Pornografía

921 156 34
                                    


Crowley llegó a la librería con chocolates para su ángel, los más caros que encontró. Iban a tener una cita, y era de los que creían que llegar con las manos vacías a buscar a su novio era una falta de respeto. Al entrar y no verlo lo llamó en voz alta, y lo oyó responder desde el piso de arriba.

-¿Crowley, eres tú? Bajo enseguida... solo dame un minuto para peinarme un poco.

-De acuerdo, querido, tarda todo lo que quieras.

"Tan tierno mi ángel, leyendo poesía romántica" pensó con cariño al hallar un libro enorme de poesía sobre el escritorio de Aziraphale. Lo tomó con curiosidad al ver sobresalir una hoja, y con sorpresa vio caer un librito más delgado del interior.

-Listo, amor, ya estoy listo para... ¡no, no leas eso!- gritó sonrojado al ver a Crowley hojeando el librito y quedándose mudo. El demonio, estupefacto, comentó entre susurros:

-Pero esto... ¡¡esto es pornografía gay, ángel!! ¿¿De donde sacaste esto??

-¡De ningún lugar, Crowley, devuélvemelo por favor!- rogó Aziraphale completamente rojo y tratando de quitarle el pecaminoso volumen a su novio en vano. Crowley, siseando, declaró:

-Soy tu novio, soy un demonio, ¡y ni siquiera yo me atrevería a darle algo como esto a un ser tan puro como tú! No me digas quien te lo dio, pero lo descubriré de todas formas y le daré la paliza de su vida. ¡Quien quiera corromper a mi angelito tendrá que pasar por encima de mí!

Zira tragó saliva y decidió no decir jamás que él mismo había comprado el librito. Sí, la idea había sido de Gabriel, pero el que quería informarse más sobre el sexo entre hombres era él: no tendría como superar la vergüenza de decirle a Crowley que quería aprender a complacerlo mejor.

Buenos Momentos (GO Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora