~M~
Mi madre sacaba humo por las orejas. No había dicho palabra alguna hasta llegar a una de las muchas habitaciones del castillo y durante el transcurso del viaje formulé mil razones para explicar lo que hice.
-Nos humillaste allá fuera- habló ni madre cerrando la puerta detrás de su espalda.
-Sólo cumplí los requisitos para concursar- hablé serenamente, no quería hacerla enojar más.
-No tienes idea de lo que estás diciendo. ¿A caso quieres crear una guerra por tu insolencia?- aumentó el tono de su voz, se estaba conteniendo.
-¿Mi insolencia?- pregunté incrédula- Yo te dejé muy en claro que no quería casarme, en múltiples ocaciones. Quien hizo una insolencia fuiste tú al traer a aquellos reyes aquí sin mi consentimiento.
-Vas a volver a empezar con ese tema. Mérida, eres una princesa...- rodeé los ojos incapaz de escuchar nuevamente su sermón. ¿Qué esperaba que más hiciera para que entienda que aún no estoy lista? ¿Qué acaso no le había dejado en claro, a todos, que no quería comprometerme? Estaba realmente irritada por toda esta situación y sabia
que esta discusión no haría nada más que echarle leña al fuego. Era hora de terminar con esto- así que me acompañaras a anunciar al ganador.-No. Mamá, ¿es que acaso no lo ves? ¡No quiero casarme! ¡No estoy lista! Siempre me estás diciendo que debo de hacer, cómo debo comportarme. Dándome órdenes y órdenes para ser una reina como tú. Pero jamás escuchas lo que yo quiero. No sabes cuáles son mis deseos, mis aspiraciones, ¡los planes que tengo para mi vida! Quiero mi libertad, mamá. Quiero enamorarme de alguien a quien conozca. Quiero casarme por amor y no por negocios. No quiero ser vista como un objeto. Quiero conocer el pueblo que dirigiré. Ver sus necesidades y esperanzas... Pero eso a ti no te importa.
Mi madre me miro sin ninguna emoción, mostraba su cara seria. Yo no sabía que esperar, había dicho una de las miles de cosas que he querido decirle. Anhelaba que estuviera repasando con detalle lo que acaba de revelar y lo tomara en consideración para parar todo este desastre.
-Todo fue culpa mía, sabía que no debía dejarte hacer esas cosas que no
son apropiadas de una dama- murmuró sin apartar la vista de mi. Sentí un vuelco en el corazón al escuchar aquello y sabía que lo peor apenas venía.Mi madre se acercó a mí y de un rápido movimiento quitó mi arco de mi espalda y pude ver sus ojos coléricos.
-¡Eres una princesa y dejaras de comportarte como una salvaje!
Mi madre me gritó mientras arrojaba el arco al fuego. Mis ojos se inundaron de lágrimas que no me permití derramar mi corazón se hizo trizas al ver el regalo que mi padre me había dado hace un par de años atrás. Cubrí mi boca con mis manos para no dejar escapar sollozos y me dirigí a la puerta para salir a buscar a Angus.
Tenía que salir de ahí. Mi cabeza no pensaba con claridad estaba aturdida por lo que acaba de suceder. No me había fijado hacia dónde me llevaba Angus, solo esperaba que fuera lo suficientemente lejos de aquel lugar para poder llorar en paz.
~H~
Habían pasado dos días desde que mi padre había estado "trabajando" con Bocón y conmigo y sinceramente no sabía cómo describirlo. Era gracioso como Bocón hacia corajes por la torpeza de mi padre, ya que al ser un hombre alto y falta de experiencia tiraba todas las cosas y por ende era más difícil que alguna persona se interesara por nuestro trabajo artesanal. Y por otro lado estaba preocupado puesto que mi padre en vez de ayudar solo empeoraba la situación pues desde hace dos días no he probado bocado alguno y Bocón no era muy paciente. Y mi padre mucho menos. Sabía que en cualquier momento Bocón le gritará a mi padre que se busque un trabajo y nos dejara en paz.
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Mericcup:¿Me amas?
RomanceEl amor no elige personas, elige corazones. La princesa Mérida Dumbroch está obligada a casarse con un príncipe heredero de otras tierras para formar alianzas. Pero ella todavía no está lista, ella solo quiere ser libre, cabalgar en el bosque tiran...