La sonrisa del Ángel

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Crowley miró con profunda envidia como Zira le sonreía al estúpido encargado de la cafetería a donde habían ido. Si no fuera porque no quería que un escándalo arruinara su cita, le enseñaría a ese mocoso a respetar a su ángel. Zira era tan bueno y noble... Para él sonreír con gentileza era algo natural, así que no podía culparlo. Cuando regresó a la mesa con una bandeja cargada de café y pastelitos, le besó la mano y lo elogió.

-Tienes muy buen gusto para los dulces, Ángel. Fue buena idea venir aquí.

-Verdad? Apresúrate y toma uno de éstos. Son mejores calientes.

Crowley lo miró fijo y, con deliberada lentitud, se inclinó ante él y le dio un beso de esos apasionados que Zira no podía aguantar sin sonrojarse. En efecto, el ángel se quedó boquiabierto y rojo ante su descaro y las miradas de curiosidad de todos. El demonio se relamió satisfecho y aseguró:

-Todo es mejor caliente, mi querido Zira. Incluso tú.

-¡Serás...! ¡Crowley, tú...!

Crowley rió por lo bajo y le tiró un beso más antes de beber su café; la sonrisa de Zira podía verla cualquiera, pero sus besos le pertenecían solo a él.

Buenos Momentos (GO Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora