Aliadas (primera parte)

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-Míralos, dándole de comer a los patos. ¿Se puede ser más cursi?- murmuró Dagon enojada al observar (en secreto) a Crowley y su novio ángel Zira, tarea poco grata que le encargara lord Beelzebub. Habían tenido que dejar ir al pelirrojo por la seguridad de todos en el infierno, pero el príncipe quería tenerlo vigilado por las dudas. Y una misión que al principio creyó sería interesante, se estaba volviendo rápidamente una bazofia: lo único que hacían Crowley y Zira era pasear como tortolitos de acá para allá, comer juntos en restaurantes y darse besitos en el parque St. James. Era desesperante.

-Zira mi ángel, ¿quieres que te compre un helado de crema?

-¡Oh, querido, que gentil eres! Muchas gracias por el ofrecimiento...

-Nada es demasiado para mimar a mi angelito 😘

"¡No me pagan lo suficiente para soportar esto!" pensó Dagon con los ojos en blanco y dispuesta a marcharse aún a riesgo de causar las iras de su jefe. Al echarse para atrás entre los árboles donde se había escondido, tropezó con alguien. Con un ángel que al igual que ella lucía un rostro irritado.

-¿Uriel? ¿Qué haces aquí?

-¿Tal vez lo mismo que tú? Gabriel quería que vigilara y...

-¡Crowley cariño, te quiero tanto!- oyeron reír a Aziraphale lo que les dio a ambas un escalofrío de repelús.

-Salgamos de aquí por lo que más quieras. Te invito un café- dijo el arcángel ansiosa por escapar de la melosidad de aquel par.

-Aceptaré un café, siempre que sea amargo. No tolero ni una pizca más de dulzura después de pasar toda la semana vigilando a esos idiotas- aceptó Dagon sin dudar.

Buenos Momentos (GO Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora