—¡mira jagi!—. san señaló el muñeco colgado en aquel stand de la feria—. es lindo, ¿crees que lo gane?
te paraste a lado de él y viste el muñeco que señalaba—. sí cariño.
san volteó a verte y te dedicó una sonrisa, sacó su cartera de su bolsillo y le dio al señor el efectivo para poder jugar un turno, tomó los dardos que el señor le había proporcionado—. tienes siete intentos, revienta 6 y te puedes llevar lo que quieras—. el señor se volvió a sentar esperando que tu novio comenzara a jugar.
san comenzó apuntar a los globos, pero fallaba en el intento, reventando solamente tres globlos.
—suerte la próxima.
san volteó a verte con un puchero—. vamos bebé tal vez otro día logres ganar—. tomaste del brazo a tu novio y comenzaste a caminar.
—pero yo quería ese jagiiiii—. volteaste a verlo y estaba haciendo un puchero.
—regresaremos mañana si quieres y lo intentaremos de nuevo.
san agachó su cabeza, ambos salieron al estacionamiento donde habían dejado el auto, pero antes de entrar le hablaste a san—. oh cariño, creo que olvidé la funda de mi celular en el puesto, ahora vuelvo.
—de acuerdo, ve con cuidado.
le sonreiste y saliste corriendo en dirección al stand donde san había perdido antes de salir. el señor que le había dado los dardos a tu novio estaba al pendiente de una niña jugando, pero llamaste su atención—. disculpe, señor.
el volteó a verte y comenzó a sacar más dardos de su caja.
—oh no no no no no—. agitaste tu mano para que volviera a guardar los dardos—. ¿me podría vender ese?—. señalaste el peluche que san quería—. le pagaré, ¿tres turnos le parece?
el señor volteó a verte y se dirigió por el muñeco que señalabas, comenzaste a sacar de tu chamarra la cantidad que habías prometido, el adulto te dio el peluche y lo tomaste, le extendiste la mano con el dinero y él lo miró—. oh no, es gratis, se nota que quieres mucho a ese chico.
el señor te sonrió y le devolviste la sonrisa en agradecimiento—. muchas gracias.
volviste a correr a donde estaba el auto e intentaste esconderlo torpemente de san, pero él no se dio cuenta aún cuando subiste al auto porque veía su teléfono, un par de segundos después de cerrar la puerta, san levantó su mirada a tu rostro—. ¿encontraste tu funda, bebé?
—no, pero si esto—. le mostraste a san el peluche y sus ojos se iluminaron inmensamente cuando lo vio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡bebé!—. gritó—. lo ganaste.
—si, para ti sannie—. le tendiste el peluche y el lo tomó y lo abrazó con fuerza a su pecho.
—no sabía que eras buena en los dardos—. san descansaba su cabeza en el peluche que aún abrazaba.
—bueno, por tu felicidad sería buena en lo que sea.
san te devolvió el peluche junto con un tierno beso.
