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Mónica

Mamá está bastante mejor, para lo que es su condición, cuando le conté de la broma de Don Caramelo, estaba riéndose como nunca al imaginarlo de azul y me dio alguna ideas por si el pitufo gruñón tiene ganas de jugar- claro que si mamá, son buenas ideas.

...

Han pasado varios días desde de la bromita de Don Caramelo e imagino que esta planeando algo gordo

Llego a su casa y Brunilda me recibe y me advierte lo que ha planeado su hijo y me ayuda con la idea que se le ha ocurrido, le agradezco y guardo lo que ha preparado en mi mochila de trabajo, respiro profundo y entro al estudio- buenos días se...

Me interrumpe un pastelazo en la cara, en el pelo, mi uniforme, todo. Me quedo en el mismo lugar hasta que en total recibo cuatro pastelazos, me quito el exceso de los ojos- ¿Ya terminaste?

Escucho su risa tomo uno de los globos que me dio Brunilda llenos de agua helada y le doy justo en la cara. Deja de reírse y ahora empiezo yo, le lanzo todos los globos que tengo, uno detrás del otro sin parar, hasta que lo escucho gritar- ¡¡BASTA!!

¿Ya no tienes ganas de jugar? Que lástima porque yo si- hago que estoy buscando más, lo escucho maldecir

Demonios, lo siento- dice entre dientes

¿Que dijiste? No escucho, uno de los pasteles me dejó sorda- le digo mientras pongo mi mano en mi oreja

Joder que lo siento- dice gritando

Bien y ¿Que se dice luego de una broma como esta?

Bufa- lo siento, no lo volveré hacer

Muy bien ahora vaya a ponerse ropa seca, que si se resfría, no podrá tomar sus terapias- le digo como si fuera un niño, porque así se ha portado

Salgo del estudio y le digo a Brunilda que necesito ducharme. Me lleva a la habitación con baño de la vez anterior, agradecida por el trabajo que tengo siempre tengo un cambio de ropa disponible. Salgo de la ducha y le saco a mi pelo un poco el exceso de agua, tuve que lavarlo por todo lo que el gruñón me había lanzado. Envuelvo mi cuerpo con una toalla, recuerdo que dejé mi mochila en la habitación, y salgo del baño pensando que estoy sola, cuando abro la puerta veo a Mateo sentado en la silla de ruedas buscando en el armario con el pecho desnudo, un muy bien formado pecho. Esta tomando una camiseta, cuando escucha la puerta del baño abrirse levanta la vista.

Lo siento no sabía que estabas aquí- me dice

Ehh...mmm-sonrojada, aclaro mi garganta- so-solo necesito mi mo-mochila

Rápidamente entro al baño y me visto- que bien formado está, me abofeteo mentalmente, es tu paciente mona, contrólate

Respiro profundo, salgo y me dirijo al estudio donde me espera Mateo. Me mantengo profesional- bien señor, ahora si, a continuar con la terapia de hoy.

Así seguimos como si nada hubiese pasado, termino de recoger mis cosas y me despido.

...

Ya he hablado con Brunilda de la sesión de hoy por lo que está lista esperando en el centro de rehabilitación junto a un muy malhumorado caramelito, joder, ¿Desde cuando le tengo tantos apodos? Concéntrate Mona, será guapo, pero es un idiota.

Buenos días Brunilda, señor Mateo

Bufa molesto- buenos días

Oh pero ¿Que tenemos aquí? ¿Un niñito malcriado?

Mónica no estoy de humor para sus chistes, acabemos con esto de una vez- dice mientras da la vuelta a su silla molesto

Pero ¿Que dices? ¿Alguna vez has tenido humor?- le digo y él solo aprieta los labios y pasa por las puertas automáticas.

Lo siento mucho, él...- dice Brunilda apenada

No sé preocupe, recuerde que es mi trabajo y el no es mi primer paciente gruñón, digo malhumorado, perdón grosero- ella me ve entre sorprendida y con ganas de reír

¿Algún otro adjetivo?- pregunta Mateo

Muchos, pero no tengo toda la tarde para nombrarlos.

Llegamos y con muchas protestas comienzo con los calentamientos de las piernas.

Después de un rato escucho que me llaman, volteo y me encuentro con Ramiro, uno de mis primeros pacientes, un ex militar que perdió una pierna en servicio. Fue asignado conmigo porque estaba frustrado y no quería aceptar su nueva realidad.

Permiso, Ramiro que alegría verte, estás muy bien, ya manejas mejor tu prótesis, me alegro mucho por ti- le digo sinceramente

Escucho a Mateo toser falsamente

Oh lo siento, Ramiro ellos son Mateo y su madre Brunilda, él es Ramiro fue uno de mis primeros pacientes- les digo con el brazo de Ramiro sobre mi hombro

Mucho gusto- dicen los tres, aunque Mateo tiene una expresión algo extraña

Bueno, Mónica te dejo trabajar, nos vemos luego- dice y besa mi mejilla

Si, claro

Termino con el calentamiento y llevo a Mateo al área que más me interesa que practique hoy, las barras donde debe apoyarse con los brazos mientras camina o lo intenta- muy bien Mateo esto es lo último que haremos hoy- él solo me ve molesto- puedes comenzar ya, a menos que quieras estar aquí toda la tarde, no me molesta, la verdad.

Claro, porque si no puedes irte con Ramiro- pronuncio su nombre de manera extraña como si le molestara.

Frunzo el ceño, lo veo y a Brunilda que lo observa con incredulidad.

O puedo quedarme aquí sentada y molestarte- le digo mientras me siento en una silla a su lado, uno mis manos entrelazando mis dedos.

Luego de diez minutos ya esta desesperado- esta bien haré esto para que puedas irte con el tipo ese

Lleva sus manos a las barras, se apoya y con mi ayuda se impulsa y se pone de pie, luego de un momento que necesita para poder adaptarse comienza a mover las piernas muy lentamente, termina de dar los pasos recorriendo una distancia de cinco pies en total.

Ya tiene lista su silla de ruedas a un lado donde se sienta totalmente exhausto. Le alcanzo una botella de agua para que se refresque.

Muy bien señor Mateo, ha hecho un muy buen trabajo hoy, de ahora en adelante tomará sus terapias aquí para continuar lo que se a comenzado hoy, será el mismo horario, sólo cambiará el lugar- les digo mientras recojo mis cosas

Él es MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora