—No te lo dije pero desde que me aconsejaste la otra vez, pues lo decidí, y rompí con ella...—Jihoon aflojó su brazo, haciendo que el cuerpo flojo y débil de Seungcheol cayera de lado hacia la habitación a la cual estaban llegando.
—¿¡Estás jugando conmigo cierto!? ¿¡Por qué mierda lo hiciste!?—Respiró acelerado, y tomó de nuevo a Seungcheol.—Lo siento, es sólo que, no puedo creer que siguieras mi consejo. Soy una mierda, lo siento.—Se lamentaba todo el tiempo. Seungcheol sólo reía un poco, y sonreía completamente alegre, sólo inducido por el alcohol notable en su aliento.
—Ahora estoy feliz, no me importa ella, fue una carga todo este tiempo. Tenías razón, siempre tienes razón... Gracias.—Se sentó en la cama, Jihoon le quitó los zapatos, subió sus pies a la cama. Lo arropó, y vio como se acurrucaba bien en las sábanas que estaban desordenadas pero limpias.
—Descansa, yo dormiré en el sillón.—Suspiró, y lo miró, sonriendo por la carita tierna que tenía al cerrar sus ojos y tratar de dormir.—No te muevas de acá...—Se levantó, con un suspiro liberado suavemente, abarcando el silencio de la casa. Seungcheol abrió los ojos, tomó la mano de Jihoon y la puso en su pecho.
—Quédate un rato... No puedo dormir solo todavía...—Su llanto salió disparado, la tranquilidad que antes poseía la casa, ya no existía con su sutil llanto que lo estaba poniendo nervioso. Recordaba las primeras semanas luego de romper con SoonYoung, un dolor en el pecho y un frío que no era físico, si no que era como el frío de cuando te sientes solo, sin nadie que caliente tu corazón, haciéndote sentir frío, vacío, un pedazo que hace falta para poder completar el rompecabezas que duele tanto sin esa pieza. —Por favor, por favor, quédate acá....—Lloraba, y entendía su pecho, entendía perfectamente lo que sentía. Entendía que necesitaba compañía.
Jihoon como una madre tranquila, se arrodilló en el suelo, tomando la mano de Seungcheol, se sentó a un lado, apoyando su cabeza en la mesita de noche, más que todo su espalda. Viendo la cara de el pelinegro que estaba casi completamente escondido en la almohada que le estaba dando una comodidad y protección que cualquier cosa en esos momentos.
Jihoon de a poco sentía como la mano grande de Seungcheol se aflojaba, y un leve ronquido se escuchaba, así que se alejó, se fue de la habitación, cerrando la puerta detrás de él, y sólo regresó al sofá un poco cansado. Viendo los dos vasos, la botella vacía y otra que estaba llena. Se tentó unos segundos. De hecho había perdido la cuenta de los días en los cuales había estado sobrio. Claramente él fue a una rehabilitación hace muchísimo tiempo. No sabía a donde iba su vida, y eso lo guió un poco. Desde hace un tiempo lleva sobrio y mejor que antes, aunque no sabe si se puede decir mejor.
Tomó la botella, y la dejó guardada en el mueble de su ropa, en el antiguo cajón de SoonYoung. Su sonrisa no apareció como antes en su rostro al ver algunas cosas de él viejas. Sólo las dejó ahí, junto a la botella. Fue al baño, y vio la notita, la nota que de verdad lo atormentaba. La tomó y la guardó en el mismo lugar que la botella que le desagradaba. Quizás era momento de moverse.
Se fue a su habitación, vio a Seungcheol, durmiendo plácidamente, con su boca entreabierta, sus ojos cerrados y sus manos relajadas, esta vez mirando al interior de la cama. Se tentó, y se preguntó varias veces si debía quedarse ahí, cuidándolo, o descansar en su sillón. Era una difícil decisión, pero sólo escogió de segunda, regresó a su cómodo sofá.
Prendió la televisión, y con un volumen bajo, la miraba, pero no le prestaba real atención, totalmente en otro mundo. ¿Seungcheol en serio pudo haber estado tan perdido como él alguna vez lo estuvo? ¿En serio estaba llorando como él hace años atrás? ¿Realmente ahora se encontraba igual de desamparado que él?
Nada tenía sentido, se supone que Seungcheol era la típica persona con las vidas perfectas, sin ningún tipo de error. Pero se equivocaba, quizás era porque lo conoció, porque conoció al triste Jihoon, y tanto que se le pegó la tristeza y la gran depresión que tenía. Sólo lo tocó y lo convirtió en una persona de el mismo rango.
Miserable.
Era cierto, ambos eran miserables, ambos se sentía desamparados y solos. Aunque ninguno de los dos lo admitiera. Con el exacto y mismo vacío que llenaba su corazón.
Se levantó, apagó la televisión y con un impulso, tomó la botella, se fue a su balcón preciado y sólo bebió. Sus más o menos setecientos treinta días de sobriedad se fueron por el caño. Cuando lo probó otra vez, su cara amarga era clara. Bebió unas cuantas veces más, pero sólo se levantó, echó la botella al basurero, y fue al baño. Destapó la taza, y vomitó.
Eso si que fue un golpe bajo.
Se quedó en el baño luego de eso, sentado en el suelo. Llorando, y llorando. Recordó como el tiempo pasaba, sentía como si fuera ayer cuando salía con SoonYoung a la playa. Estaba verdaderamente demacrado.
Fue a su habitación y vio el cuadro roto, vio la fecha de atrás. Faltaba poco para cumplir dos años de haber roto. Era demasiado irónico.
Devolvió el cuadro, caminó al balcón, y se sentó de nuevo, esta vez con un café en la mano. Suspiraba por la estupidez que acababa de cometer, su llanto persistía, su llanto seguía, más callado, pero existía y eso era lo doloroso. Ahora no era un sólo chico casi muriendo en la tristeza, ahora eran dos, dos idiotas que querían sólo desaparecer en la tristeza, la soledad, hundirse los dos, entrando en el mismo bucle que Jihoon le mostraría con fácil claridad. Juntos, cayendo en un vacío, en un espiral de completa desolación. A lo mejor no juntos, pero sí en el mismo lugar, uniendo sus caminos, siendo los más solos del entorno. Estaban destinados al fracaso. Eso creían.
Miraba el mar, inconsciente de su alrededor, estaba ensimismado en sí mismo, en su cabeza llena, atascada en los mismos sentimientos, en los mismos sentimientos, en los archivos de su mente que no puede borrar. No lo podía olvidar, y era cierto, no podía olvidar tantos años de un día a otro.
La diferencia era que, esto no era de un día a otro. Se iban a cumplir dos años,
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«The beach»
FanficJihoon luego de cinco años viviendo con su pareja, no se pudo arreglar más. Esa persona tan especial para él ya se había ido, lo había abandonado a él en su casa en la playa. No había forma de poder seguir esa relación que se desmoronaba. Ya desco...