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Mónica

Hoy lunes mi madre me convenció que estaba bien, llamaría a la vecina, y yo debía volver al trabajo. Llego a casa de Don Caramelo, preparada para la bromita que me tenía esta dulzura de hombre (noten mi sarcasmo) gracias a Brunilda que me avisó en cuanto se dio cuenta lo que su querido hijito planeaba, pero esto es la guerra, ja.

Toco el timbre y como siempre Brunilda me abre la puerta sonriente- buenos días Mónica

Buenos días Brunilda, voy con su hijo- le digo y le guiño un ojo.

Asiente y se rie mientras se sienta cerca del estudio pendiente al espectáculo que se avecina. Toco la puerta y entro- buenos días

Buenos días, Mónica- me dice con un brillo en los ojos, este se cree que soy idiota, pienso mientras comienzo sacando mi equipo de trabajo.

Bien señor Mateo, hoy haremos una rutina más fuerte para las piernas, así que comenzamos de inmediato- le digo mientras lo ayudo a bajarse de la silla y acostarse en el piso. Luego de hora y media hemos avanzado bastante y le ayudo a subir a su silla. Estoy de espaldas agachada al piso recogiendo mis cosas, mientras le doy la espalda siento agua con un olor no muy agradable cayendo a mi pelo, y escucho su risa. Busco las pistolas de agua que había preparado con agua colorante azul y me volteo, se le borra la sonrisa del rostro y disparo. Ahora quien ríe soy yo- jajaja, lo siento señor yo también se jugar, jajaja.

Él intenta cubrirse, pero no puede moverse rápido en la silla de ruedas y cubrirse al mismo tiempo- ¡¡Basta!! Suficiente, pero ¿Que diablos?

Sólo me observa molesto y yo sólo me estoy riendo- señor Mateo ¿Recuerda lo que le dije el primer día? Lo trataré de la misma forma en la que usted me trate a mi, creo que aún no lo ha entendido, lástima. Lo veré mañana, Gruñón(en referencia a los pitufos)

Me lanza una mirada según el amenazante, pero con el aspecto que tiene, no tiene efecto. Me dirijo a la puerta y en esos momentos se abre la puerta y es Brunilda.

¿Que pasa con esos...? ¿Que les pasó a ustedes?¿Porque estás azul Mateo?- nos dice mientras nos ve a los dos, que buena actriz es.

Nada Brunilda que su hijo tenía ganas de jugar- le digo conteniendo la risa, mientras le dirijo la mirada a Don Caramelo, que frunce los labios del coraje.

Hasta mañana señor Mateo y si tiene ganas de jugar sólo tiene que llamarme- le digo guiñándole un ojo

Salimos de la habitación dejándolo hecho una furia, llegamos al pasillo y no podemos más, estallamos en carcajadas tanto tiempo que se nos salen las lágrimas- no puedo creer esto, es la primera vez que veo a mi hijo de esa forma.

Brunilda, le dije que mis métodos son diferentes, por eso mi jefe me envía como última opción.

Ven hija, date una ducha antes de irte

Mateo

Pero ¿Como es posible que esta mujer...? Bufo y veo mi rostro en el espejo intentando quitar el color azul- me las vas a pagar Mónica

En esos momentos mi madre toca la puerta del baño- Mateo el almuerzo está listo

Madre, no estoy de ánimos para que te burles de mi por mi aspecto- le digo y pienso- ¿Madre, como Mónica sabía de esto?

Ella entra- No se cariño, ella dijo que su jefe le dejaba a ella los pacientes más difíciles, me imagino que no eres el primero que le juega una broma como esta

No... Yo creo que tu sabías y le dijiste para que estuviera preparada- le digo mientras observo su reacción

¿Si? ¿Y que gano yo con eso?- responde tan tranquila que me hace dudar

No sé madre, ¿ver como una mujer tan exasperante me hace enojar?- le digo

Mmm... Tengo hambre, si no vas a comer ahora te traeré algo mas tarde- dice mientras sonrie y se va

A veces creo que no conozco a mi madre

Él es MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora