Capítulo 3: Prueba final y El poder del caos.

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Desperté en mi habitación, confundida, mi cuerpo estaba cubierto de vendas, y me dolía la cabeza. Cuando Caos entro a la habitación con una bandeja llena de comida que coloco en mi regazo, lo mire confundida.

- Vamos come, debes tener hambre- lo miré unos segundos antes de volverme a la comida y empezar a devorarla- tranquila pequeña no se ira a ningún lado- se bulo de mí, yo no estaba muy segura, pero de todas formas comencé a comer más lento.
-Listo- avise cuando acabe todo.
-¿Quieres más?- inquirió.
-No, estoy bien... ¿Puedo preguntar algo?- él asintió- ¿Ya termino?
-No, esto recién empieza, pero por ahora descansa... te necesito fuerte- él dejo un beso en mi mejilla, tomo la bandeja y se fue dejándome sola, me recosté en la cama mirando el techo, pensativa "¿Qué acaba de comenzar?" pensé sin entender, pero estaba demasiado cansada para pensar y antes de darme cuenta me había quedado dormida.

Me desperté sintiendo la mirada de alguien en la puerta recostada en ella estaba Calixta, la mire curiosa, pero ella me ignoro yendo hasta mi placar tomo un vestido sencillo negro, antes de lanzármelo en la cama.
-Cámbiate, mi padre quiere verte ahora- me informo, me levanté y comencé a cambiarme.
-Estoy lista- avise, ella me miro curiosa.
-Entonces vamos- asentí antes de seguirla.
-¿Te dijo tu padre porqué quería verme?- pregunte con cortesía.
-No ha confirmado el motivo, pero creo que lo sabrás pronto, llegamos- mire el lugar donde me llevo, era la puerta que daba al jardín- él está esperándote y no le agrada hacerlo- explico la niña mimada de mi señor. Dejé una reverencia y corrí hasta llegar junto a él.
-señor- salude con una reverencia- ¿Me buscaba?
-Si- afirmo haciendo una seña para que lo siguiera- camina conmigo- y así lo hice.
-¿Qué sucede? - pregunte ansiosa.
-Necesito que hagas algo por mí- confeso.
-¿Es para lo que me trajiste? - inquirí.
-Si.
-¿Qué es?- seguí con el interrogatorio.
-Matar- respondió secamente, me quede esperando a que siguiera y él a que lo detuviera, cuando noto que no haría nada siguió hablando- ¿Estás lista para matar?- asentí- ¿A quién sea?- volví a asentir.
-¿Tienes miedo que no pueda?- él no respondió- ¿No confías en mí?
-No es eso- respondió sin mirarme.
-¿Entonces? - pregunte mientras me ponía enfrente de él.
-Nada, quiero que mates al emperador- explico y yo solo lo mire sin entender.
-¿El emperador? ¿Por qué?
-Caos, es lo que me mantiene fuerte- explico.
-¿Es decir que tu poder viene del caos de los humanos?
-Si
-¿Cuándo paso lo de mi pueblo...?
-Si, fue una gran fuerza- él respondió frio.
-Será una vida interesante- comente con una gran sonrisa, el rostro de mi señor estaba serio y eso significaba que algo ocultaba- ¿Qué no me has dicho?
-¿De qué hablas?
-Sé que me ocultas algo- asegure.
-Vamos a Roma, matas al emperador y luego te cuento el resto- no era una petición, aunque eso pareciera, era una clara orden.
-Muy bien- él tomo mi mano y volvimos a Roma- ¿Qué deseas que haga?
-Entra al castillo, mata al emperador y sal- ordenó.
-¿Por qué siento que es otra prueba?- indague.
-Tal vez lo sea- afirmo.

Me aleje de él, llegue al castillo, entrar no fue fácil y tuve que matar a un par de guardias, fue divertido no lo negare, recibí un par de heridas y creo que me quebré una pierna, pero lo ignore llegando hasta la habitación del emperador, él estaba junto a su cama con una espada lista.

-¿Tu?- Inquirió confundido.
-Que honor que me recuerdes majestad- comente burlona.
-¿Qué haces aquí?- pregunte.
-Seguir ordenes- explique con mi arma lista- podemos hacer esto más fácil.
-Intenta matarme si puedes- dijo antes de atacar, quería jugar, pero a Caos no le gustaría, así que de un momento a otro lo desarme, clavando mi espada en su corazón.
-¿Qué dices ahora? No fue tan complicado, incluso fue algo aburrido- le confesé, él escupió sangre y yo retiré la espada antes de envainarla y salir.

