~M~
Volví a casa en cuanto perdí al chico de lindos ojos verde esmeralda, si, había llegado a la conclusión que sus ojos eran de un color esmeralda.
Caminaba lentamente cubriéndome el rostro mientras me regañaba mentalmente. Ésta definitivamente no era yo. La chica impulsiva, agresiva y valiente que solía ser había desaparecido y una nueva Mérida había aparecido, una completamente opuesta.
Sabía que no era mi problema, y no debería meterme en tales asuntos con esa gente... pero esa gente es mi pueblo, y si alguna vez tengo oportunidad de ayudar, ayudo...
Basta.
Si, estaba molesta e increíblemente sorprendida conmigo misma pero tenía que dejarlo ir. Tal vez era una situación nueva a la que me enfrentaba. Ó tal vez fue su mirada la que me hizo actuar de esa manera, esa mirada que decía que no se rendiría, no les daría o pagaría lo que les debía, que no tenía miedo.
Llegué a casa para la hora de la comida, pero no apetecía nada así que me dirigí a los establos para charlar un rato con Angus, mi caballo y mi amigo.
Pasaron las horas rápidamente, me había encargado de cepillar el cabello de Angus y dejarle más avena.
-Princesa- llamó Sophi sorprendida. Me encontraba recargada en el lomo de Angus, al escuchar a Sophi me levanté en seguida y limpié el heno que se había quedado pegado a mi vestido.
-¿Si, Sophi?- respondí tranquilamente.
-N-no creí que estuviera aquí- me miró todavía sorprendida- me refiero, a que creí que seguía afuera, disfrutando de su día.
-Lo sigo disfrutando, solo que aquí con Angus- le contesté sin tomarle mucha importancia- Sólo no le digas a mi madre que estaba aquí acostada- le advertí con una pequeña sonrisa.
-No diré nada, princesa- Sophi asintió varias veces antes de volver a hablar- Por cierto, la cena ya está lista, por si quiere cenar algo. Su familia está disfrutando un banquete.
-Gracias, Sophi. En unos minutos estaré ahí- contesté con una cortés sonrisa. Sophi asintió nuevamente y se retiró.
Me despedí de Angus y me dirigí al gran comedor, que estaba situado en el primer piso del palacio. Era una mesa cuadrangular muy larga, donde cabían hasta veinte personas. La mesa y sillas eran de mármol puro con detalles muy bien esculpidos en las orillas y esquinas de las sillas y mesa. Estaba alumbrado por luces muy brillantes color fuego en las esquinas.
Y ahí yacía mi familia. Mi padre, Fergus estaba en un extremo de la mesa devorando lo que parecía una pierna de no sé qué animal mientras felizmente les contaba la historia de cómo venció al oso más temido a mis tres hermanos menores: Hamish, Hubert y Harris. Quienes estaban atentos a la historia de mi padre, que incluso repetían frases y ademanes que él hacia. Mi madre por su parte se encontraba al otro extremo de la mesa, de manera que viera a mi padre de frente y a su lado derecho a mis hermanos. Ella no estaba interesada por la historia de padre, claramente. Estaba entretenida leyendo algunas cartas que le habían llegado.
-Buenas noches familia- saludé alegremente mientras tomaba asiento al lado derecho de mi padre.
-Buenas noches querida- contestó mi padre alegremente.
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Mericcup:¿Me amas?
RomanceEl amor no elige personas, elige corazones. La princesa Mérida Dumbroch está obligada a casarse con un príncipe heredero de otras tierras para formar alianzas. Pero ella todavía no está lista, ella solo quiere ser libre, cabalgar en el bosque tiran...