cómo me encontraste?- inquirí sorprendida.
-No importa...- me paró- al menos que si importe ¿Qué está pasando?
-No importa- sonreí débilmente.
-Tus heridas no están sanando, ¿Conoces tus límites?- indagó, yo asentí- Daiana que te dije de mentir.
-Lo siento...- él suspiro mirándome sin decir nada y diciendo todo- los estoy buscando, señor- respondí con cortesía.
-Vas muy mal, o los conoces muy bien y los estas sobrepasando apropósito, ¿Dime qué paso?- yo lo mire a los ojos unos instantes.
-Lo siento, pero no puedo decir nada- expliqué avergonzada, él se acercó hasta mi tomando mi mejilla para obligarme a mirarlo a los ojos que mostraban compasión.
-Muy bien, pero no tienes que lastimarte, sea lo que sea que pase no hagas esto...
-Pero no me duele- me defendí como niña pequeña, pues me sentía así, después de todo Tártaro llegó a herir mi orgullo y ese sentimiento era prácticamente lo que me mantenía en pie después de tantos siglos.
-Entonces ¿Por qué lo haces?- inquirió.
-Debo saber hasta dónde puedo llegar ¿No?- respondí con una sonrisa un poco falsa.
-Vamos a descansar- ordenó, tomándome entre sus brazos, para llevarme hasta mi cama, cuando me dejo allí, se arrodillo frente a mí para curar mis heridas con su caos. Cuando acabo tomo mis manos con las suya- confió en ti y nada cambiara eso- le sonreí sin decir nada- vamos debes descansar- yo asentí recostándome en la cama mirándolo fijamente.
-¿Te quedarás?- pregunté bajando la mirada.
-Si- dijo sin más acompañándome, acostándose a mi lado abrazándome por la cintura- descansa pequeña.

Desperté con la presión en la cintura, el sol comenzaba a aparecer y los primeros rayos entraban por la ventana de mi cuarto, hasta mi rostro obligándome a abrir los ojos traté de levantarme, pero los brazos de Caos me retuvieron, obligándome a girar para verlo a los ojos, sonreí y él igual, pero con una sonrisa algo malvada, dos segundos antes de comenzar a hacerme cosquillas.
-Para por favor- rogué.
-¿Qué harás para pararme?- inquirió burlón.
-Señor... por favor- rogué.
-Báñate conmigo- sentenció, yo sonreí con picardía antes de asentir, él se apartó de mi para pararse y hacer que apareciéramos en el baño donde el agua estaba lista, sin perder tiempo atrapo mis labios con los suyos y comenzó a quitarme la ropa, a la vez que yo le quitaba la suya hasta que ambos quedamos desnudos. Sin separarnos entramos al agua que tenía una temperatura perfecta.
-Señor tengo trabajo que hacer- sentencie sin muchas ganas de depararme de él.
-Deja que Lucas se haga cargo un rato- aconsejo.
-Pero...- me detuve al sentir sus besos en mi cuello- pueden esperar un poco- sentencie y sin perder tiempo entro en mi haciendo que llegara al mismísimo cielo.

Media hora después llegue a la sala donde se desarrollaba la última prueba de entrenamiento, Liana, Bastián, Lucas y Owen están allí, rápidamente fijaron la mirada en mi con cierta molestia.
-Buenas noche- se quejó Lucas.
-Tu y yo hablaremos después- ladré molesta antes de ver a Owen retenido- ¿Y qué están haciendo?- indagué acercándome a Liana y Bastián que mostraba cierta desesperación.
-Nada...- sentenció Bastián, alce las cejas algo confundida él en forma de ejemplificación lo golpeó fuertemente rompiendo un par de costillas, Owen por su parte hizo una mueca de dolor, pero era total mente falsa.
-Entiendo- aseguré pensativa- supongo que es perder el tiempo... Lo siento chicos no pueden golpearlo.
-Entonces me pueden soltar- pidió con una sonrisa de niño pequeño.
-Aun no, te ves lindo allí... aún hay cosas que podemos enseñarte aquí y es lo que haremos porque si Caos sabe que alguien....
-Entiendo a dónde quieres llegar- aseguró interrumpiendome- ¿Y dime qué puedes enseñarme?- me acerqué a él quitando lenta y sensualmente mi ropa Owen ni siquiera se inmuto pero Lucas y Bastián comenzaban a ponerse incomodos- dime...- susurré en su oído de forma seductora mientras acariciaba suavemente su espalda- ¿Cómo puedes sacarles información a una mujer si ni siquiera puedes...- hice una pausa besándolo pero él no respondió- ni si quiera puedes besarme.
-No eres mi tipo- soltó algo molesto y yo sonreí divertida.
-Eso ya lo sé... ¿Pero Liana tal vez sí?- él no contesto chasque los dedos y Liana quedo totalmente desnuda, pero él no hizo nada, le sonreí- ¿Lucas o Bastián? En lo personal creo que Lucas es un poco más guapo- confesé cerca de su oído. Antes de que dijera alguien algo di un chasquido y ambos chicos quedaron desnudos y Owen no pudo contener a su amigo.
-Daiana- se quejaron los tres, con ademan de mi mano los 4 estuvimos vestidos otra vez.
-¿A qué juegas? - preguntó irritado Owen, aunque debo admitir que atado se veía como un cachorro asustado.
-¿Yo? Yo no juego, yo entreno y si no puedes olvidarte de tus deseos o manipularlos para el beneficio de TODOS los dioses, no sirves- sentencie fría haciendo hincapié en "todos"
-Alguien se levantó con el pie izquierdo- se burló Owen.
-De hecho, me levante muy bien, al igual que tu- retruqué.
-Daiana ¿Qué hacemos?- interrogo Liana confundida.
-Logren que una mujer activé su entrepierna- ordené.
-¿Cómo haremos eso? ¿Y por qué?- siguió Bastián.
- El ¿Cómo? Descúbranlo- reí divertida- él porque bueno eso es más obvio- Lucas fijo la mirada en mi como pregunta silenciosa- como sea Lucas y yo tenemos que hablar en privado, los dejamos- comencé a caminar lentamente hacía la salida baje la mirada atenta de todos- ¿Vamos Lucas?- pregunté, pero era una clara orden, así que él me siguió. Caminamos en silencio por los pasillos hasta llegar a uno vacío, donde lo acorrale contra la pared.
-Daiana ¿Qué te pasa hoy?- inquirió entre preocupado y molesto.
-Teníamos un trato ¿Recuerdas?- él no dijo nada- no debiste hablar con Cao1s, ¿Por qué me traicionaste?
-Daiana, por favor... sabes que odio que hagas esas locuras... sin decir que sigo sin entender muy bien porque lo haces- se excusó.
-No es tu problema- ataque- no vuelvas a meterte en mi vida...- dije soltándolo.
-¿Qué sucedió?- inquirió sin moverse mucho para no alterarme.
-Voy a entrenar, porque no revisas como van con Owen...
-¿Por qué él no siente?- indagó.
-Porque tu dios intervino en nuestro trabajo- respondí saliendo de allí dejándolo solo.

La campeona del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora