💫 Tercer nugget 💫

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Como cada sábado, Jack se encontraba en la tienda haciendo su "turno", es decir, comiendo pringles y mensajeándose con sus amigos.

-¡Jackson Overland! -el grito de su tía lo hizo sobresaltar, de inmediato escondió el tubo de pringles en un cajón para que ella no lo notara.

En unos segundos estaba frente a él, con su ceño fruncido y los brazos en su cintura en un gesto de enojo.

-He revisado las cámaras de seguridad, ¿me puedes explicar que hacías robando pringles, corriendo con bolsas de nuggets y por qué no hiciste nada cuando esa chica se fue sin pagar? -farfulló.

Jack se removió incómodo en su silla, había uno que otro cliente en los pasillos y el grito de su tía había hecho que todas las miradas se posaran en ellos, tocó su nuca de forma nerviosa pensando en una buena excusa para su locura.

-Bueno...yo... -comenzó pero se calló al instante por no saber que decir.

-¿Sabes qué? mejor me quejaré con tu madre, mientras tanto atiende a los clientes y trata de que no nos roben esta vez -si le prestabas atención, podías darte cuenta de como sus ojos se oscurecían debido a la furia.

-¡No me acuse con mi mamá, por favor! -habló el chico poniéndose de rodillas.
Ella rodó los ojos y susurró un "señor, de paciencia" antes de alejarse, a lo cual Jack sintió una especie de culpabilidad, ya que, su tía era una mujer solterona y sin hijos, por lo tanto, al no tener contacto con niños o en este caso adolescentes, contaba con una paciencia tan diminuta que su sobrino Jack lograba sobrepasar hasta el punto de querer estrangularlo.

Continuó por media hora atendiendo a los clientes que llegaban en masa a la tienda, hasta el momento en el que Elsa apareció con dos bolsas de los ya famosos nuggets y una caja de helado de chocolate.

-Jack, tienes que... -le entrecerró los ojos a la chica, quien la miraba con una expresión asustada.

Jack se apresuró en pasar los productos por la caja registradora para que Elsa no fuera víctima del carácter explosivo de su tía.

-¿Tú eres la chica que ayer se fue sin pagar? -preguntó.

Elsa tragó profundo y se dispuso a contestar, pero Jack se le adelantó.

-Ella no es, tía -le respondió Jack dándole el vuelto a la chica.

-Estoy segura que... -dijo poniendo un dedo en su barbilla.

El sonido de un teléfono la interrumpió y ella corrió a contestar, por fin los chicos pudieron librarse del interrogatorio de Thoothania.

-Eso fue...extraño -susurró ella con los ojos como platos.

-Dímelo a mi -contestó Jack encogiéndose de hombros.

-Creo que puedes comenzar a llamarme Elsa -dijo y el chico enarcó una de sus cejas, sorprendido.

-¿Y eso? -dijo haciéndola sonreír.

-Me salvaste del monstruo de tu tía -habló sin ningún filtro.

-Sonó a insulto -cuestionó Jack haciendo una mueca.

-Sé que la odias tanto como yo y los clientes de esta tienda -mencionó mirando a su alrededor.

-Eso es cierto..., Elsa -ella sonrió y miró sus bolsas recién compradas.

-Si continuas siendo tan amable como ahora, puede que logres conseguir el secreto -propuso.

-Eso sería...genial -respondió Jack.

La chica hizo un ademán de despedida y caminó rápidamente hacia la salida, dejándolo con una sonrisa en sus labios y con la mirada confusa de su tía a sus espaldas.

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