Caos me esperaba en la puerta, cuando me vio sonrió, pero no dijo nada, solo me tomo de la mano y volvimos a su castillo, él se quedó mirándome un buen rato antes de comenzar a irse, pero lo detuve.
-Dijiste que me explicarías lo que sucede- él se detuvo para mirarme.
-No estas lista- aseguro.
-¿Por qué? ¿Qué hice mal?- pregunté en una queja.
-Ve a que revisen tu pierna.
-No, quiero saber que no me ocultas...
-Ve a que te curen, Ahora- su tono era casi un grito, estaba molesto y aunque quería seguir discutiendo no lo hice.
-Bien, como desees- hice una reverencia antes de salir. El médico del castillo me mando a bañarme, antes de limpiar mis heridas, y las vendo, luego me mando a descansar y así lo hice.

Paso una semana antes de que Caos me hablara, invitándome a pasear. Fui hasta el jardín, él me esperaba y comenzábamos a caminar; unos minutos después de estar en silencio, antes de que él hablara.
-¿Quieres saber lo que no te dije?- inquirió sin mirarme.
-Si, estuve pensando toda la semana en eso- conteste.
-Lo sé, esto es complicado- confesó aun sin mirarme.
-Solo suéltalo ¿Si?
-Quiero que seas mi campeona.
-¿Cómo? - pregunte confundida.
-Te daré poder e inmortalidad- explicó, mirándome solo unos segundos.
-No me parece complicado- confesé.
-Estas dispuesta a darme...- comenzó a decir, pero lo interrumpí.
-¿Mi vida? ¿Mi alma? ¿Todo lo que era? Ya te lo di y lo que me queda es para ti- le confesé, él se quedó callado mientras seguía caminando me detuve frente a él obligándolo a detenerse, fijo su vista en mi- estoy dispuesta a darte todo, después de todo te debo mi vida.
-Te vez muy segura- dijo mirando a un lado.
-Tu no, ¿Estás seguro que esto es lo que desea?- pregunte mirándolo fijamente, él me miro.
-Lo estoy- aseguro- solo temo tu respuesta- confeso.
-¿Temes que acepte?
-Tengo miedo que no lo soportes- mire a Caos a los ojos que estaban en un punto muy lejos de la conversación, me acerque a él, no se movió.
-Creo que me preparaste para superarlo- recordé con mis labios cerca de su oído, él no se movió, así que aproveché a besar suavemente sus labios. Recién entonces fijo sus ojos en mí.
-Daiana- soltó sorprendido.
-No soy una niña, por favor no me veas como una- rogué.
-Daiana, yo...- no termino porque el mismo se interrumpió uniendo sus labios con los míos, en un beso que no tarde en corresponder, cuando se apartó de mi hable.
-Soy tuya para lo que desees- le confesé.
-Muy bien- accedió y sin apartarse de mí, de su mano salió una especia de humo negro, que comenzó a acercarse a mi introduciéndose, en mi cuerpo sin aviso ni pudor, antes de que me diera cuenta mis piernas fallaron y Caos me atrapo, pero su poder seguía ingresando en mi cuerpo, mi vista comenzaba a volverse borrosa- ¿Quieres que me detenga?
-No- grite por el dolor.
-Daiana puedo detenerme si es necesario- dijo sin soltarme.
-Es- estoy bien- asegure con voz débil. Él aun me sostenía el humo seguía entrando en mi cuerpo, sentía como su poder recorría mi sangre apoderándose de ella.
-Daiana es demasiado.
-Estoy bien- asegure para que no se detuviera porque sabía que él no quería hacerlo.
-No pues resistir más- lo mire a los ojos, que comenzaban a cerrarse.
-Sé que aún no estoy lista- reconocí.
-Es más que suficiente.
-No le mientas a una dama que está en tus brazos- me burle.
-No te miento- me dijo deteniendo la aleada de su poder que entraba en mi cuerpo.
-¿Por qué te detienes?- Inquirí.
-Es demasiado, necesitas descansar.
-No, puedo resistirlo- me queje de que me tratara como una niña débil.
-Daiana ya basta- ordeno y a que quería discutir solo me calle- me doy cuenta que estás lista.
-¿Cómo? - interrogue.
-Me obedeciste, cuando no lo querías hacer- se burló de mí, intente golpear su brazo, pero él atrapo mi muñeca- quieta- volvió a ordenar y de la misma forma que antes yo obedecí- ahora deja que te lleve a tu habitación.
-¿Y si no quiero?- pregunte como niña pequeña.
-Te obligare- respondió frio- y sabes que puedo hacerlo.
-Vale.
-Eso pensé- me tomo bien entre sus brazos y comenzó a caminar.

Llegamos a mi habitación y él me dejo en la cama estaba muy cansada pero aun así sostuve su muñeca tirando de ella para que entendiera lo que deseaba vino hasta mí y dejo un beso en mi frente.
-Quédate.
-Daiana- lo mire suplicante- muy bien- él se acostó a mi lado mientras que yo aprovechaba para recostarme en su pecho. Sin esperar mucho él comenzó a acariciar mi cabello.
-Seré lo que quieras que sea, y haré lo que pidas- le prometí.
-Sé que lo harás- reconoció si siguió hablando yo no pude oírlo porque me quedé profundamente dormida.

La campeona del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora