«Step three...»

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Su mundo se estaba alejando de sus brazos. Su mundo pequeño pero vasto, vasto para sentirse seguro sin que ningún meteorito amenazara con su vida, con su estilo de vida. 

Se sentía seguro en su mundo, o más bien con su mundo, que no era el real, no era el cual estaba pisando todos los días, no era ese. Era el lugar donde se sentía seguro, su hogar, su hogar donde volver donde abrazar a alguien donde permanecer para ser feliz, el lugar perfecto para mirar las estrellas que en realidad estaban en sus ojos, el bosque que lo abrazaba como nada que eran sus brazos. Su mundo corría, y eso para Seungcheol, era lo más doloroso. Que su hogar dejara de existir, eso no podía ser real. 

—¡Jihoon! ¡Jihoon espera!—Estaban fuera de la casa, el menor suspiró, mientras su mano era tomada con firmeza para evitar su retirada de la casa a un destino que ambos desconocían.

—¿¡Esperar qué!?—Se dio vuelta.—¿Quieres estar en esta casa? ¿Fingiendo que somos amigos?—Seungcheol quedó confundido.

—¿Fingiendo?

—Dormir juntos, beber juntos, hablar, compartir una casa y todo menos el dinero no es de amigos, no es normal, y siento... Siento que esta casa es mejor que antes contigo, ya no quiero a SoonYoung, sólo extraño ser feliz... Y estaba volviendo a serlo, pero no puedo si todo sigue igual...—Jihoon suspiró, como si hubiera vomitado toda la información que tiene colapsada, atorada en su cabeza, como una lluvia de cosas que tenía retenidas detrás de la lengua. Era algo que necesitaba soltar.

—¿O sea que ya lo olvidaste?—Jihoon rió un poco, aliviando el ambiente que ambos sentían denso.

—No del todo, pero sé que tengo que moverme y crear una vida nueva. Empezar de cero.—Ambos asintieron, y Jihoon lo miró con los ojos aguados otra vez. 

Seungcheol abrió sus labios, buscando algo que decir, incluso se acercó más a el pequeño, pero este sólo se fue al interior de la casa otra vez. Dejó la puerta abierta y se fue a el sillón. El pelinegro se quedó, con las palabras en la boca. Una fáciles palabras como para hacerle saber que estaba a su disposición.

Pero se quedó callado, se tragó sus palabras, con un nudo en la garganta, un poco fuerte que sólo hizo una sonrisa para fingirlo. Vio como el pequeño estaba en el sofá ya tirado, ignorándolo y volviendo a la habitación. 

Se acostó e intentó dormir. 

En cambio Jihoon, como antes, durmió en el sofá, indispuesto a pasar otra noche con Seungcheol, ya que, se sentía confundido consigo mismo. Según él era mejor enfriar las cosas. Sólo dejarlo ahí, hasta que en realidad supiera lo que estaba haciendo, lo que estaba logrando. 

Se sentía solo sobre la tela del sofá, mirando la tele apagada, estaba completamente inmóvil, viendo su propio reflejo sobre la pantalla negra. Se sentía desolado, como si hubiese sido exiliado de su hogar. ¿Era cierto que el mayor era su hogar?

Jihoon dudaba, pero de todas formas sabía que era cierto, muy en el fondo de él. Se levantó, ordenó un poco el sofá, y fue con Seungcheol. 

Entró, viendo el cuerpo de lado de Seungcheol, estaba tranquilo mirando por la ventana, hacia el lado que antes Jihoon ocupaba. Mirando la nada, o quizás en verdad miraba por la ventana. Jihoon a pie descalzo casi sin inmutar a Seungcheol, si no fuera por el piso de madera que crujía en la noche silenciosa y taciturna. 

—¿Qué quieres ahora?—Dijo el pelinegro suspirando somnoliento, mientras el cuerpo de Jihoon meneaba la cómoda cama por haber subido con un saltito.—No tuviste suficiente...—Sonrió de lado con los ojos cerrados.

—No puedo dormir sin ti...—Se tapó y luego se acercó un poco a Seungcheol.—¿Qué somos? Porque claramente no somos amigos...—Tomó la mano de Seungcheol, que se encontraba ansiosa de el calor de la mano de el rubio. 

—Somos el mundo del otro para superar todo, y empezar de nuevo...—Sonrió abriendo sus ojos grandes, mostrando sus pestañas largas y perfectas, tan perfectas que llamaban demasiado la atención de Jihoon.—Eres ahora mi mundo...—Apretó su mano, tragando saliva un poco nervioso por la respuesta del pequeño, que de a poco formaba una sonrisa tonta.

—Quizás eres más que eso para mi...—Sonrió, y se acercó un poco a Seungcheol, casi compartiendo la misma almohada, sus rostros más cercas que nunca, sintiendo como sus respiraciones se volvían más coordinadas y relajadas, como si estuvieran buscando la sincronía perfecta entre ambos. Sus ojos mirándose, viendo los colores a profundidad. Jihoon sonrió, pasó una mano por la mejilla del contrario, la cual hizo que su pecho colapsara entre adrenalina y emoción. Relamió sus labios con nerviosismo, bajando su mirada por casualidad hacia los labios de Jihoon, este lo notó, y sonrió.

Por alguna razón eso no era raro para ambos, quizás, su cariño estaba escondido, y tenían que descubrirlo. Quizás sólo están buscándolo sólo para no sentirse solos, a pesar de que no era lo que querían, quizás sus relaciones pasadas no eran nada si no que era ahora el momento perfecto de sus vidas. Todo era el momento adecuado, ambos habían caído, pero se levantarían juntos, aunque sea ahora.

—Ya no sé quien es SoonYoung, sólo sé que fue alguien en el pasado. Ya no sé con certeza quien es...—Susurró, por la cercanía del rostro de Seungcheol con el suyo.—Sólo sé que quiero estar acá, y no con él...—Susurró, mientras volvía a su lugar en la cama. 

Seungcheol estaba satisfecho, ver el rostro a esa cercanía con Jihoon, fue como ver millones de ángeles llegando frente a él. Era hermoso, no lo podía admitir. Se sentía raro el saber que su corazón se aceleraba por una persona tan delicada como Jihoon, pero que sobre todo, sea un hombre. Era nuevo para él, pero no le decía que debía esperar. Era claro que estaba abierto a las posibilidades, estaba abierto a tener nuevas chances y relaciones, a pesar de que no sea una chica linda que de adolescente soñaba, eso era falso, él quería a alguien a quien amar y que lo amara. 

Menudo lío que tenía en la cabeza. Y todo ese lío, por sólo ver la carita linda de Jihoon sobre él, casi rozando sus narices que tanto atraían la mirada de el pelinegro. 

Sus ojos se cruzaron, y por el cansancio, las emociones juntas, las miradas locas que hacían enloquecer todo, sólo cerraron sus ojos, sus manos de todas formas unidas, sus cuerpos relajados. 

Suspiraron y sus manos se aflojaron, indicando un sueño plácido y suave, cosa que por separado no podían lograr.






🌊


¡Hola! Estuve un poco bloqueada con este capítulo, así que perdón por todo, pero la verdad, me siento mal cuando no estoy escribiendo. Espero que disfruten este capítulo aunque esté un poco "pobre". 

Eso, muchas gracias por todo.

¡Nos vemos!



«The beach»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora