Las dudas de Jihoon aumentaban, no sabía si llamar a Seungcheol, si encontrarlo casualmente en la playa era una buena idea, si necesitaba salir al centro comercial, o si quería ir a comprar al supermercado. Todo era dudas. Pero como odiaba el centro comercial, ya había ido al supermercado y no sabía donde había dejado el papel con su número, decidió ir casualmente a al playa, para encontrarse con Seungcheol, sin tener que llamarlo necesitado. ¿Era ese un plan correcto? Para Jihoon sí lo era.
El trabajo lo tenía con dolores de cabeza, era fin de semana y no tenía otra cosa que hacer más que limpiar su casa, cosa que no haría por simple flojera. Quizás había pasado una semana desde la caída al agua, Jihoon no sabía nada de el transcurso del tiempo, para él, fue ayer cuando se separó de SoonYoung, porque el dolor era el mismo. Así que sí, una semana aproximadamente pasó de ese momento tan raro para ambos chicos recién conocidos.
Salió a pie descalzo como siempre, y con los pantalones hasta un poco más arriba de la pantorrilla. Se encaminó, y se sentó en la playa, en la arena rasposa pero suave, áspera pero blandita. Sus manos se pusieron detrás de él y sus pies se enterraron en la arena, jugando un poco con esta inconscientemente. Su mirada a la lejanía, al horizonte que se ve como una franja bastante importante. Algunas sonrisas tranquilas por ver los pájaros inocentes pasar por encima de las olas que le salpicaban agua salada.
Un cuerpo, más pequeño que el de Seungcheol estaba a su lado, riendo y casi danzando. Jihoon achicó sus ojos para ver mejor y sólo sonrió al ver a la parejita que bien conocía cerca del agua. Ambos eran felices, y claramente esa imagen, lo hacía alucinar hacia el pasado. Sus imágenes claras de SoonYoung, recordando con mucha armonía la felicidad que sentía cuando ambos caminaban sobre las olas y la arena a la vez. Chocando las olas rotas y deshechas en sus pies cubiertos de arena y gozo. Esa sonrisa se desmoronó, cayendo en cuenta de la soledad en la cual se encontraba, mirando la felicidad de otros en vez de estar pasándolo bien por él mismo. Era miserable, y eso era el pensamiento constante de Jihoon.
—¡Jihoon!—Gritó una voz más grave, Jihoon dirigió su mirada seria hacia la voz que había pronunciado su nombre. Sonrió cuando la localizó, y se levantó, limpiando su lindo trasero de arena que estaba cómodamente puesta sobre el suelo. La chica que acompañaba a el mayor, estaba con una sonrisa débil pero existente. Se acercó caminando con rapidez hacia los dos cuerpos más lejanos.
—Hola...—Murmuró suave Jihoon, casi completamente acaparado su sonido con las olas que estaban a sus lados.
—¿Cómo estás?—Pronunció Seungcheol sonriente, caminando a la par de Jihoon, mientras su novia al otro extremo de Seungcheol, parecía un fantasma por la inutilidad en la conversación.
—Bien, aunque no debería estar interrumpiendo su cita por una cosa tan tonta como saludarte.—Dijo Jihoon mirando con una sonrisa débil a la chica amigable que le respondía de igual forma.—Así que será mejor que me vaya...—Terminó agregando, para luego alejarse unos pasos, que fueron pocos, por el rápido reclamo del pelinegro.
—No importa, de todas formas Hana quiere conocerte. ¿No es así?—Le dirigió la mirada a ella, viendo como asentía con gentileza.
—Hola...—Saludó tímidamente Jihoon para luego estrechar la pequeña mano de la chica.
—Me preguntaba si querías no sé, tomar una taza ahora.—Dijo Seungcheol, mirando la cara completamente neutral de Jihoon.
—Claro, si no le molesta a tu novia.—Sonrió, mientras el mayor le daba una pequeña mirada rápida a la chica, que sólo asentía.
—Vamos.—Dijeron ambos, al mismo tiempo. Jihoon comenzó a caminar hacia su casa, escuchando los pasos sobre la arena de los cuatro pies que lo seguían.
Caminaron un rato, y Jihoon se secó los pies entrando a su casa. Esta vez, todos lo siguieron, había guardado más confianza de la que acostumbra pero de todas formas los dejó entrar. La parejita se sentó en la pequeña mesa que estaba siendo rápidamente atendida por Jihoon. Llegando con tres tazas, con el mismo contenido, pero con diferentes tazas, claramente.
Comenzaron a hablar, más que todo la pareja que intrusamente llegaron a su casa. El ambiente era cálido, la casa también, y la mayoría de la conversación, era creada por tontas cosas como anécdotas en la playa de ambos. Jihoon se comenzaba a desesperar con las anécdotas en las cuales no había participado, y no las conocía. Sólo sonreía o asentía varios veces como si estuviera interesado o prestando atención.
