Prólogo

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Narrador:
Esta historia comienza en el mundo de Heicelhaf, un mundo lleno de magia, castillos, caballeros y muchas otras criaturas que solo vivirían en cuentos de fantasía.

Dentro de un enorme castillo, en el salón del trono, se encontraba un joven de unos 20 años, este se encontraba arrodillado con grilletes y cadenas, su ropas no eran mas que harapos andrajosos.

Frente a este, se encontraba un viejo rey, su cabello era corto y canoso, tenia una barba que le llegaba apenas al pecho, su ropa era una túnica larga de un color azul marino, junto a una playera algo olgada del mismo color y un pantalón que hacia juego con lo demás.

En su cabeza había una corona incrustada con joyas, las cuales hacían que la corona brillase un poco mas y opacara los ojos del rey, los cuales ya no veían como antes.

-Comenzaremos con el juicio de Aaron Blackwell, ex caballero del reino.

Una voz resonaba en aquella sala enorme llena de vidrales, la voz provenía de un señor de unos 35 años, este usaba una armadura de cuerpo completo de un color negro, en los hombros de la armadura resaltaban tres picos, su tes era bronceada y en su cara se enmarcaba una barba de candado.

Aquel joven encadenado volteaba su mirada hacia aquel sujeto y en seguida la regresaba hacia el rey, el cual se levantaba de su trono y se acercaba de manera lenta y firme hasta quedar frente al enjuiciado.

~Se te acusa de traicionar a tu reino y el uso de magia oscura, por estos actos, seras exiliado del reino, seras despojado de tu armadura, lo único que tendrás sera tu espada y tu cargo de caballero sera revocado.

La gente del pueblo comenzaba a hablar en voz baja mientras el veredicto del rey era dado de manera pública gracias a su magia.

Tras aquello, las cadenas del caballero fueron retiradas y le entregaban su espada, el rey por su parte, se volvía a sentar en su trono, mientras que aquel caballero de brillante armadura oscura lo sacaba del palacio y lo llevaba a las afueras del muro del reino.

-Ahora largate y no vuelvas, no eres bienvenido a este reino y a ningún otro, si te vuelvo a ver, yo mismo te cortaré la cabeza.

Aquel oscuro caballero miraba al joven de una manera fría y desalmada, este desenfundaba su espada y esta se encendía en unas llamas de color azul marino.

Aquel joven andrajoso se daba media vuelta y comenzaba a caminar, dejando atrás al reino que antes era su hogar sin decir ni una sola palabra.

Pasaron años desde aquello, y poco a poco una guerra entre los humanos y las criaturas se desato, gracias a eso, la mayoría de caballeros morían o se corrompían y se volvían sirvientes de demonios o dioses que querían gobernar a todos.

Gracias a esto, el mundo cayo en un gran caos y ahora, solo los caballeros mas fuertes son los únicos que podrán detener esta guerra.

El Último Caballero RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora