Mi madre persuadió a Eatan de que le daría un regalo especial si dejaba de llorar. No fue muy difícil de convencer. Y aquí estamos los dos, sentados en el suelo de la sala, intrigados por su repentina forma de actuar.
Nos dijo que la esperáramos sin movernos de la sala. Eatan ya se veía muy tranquilo, no le quedaba ninguna lágrima, pero noté que movía demasiado los brazos, estaba tan impaciente por recibir el regalo que le prometieron que no era capaz de quedarse quieto. En otro momento me hubiera impacientado de sus movimientos aleatorios, lo callaría enojado, o me iría a otra parte de la casa. Sin embargo estaba tan inmiscuido en mis pensamientos, que por un instante mi hermano pasó a ser invisible. Trataba de traer a mi memoria todos los recuerdos que tuviera de mis primeros años de vida, y todo lo que al mismo tiempo recordara de mi padre. Tal vez fue por el poco tiempo que le dediqué a pensarlo antes de que regresara nuestra madre cargando una enorme caja, pero no logré recordar nada.
-Bueno chicos, antes de abrir este cofre de los tesoros, les mostraré algo–dejo la caja recargada sobre la mesa esquinera y se sentó junto a nosotros. En las manos tenía un grisáceo y empolvado álbum familiar- ¿Oliver, recordaste algo sobre tú padre? –Negué con la cabeza, y me sentí un poco triste por eso- Eso pensé. Estaban muy pequeños en ese entonces. Tú tenías tres años –me señaló- y tú estabas recién nacido. La verdad si me sorprendería un poco que lo recordaran.
-¿Recordar qué?- preguntó Eatan despreocupado.
-Cualquier cosa de lo que hay en este álbum, o de lo que sucedió después.- respondió ella
Y lo abrió en la primera página. Tanto Eatan como yo nos sorprendimos. Había varias fotos cuadradas con un tono amarillento y otras tantas en blanco y negro. Logré distinguir el rostro de mi madre en uno de los pictogramas amarillos, era ella, estaba seguro, pero su apariencia era un poco diferente, la sonrisa intacta que mostraba en la foto continuaba igual, solo que ahora la acompañaban algunas líneas marcadas bajo los ojos y unos cuantos kilos de más, fuera de eso seguía siendo la misma mujer jovial. Junto a ella estaba un hombre esbelto de pelo muy alborotado. Y sobre sus brazos se encontraba un bebé envuelto en cobijas. Con la mirada cristalina de los ojos, me indicó que ese era yo de recién nacido. Y por lo tanto ese hombre era mi padre. Sentí un nudo en la garganta, en el estomago, y en cada parte de mi cuerpo. En ese momento no se si me sentía feliz, triste, melancólico o emocionado, pero procuraba parpadear lo menos posible para no perder ningún detalle.
Sin decir palabra continuó mostrándonos cada página del álbum, les daba vuelta de forma silenciosa, y durante unos minutos las dejaba intactas para que pudiéramos ver el total de imágenes de cada hoja. Luego continuaba con la siguiente página, y volvía a hacer lo mismo.
Era curioso ver como cada una de los retratos parecía contar una historia diferente, y con las ganas que repentinamente me surgieron de saber todo sobre mi padre, veía cada imagen con la avaricia de sacar toda la información que pudiera. Conocer lo que conoció, ver lo que vio, y así lograr formarme la imagen más exacta posible sobre él.
Habíamos pasado más de cien fotos en el álbum, aunque después de varias páginas de verlo me percate de que en la mayoría de las fotos salía mi padre, siempre sonriente y acompañado por gente diferente, además de que salía igual en todas las imágenes y de que nunca abandonaba el centro de la toma, como si supiera que de esa forma saldría bien. De la misma forma, las personas que lo acompañaban procuraban estar cerca de él, algunos incluso lo abrasaban.
-¿Quiénes son todos ellos?- Pregunté
-El de en medio es su papá. Pero todos los demás no lo se. Digamos que solo son algunos de los admiradores de tú padre.
-¿Admiradores?- Cuestionó Eatan.
-¿A que te refieres? – Dije yo
- A eso justamente. Su papá era una persona un poco famosa.
Apenas terminó de decir esa frase, cuando al dar la vuelta a la siguiente pagina apareció una foto en la que únicamente aparecía mi papá; solo que esta vez no vestía ropa casual, si no que traía puesto el inconfundible uniforme de un jugador de beisbol. Al ver esa foto yo y mi hermano no pudimos esconder nuestra sorpresa, y al mismo tiempo gritamos Woooow ¿Ese es mi papá? Mi madre sonrió y asintió con la cabeza.
Junto a esa foto estaba otra que también llamo mi atención, era muy similar a la de la primera pagina, pero yo estaba de pie agarrando la mano de mi padre, mientras que mi madre se apoyaba sobre los hombros de él. Esta vez luciendo una enorme y circundante barriga. Atrás de ellos, se alcanzaba a ver la amplia fachada de una casa, que si no fuera por el velo amarillento de la imagen, sería tan blanca como el marfil.
Está fotografía resaltaba de las otras, y entendí solo con haberla visto una vez porque estaba en la última página del álbum. Primero que nada, el hecho de ver una foto en la que apareciera toda mi familia biológica, era por si solo un gran impacto, pero ya poniéndole más atención. Era la única foto que no había sido tomada en un formato pequeño, estaba muy marcada la diferencia de colores (por muy pardos que fueran por la tecnología de la época) y la calidad de la imagen. Esa fotografía había sido tomada por un experto, mientras que las otras fueron fotos de alguna cámara desechable. Además está no estaba tomada dentro o cerca de algún recinto deportivo. Que apareciera la casa era uno de los objetivos del fotógrafo.
-¿Y esa casa mamá? – pregunté sabiendo que tenía alguna importancia especial.
-Esa casa fue nuestro primer hogar como familia –sonrió de la misma forma que en la fotografía y le brillaron los ojos- En realidad era de una tía de su papá, pero nos la prestó por un tiempo. Mientras duraba mi embarazo –el brillo se perdió con ese comentario-, y en lo que buscábamos una casa propia.- terminó de decir.
-¿Y porque ya no vivimos ahí? – cuestionó Eatan con la misma naturalidad que la vez anterior.
Mi madre no lloró, pero noté como se le enrojecieron los ojos. Dejo el álbum cerrado sobre la mesa y se perdió en el pasillo por un momento. Regresó con el pelo recogido y la cara aun fresca por el agua.
-Les mostré primero el álbum para que conocieran de vista rápida a su padre. Y así poder contarles la historia y que sepan bien a quien me refiero. Pero antes que nada, se que aun no saben su nombre, y que en todos estos años no les había mencionado nada sobre él. Créanme que todo fue por una razón. Si todo esto les hace sentir molestias o enojo hacía mi, se que son fundamentadas, ya que se trata nada mas y nada menos que de su propio padre; si es así espero que me puedan perdonar algún día. Y si están dispuestos a escuchar está historia, les pido que lo hagan con toda su atención.
Mi hermano y yo asentimos con la cabeza, no respondimos nada, solo enderezamos la espalda. Sabíamos que sería una plática de toda la tarde.
"Bueno. ¿Cómo iniciar? –Se frotó las manos y después las recargo sobre la cintura mientras veía hacía el techo, luego nos miró a los ojos y se volvió a sentar sobre el sillón- Su padre se llama Roberto Adrian Estrada Hernández.

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Pitch
AksiLa fama y el dinero no son suficiente placebo cuando tú mente está llena de ira. Aveces lo mejor es dejar todo, y entregarte por completo a la venganza.