—¿Quién es él?—Apuntó la chica con su voz chillona que estaba irritando cada segundo más a Jihoon, su mano sobre el cuadro, el cuadro que tenía con la foto de él y su ex, el ex que todavía lo atormenta cada día.
—Es mi ex.—Seungcheol palideció, mientras que Hana quedaba extrañada con la rápida respuesta de el dueño de casa. Jihoon sonrió de lado, mientras bebía de su café, escondiendo aquella sonrisa que de verdad asustaba a Seungcheol.
—¿Y por qué sigue habiendo fotos de él si ya rompieron?—Jihoon suspiró, dejando la taza sobre la mesa. Se levantó, y fue a buscar el cuadro que le había señalado. Era uno de sus cuadros favoritos. Con Jihoon sonriente, una sonrisa que hace tiempo no tenía, y SoonYoung, con un perrito en brazos, abrazados.—Se supone que no deberías de tener fotos, bueno, si fuera tú, lo habría lanzado todo al mar, porque me dolería ver cada rincón de la casa con su cara.—Apuntó a SoonYoung sobre la fotografía, Jihoon sólo asintió, como si le estuviera haciendo caso. Seungcheol en cambio, estaba mudo.
—Sí, a veces lo recuerdo. Y aunque no lo creas, fueron cinco años de relación.—Jihoon dijo sosteniendo su taza, a regañadientes.
—Wow... Eres muy encariñado con las cosas y las personas. Deberías sólo lanzarlo por la borda, te haces daño.—Jihoon se levantó, y le llevó el primer regalo, de su primer aniversario a la chica.—Sigo diciendo que es lindo, pero es pasado. Y no te conozco, pero deberías sólo dejarlo.—Seungcheol se levantó, y se llevó las tazas vacías a la cocina, como un escape de el momento tenso entre ambos.
—Es el primer regalo de nuestro primer aniversario, este el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto.—Señaló Jihoon, en un santiamén, entregándole uno por uno los regalos que ahora Jihoon aprecia más que antes.—¿Cómo piensas que voy a dejar de recordar cinco maravillosos años de mi vida? Es como si no existiera, y no es cierto.—Se cruzó de brazos, con el mentón tembloroso, siendo fuerte y guardando el llanto tras su valor.
—Sólo digo que deberías seguir adelante, dejar esta casa. No lo sé...—Murmuró la chica, tomando uno de los regalos de sus aniversarios en sus manos.
—Exacto, no lo sabes. ¡Así que por tú bien vete de mi puta casa que me recuerda a mi ex-novio! ¡Déjame vivir tranquilo y hacer lo que se me plazca! ¡Me da igual si no lo olvido, porque es mi problema!—Gritó, parándose de la silla y afirmando sus brazos sobre la mesa. Golpeando con su puño con cada fuerte exclamación la mesa víctima de cada golpe.
—Claro que no lo sé, pero sólo olvídalo y desecha todo.—Jihoon rió, mientras trataba de mirar a la chica.
—Para ti es fácil. Tu desecharás en algún momento a Seungcheol, porque sabes que tu vida sigue. No importa si Seungcheol se estanca o si no quiere seguir viviendo. No te importará si él ya no tiene ganas de vivir. No importa, porque tú sí sigues viviendo. No te dejarás abrazar por la persona que alguna vez amaste. ¡Porque ya lo tiraste a la basura!—Exclamó de los últimos, desgarrando su voz por los gritos y por el tembloroso tono.
—No sé que mierda tienes Jihoon... Ya vámonos Seungcheol.—Dijo Hana, saliendo de las primeras de la casa. Cerrando con un portazo la puerta detallada y bonita.
—Lo siento Jihoon. La próxima vez, tomamos una taza juntos.—Seungcheol suspiró y salió despidiéndose. Jihoon sólo escuchó las voces alejarse, y cuando supo que estaban muy lejos, rompió en llanto.
¿Por qué era tan difícil todo para él?
Él no era basura, a pesar de que siempre se lo dijera su cabeza.
Lloró y lloró, tratando de no caer al suelo por las fuerzas que había perdido.
Se sentó en la silla, puso sus brazos cruzados sobre la mesa. Y completamente solo, comenzó a llorar sobre la mesa.
Sin control.
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«The beach»
FanficJihoon luego de cinco años viviendo con su pareja, no se pudo arreglar más. Esa persona tan especial para él ya se había ido, lo había abandonado a él en su casa en la playa. No había forma de poder seguir esa relación que se desmoronaba. Ya desco...