Capítulo 4

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~H~

Me quedé en estado de shock, intentando procesar lo más rápido la noticia que mi padre me estaba dando.

Lo habían despedido. Y la culpa comenzaba a invadirme, si tan sólo le hubiera pagado a Patán, si tan sólo hubiera tenido aquella cantidad de dinero, no lo hubieran despedido.

-Se que no son buenas noticias, fue un recorte de personal, ya sabía que me
despedirían.

Y entonces la furia entró en mi interior.
No importaba si le pagaba o no a Patán, ya estaba decidido que despedirían a mi papá.

-Buscaré trabajo mañana. En la tarde iré a la herrería a ayudarlos a ti y a Bocón, no tienes nada de qué preocuparte. Sólo quería que lo supieras, pero estaremos bien, vamos a estar bien, hijo.

No sé en qué momento la distancia entre mi padre y yo se redujo a tal grado que alcanzó a abrazarme. Tardé un poco en devolverle aquel acto de cariño, y no porque no quisiera o no me gustara abrazar a mi padre si no que estaba digiriendo todo lo que acaba de decir.

-M-mañana vendrán otros reinos aliados con Dumbroch para el compromiso de la princesa, ó eso escuchó Bocón. Y eso significa que vendrá mucho turista y que tenemos que vender lo más que podamos cerca del muelle donde desembarcan los barcos... P-podrías ayudarnos a vender- hablé por fin, recordando lo que Bocón me había dicho y lo que mi padre acababa de comunicarme.

-Me parece una gran idea- sonrió, rompiendo el abrazo- sólo será hasta que consiga un trabajo fijo.

-S-si lo sé, no hay problema.

-Bien entonces, ¿tienes hambre? Junté algo extra y me alcanzó para comprar dos panes de dulce y un chocolate caliente.

Mi estómago al escuchar eso rugió fuertemente, no había comido nada más que la mitad del pescado de la mañana.

-Claro, me encantaría- sonreí, podría pasar una noche con mi padre después de tantos años- Pero ah, déjame voy a cambiarme, es que tengo algo de frío y, y tengo ropa un poco más caliente en mi cuarto, no tardo.

Mi padre me miro algo confuso pero aceptó en lo que preparaba la mesa. Fui corriendo a mi habitación, recordando que traía la ropa rota y llena de carbón, sudor y sangre. Cambié mis prendas por un pantalón azul oscuro y una camisa del mismo color, era sin duda un poco más caliente que mi ropa anterior.

Bajé las escaleras y me dispuse a tener una buena cena con mi padre. Platicando de cosas tribales durante varias horas hasta que el cansancio invadió nuestros cuerpos y ambos fuimos a nuestros despectivos cuartos a descansar. Soñando con aquella misteriosa chica de ojos azul turquesa.

~M~
El sol comenzaba a salir y mi madre ya estaba despierta y lista para el "gran día". Como era de costumbre, entró sin mi consentimiento a mi habitación y abrió de golpe las cortinas que impedían que el sol entrase.

-Mérida ya es hora de levantarse. Una princesa se levanta con el sol- solté un gruñido al escuchar su típica frase y me tapé la cara con mis cobijas intentando conciliar nuevamente el sueño.

-Mérida una princesa no gruñe, anda ya, levántate que en pocas horas nuestros queridos amigos estarán pisando Dumbroch.- mi madre se deshizo de mis cobijas sin dejarme con otra opción que levantarme con una mala cara.

-Mérida las princesas no fruncen el ceño, se te harán arrugas muy pronto si te levantas con esa cara- parloteaba mi madre mientras buscaba el vestido adecuado para la situación. Tenía unas inmensas ganas que arrancarle la cabeza, apenas eran las siete de la mañana y ya estaba sacándome de quicio.

Mi madre eligió un vestido azul celeste muy ceñido al cuerpo haciendo resaltar mis atributos, cosa que detestaba puesto que mientras más ceñido era, más apretado era hasta el punto de no poder moverme con facilidad y respirar era cada vez más difícil. Odiaba este vestido.

Mi cabello fue lo más tardado, lo desenredaron por completo y luego lo peinaron en caireles. Era una persona diferente cuando estuve lista y frente al espejo.

Mi madre estaba orgullosa por el trabajo de Moddy y Sophi.

-Te ves hermosa, querida- mi madre se acercó a mí poniéndome como toque final un collar familiar para que no se viera solo la parte de mi pecho, y mi tiara- te ves como una verdadera princesa- ¿a que se refería con eso? No es como si me gustara traer vestidos llamativos como este que en la parte del corsé traía piedras transparente dándole un toque de agua cristalina y la falda estaba en ondas, o que me gustara traer tanta pierda fina en mis manos cuello y orejas que costaban montones de dinero mientras que otras personas no tienen nada. Valla burla la que les hacemos a aquellas personas.

>>¿Porque tanto interés ahora por gente de un bajo nivel económico?<<

Ignoré a mi subconsciente y me miré por última vez al espejo. Sin duda estaba hermosa, creo que tenía que admitirlo. Pero sabía que está no era yo. Traía capas de maquillaje, estaba perfumada y traía zapatillas de cristal Parecía una princesa perfecta. Una Mérida perfecta. Una persona que no existe.

Mericcup:¿Me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora