William Tarner, moreno de ojos azules, metro ochenta y cinco de estatura, modelo y empresario de una gran multinacional de moda en Nueva York. Hijo único y muy engreído, utiliza a las modelos como si fueran pañuelos de papel. A sus 34 años tiene tod...
Se está haciendo ya la noche, la cena está preparada, hice puré de patatas, ensalada con pasta y de postre una tarta de manzana tipo bizcocho. Espero mientras enciendo la televisión, un canal de cultura y sale un desfile de la empresa Tarner. Veo a una señora muy preparada y muy guapa para ser mayor de 60. Sus ojos azules me recuerdan a los Will, pero esta señora no sonríe en ningún momento, los cámaras se mueven y veo como una morena se tira literalmente encima de Will para propinarle un beso. También veo que el hace gesto como de incomodidad y su guardaespaldas la coge del brazo para retirarla de su lado. Estas modelos se creen que el es un muñeco para poder manejarlo a su antojo. Enfadada por la escena apago la televisión y me voy a dar una ducha, Ángela se ha quedado dormida y aprovechando que todavía está el evento me da tiempo. Cuando salgo de la ducha veo un mensaje de Will, para decir que viene de camino y eso hace de Cinco minutos. Me visto corriendo, me pongo cómoda con un vestido corto, el timbre suena y salgo corriendo para que no se despierte mi niña. Mis ojos se abren asombrada y a la vez no me lo esperaba. El siempre avisa y que se presente sin avisar me huele mal.
- ¡Dios!, que susto me diste. -Dejame adivinar, esperabas al guardaespaldas de ojos azules.
- Que pasa con el. Ya se que no te gusta, pero me vale un pimiento tu opinión.
- ¿Puedo pasar?. Hace un intento de entrar y lo paro en seco con mi mano en su pecho.
- Adivina, no tienes que hacer nada aquí. Ángela duerme y es muy tarde y además espero a......
- Si ya se. Hace tiempo cuando me ponías las manos en el pecho te hacía estremecer.
- Pues no es el caso de ahora, por favor vete y ven por la mañana.
- ¿Algún problema, Silvia? Su olor inconfundible y esos ojos azules mirándome de arriba a abajo. A Erick ni siquiera lo mira.
- Ninguno, Erick ya se va.
- Creo que le dije ayer que no era conveniente venir de noche, pues la pequeña debe descansar.
- Sabe, pequeño aprendiz, más vale que respetes a esta mujer.
- Gracias, abuelo. Lo tendré en cuenta.
Una sonrisa socarrona sale de sus labios y me hace reír. Erick aprieta las manos y se va dando con su hombro izquierdo al hombro de Will.
- Ya vale, vete de aquí ya.
Me pongo entre los dos mastodontes y aunque sea una persona diminuta al su lado, los detengo. Cojo a Will de su mano y lo adentro a la casa. Cierro la puerta y nos quedamos por un instante en silencio y mirándonos. Lleva su chaqueta quitada y se le ve muy atractivo. Así que acerco mis manos a su cuello y tiro de su pajarita, el me sonríe y casi me desmonta con ese toque tan varonil que tiene.
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Siento, un cosquilleo por la espalda cuando pasa sus dedos por ella.