Buenos Momentos (GO Drabbles)

Flores y Discordia

Aziraphale no se estaba concentrando en lo absoluto en atender a sus clientes. Estaba nervioso, distraído y hasta un poco irritable. Era tan poco usual verlo así que Gabriel se dignó a dirigirle la palabra, llevado por la curiosidad. No es que fueran amigos, pero si un ángel tenía problemas era su deber intervenir para solucionarlos.

-¿Puedo ayudarte en algo, Aziraphale?

-¿En qué?- respondió el rubio sin mirarlo.

-No lo sé. Tú dime. Estás hecho una bola de nervios desde hoy a la mañana, y usualmente eres muy equilibrado.

-No me pasa nada- dijo con los labios temblorosos y a punto de llorar, disparando una alarma en la cabeza de Gabriel.

-¡Espera un segundo, si vas a llorar yo me...!

-¡Crowley estuvo coqueteando con un chico!- se lamentó retorciéndose las manos, mientras Gabriel ponía cara de asco.- Lo vi en el puesto de flores hoy temprano. Ese sinvergüenza, descarado y... ¡Oh, cielos! Se supone que no debo maldecir. ¡Pero es que me molesta tanto...!

Antes que pudiera marcharse para no tener que oír aquel drama, la puerta de la librería se abrió y entró Crowley con un gigantesco ramo de flores. Aziraphale se quedó mudo de asombro, en tanto el demonio se acercó a él con una sonrisa por demás encantadora.

-¿Qué... qué es esto?-cuestionó emocionado al recibir las flores y un beso en la mejilla.

-Bueno, siempre dices que sea más romántico y quería demostrarte que puedo serlo. Hoy me levanté temprano y fui al puesto de flores a encargar el ramo más grande que pudieran hacer, para regalártelo por nuestro primero mes juntos.

-¡Oh...! Pero yo... yo pensé que...

Crowley rió por lo bajo, cruzó detrás del mostrador y besó a su novio como él se merecía, desapareciendo sus lágrimas y sus miedos por igual. Podía oler los celos de Aziraphale a kilómetros; de alguna forma se sentía bien que un ángel pudiera volverse egoísta por amor a él.

-Jamás volveré a meterme en sus asuntos- aseguró Gabriel marchándose con una mueca de desagrado.