❝General Lee❞ ➳『•MinSung•』

1: ❝Ingreso❞

JiSung bajó del autobús con un suspiro resignado, tomó su pequeño bolso de mano y se formó con los demás.

Su padre lo había enviado al ejército, o más bien a una escuela militar en donde lo enseñaban a ser más hombre, irónico porque a penas llegó el olor masculino se adentró en sus fosas nasales como un torbellino, haciéndolo encogerse y suspirar, mirando alrededor para percatarse de que, efectivamente estaba rodeado de hombres, negó con la cabeza suprimiendo sus instintos de querer pavonearse, cuando la columna avanzó, y él estaba por dar un paso alguien lo empujó por detrás.

—¡OH! Lo siento, alguien me empujó también. —Se disculpó un chico, JiSung lo estudió, era chiquito, demasiado y tenía una cara de bebé que no se la quitaba ni siquiera el pelillo que le estaba creciendo como barba, JiSung hubiese creído que el chico tenía diecisiete años de no ser porque en el ejército entraban a partir de los veinte.

—No te preocupes. —Dijo sin subir la mirada, confundido en si tratarlo con respeto o no pues no sabía si era mayor.

—¿Oh? ¿Estás bien?—Preguntó bajando su carita para poder observar la de JiSung, el castaño se encogió más, buscando de alguna forma volver invisibles los golpes que habían en su cara.

—Si. —Dijo de forma escueta y se giró para continuar con la fila.

JiSung odiaba esperar, y más si lo que seguía después de la espera no iba a gustarle, suspiró observando el número en la pequeña placa de metal 625, quien diría que ese sería el número que lo condenaría. En otra fila más, JiSung observó a un hombre de cabellos negros y uniforme subir a una plataforma con un megáfono.

—¡Al escuchar su número den un paso al frente!—Dijo con voz cruda haciendo que los vellos de su nuca se crisparan. JiSung vio como lentamente se iba vaciando el lugar, el chico que lo había empujado fue llamado y JiSung lo observó, era pequeño, como un gatito en una jaula de tigres, sintió el deseo de protegerlo.

Protegerlo como nadie lo había protegido a él.

Cuando su número fue gritado, caminó dando una mirada al hombre, siguió a un oficial, comandante, ni siquiera sabía como llamarlos, se bajó más la vicera de la gorra buscando cubrir su magullado rostro, se la había puesto hace pocos minutos pues no dejaban de mirarlo, de juzgarlo, de hablar sobre él. 

El hombre lo guió hasta otra habitación, un cuarto bastante pequeño en donde había cuatro camas, literas, le dijo que esta sería su habitación, que se preparara pues el general iría a conocer a los reclutas. JiSung tomó la cama del final y simplemente dejó su bolso sobre la de arriba reclamándola como suya, escuchó pasos y se tensó enseguida mirando hacia la puerta. El menudo chico que había ‘conocido’ antes estaba ahí, mirando las camas sin percatarse de su presencia.

—Oh. —Dijo cuando lo vio. —¡Hola de nuevo!—Saludó, JiSung no entendía por qué estaba tan feliz.

—Hola... —Saludó mirando al rededor, como llegaban sus otros compañeros.

—Soy SeungMin ¿Cómo te llamas?—Preguntó sonriente.

—Um, JiSung. —Respondió el castaño dudoso.

—¿Eres un Hyung? Tengo veintitrés.

—Uh, también yo. 

—¡Es muy bueno! ¿Puedo llamarte JiSung-ssi? Ya que no debo usar el honorifico, espero que seamos amigos. —Dijo con una sonrisa tan cautivadora que JiSung se sintió aturdido, el chico, SeungMin, sin duda era precioso, pero no como le gustan a JiSung. SeungMin era bonito, tierno, se podría confundir con un niño, a JiSung le gustaban los fornidos, altos y duros desgraciadamente la mayoría eran heterosexuales así que JiSung los veía como un fruto prohibido.

En la formación para conocer al general, JiSung observó a sus compañeros, o a los “reclutas” y automáticamente se sintió fuera de lugar y desprotegido, el hombre anterior estaba al lado de una puerta, y JiSung se dio cuenta que lucía endemoniadamente sexy en ese uniforme

Aunque bueno, cuando las puertas se abrieron y el aclamado general entro por ellas, JiSung no volvió a mirar a otro sujeto en ese lugar.

A nadie más que no fuera el general.