William Tarner, moreno de ojos azules, metro ochenta y cinco de estatura, modelo y empresario de una gran multinacional de moda en Nueva York. Hijo único y muy engreído, utiliza a las modelos como si fueran pañuelos de papel. A sus 34 años tiene tod...
Nunca me había sentido tan feliz y tan llena de amor como ahora, estoy acostada y Oigo a mi pequeña llamarme, Will duerme profundamente y no se mueve, voy en busca de su voz y cuando llego mis ojos no pueden creer lo que ven, Erick está sentado a su lado y no sonríe, parece enfadado y viene hasta donde estoy. Me recrimina la separación y va en busca de Will, el que duerme y no se despierta. Erick tiene un cuchillo en su mano, me mira con desprecio, intento llegar para quitar el cuchillo de su mano pero lo veo clavarle el arma a Will en su abdomen, éste se despierta agonizando, Erick sale corriendo a la habitación de Ángela, la coge en brazos y se la lleva, yo estoy taponando la herida de Will y sólo se escucha mi voz llamando a Frank. Mis ojos humedecidos por las lágrimas.
- ¡Frank, Frank!
- Preciosa, que te ocurre.
- ¿Donde está Ángela?
- Estoy aquí mamá, Frank me trajo una silla y mira que bonita es. Mamá ¿Porqué tienes lágrimas en los ojos.
- Estoy bien, ya sido un mal sueño.
Intento calmarme, pero fracaso en el intento. Wil me trae un vaso con alguna infusión. Me da una pastilla y me dice que me calme y le cuente.
- Debemos irnos, no podemos confiar en nadie, Erick no puede saber dónde estamos.
- ¿Erick?, ¿Que ha hecho Erick?.
- Te quiere muerto. No dejaré que se acerque a ti.
- ¿Porque llamabas A Frank?
- El se llevaba a mi niña, y yo.....
Ya vuelven las lágrimas y el deja de hacerme preguntas. Se sienta a mi lado y me abraza.
- Bueno, pero en quien si podemos confiar es en Frank. ¿Verdad?.
Se me caen los párpados y me vuelvo a dormir.
WILLIAM
Me preocupa mucho ese sueño, ese hombre debe ser más peligroso de lo que yo esperaba. El la conoce desde hace mucho tiempo, y sabe el corazón tan grande que tiene. Su punto débil es su hija y el puede llegar a hacer daño quitándole lo que ella más ama. Me voy del dormitorio donde está durmiendo y hago varias llamadas, conozco a gente en homicidios. Fred es un gran amigo mío y me ha sacado en más de una ocasión de algún que otro problema y Samuel es un abogado amigo que estudió en la universidad conmigo. El supo amortizar bien el dinero que se gastó sus padres.
Cuando terminó la conversación con ellos vuelvo a su lado, está muy relajada,
me siento en el borde de la cama y paso mis dedos por su mejilla, ella abre los ojos y sonríe
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