5: ❝Quiero que se ahogue con la comida para darle reanimación❞

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—No puedo creer que te haya castigado poniéndote en la cocina. —Habló el pelirrojo mientras veía a un malhumorado JiSung acomodar su cabello en la fea red que se tenía que poner en la cabeza.

—Parece que no le gusta cuando alguien se pone a su nivel. —Farfulló JiSung y se amarró el delantal con fastidio.

—Ugh, ahora tendré que comer solo, me sentaré cerca. —Dijo SeungMin y el castaño sonrió con ternura, sus ganas de protegerlo aún presentes, le asintió y le señaló la mesa. Un hombre de color se puso a su lado y le entregó a JiSung una enorme y pesada olla con un líquido verde.

—Porciones justas, nadie debe quedarse sin comer, que te diviertas. —Dice con sorna y se aleja del castaño quien mira la olla con asco.

Ni por los mil infiernos comerá eso.

Ya estaba acostumbrado a no comer, así que no sería molestia.

Los reclutas llegan con caras de cansancio y toman una bandeja, haciendo una enorme fila, JiSung toma un cucharón plateado y comienza a servir lo más rápido que puede aquél vomito de perro, cuando va por al menos el recluta número veinte, se detiene.

—Vaya con un recluta tan bonito si me gustaría venir a la cafetería todos los días. —Habla una voz grave, JiSung levanta la vista y se encuentra con unos ojos azabache. —Soy SeJoon, lindura, ¿Cómo te llamas?

—Fuera de tu alcance. —Responde JiSung y le hace un movimiento con el cucharón para que avance ¿Qué él no era el único homosexual ahí? El que tenía por nombre SeJoon, sonrío.

—¿Sabes? Tú y yo podríamos divertirnos bastante, mi habitación es la número once, si gustas.

—No gusto. —Responde y vuelve a hacer la ceña con el cucharón—Estás atrasando la fila.

SeJoon lo miró con un brillo malicioso y avanzó hasta sentarse en una de las mesas apartadas, JiSung regresó a su labor, si quiera preocuparse de que estaba echando demasiado vómito de perro en los platos.

—¡Muy bien, escuchen!—Habla la voz del general, JiSung lo mira, Jesús ¿Cómo es que es tan sexy? ¿Por qué se ve tan malditamente bien en uniforme? Nada de eso quita que sea un idiota pero vamos, es un increíble partido si no fuera un machista heterosexual. —Todos los viernes serán entregados los paquetes y pedidos que sus familiares envíen ¡No un día antes! Así que si su abuelita decide enviarles kimchi un domingo no les será entregado hasta el lunes, están avisados. —Dice y luego camina hasta donde JiSung, tomando una bandeja y acercándose, JiSung sumerge la cuchara y la echa de mala gana en el plato.

—Espero que sea suficiente para su apetito, General. —Escupe y el azabache sonríe ladino, su mandíbula apretada y las ganas de hacerlo sufrir en el campo están a flor de piel.

—No me hagas ponerte a lavar platos. —Dice y se retira, y su espalda luce tan sexy enmarcando sus músculos que JiSung de repente quiere que se ahogue para darle reanimación, sacude la cabeza borrando aquellas fantasías, aunque es inevitable, el hombre está que arde y JiSung tiene cierta debilidad por los músculos así que se permite admirar un poco más al general.

Pero todo se esfuma cuando todos terminan de comer y el general le indica a Alex, el hombre de color que es cocinero, que se retire pues JiSung se encargará de todo, y el castaño absolutamente quiere matarlo arrepintiéndose de no haber escupido en el vómito de perro anteriormente. Lo mira con todo el odio que puede y espera que si hay un Dios le de un jodido castigo a ese hombre, que se le caiga un diente o algo. Se despide con un 'que te diviertas y lo deja en la cocina, solo y con una docena de platos para lavar y un piso que limpiar.

JiSung suspira a eso de las dos de la mañana, el campamento se escucha solitario y el estómago del castaño está apretándose por no haber ingerido ningún alimento en todo el día, termina de lavar el piso y se sienta en él con cansancio, mirando a los alrededores esperando encontrar algo que le sirva para alimentarse, está apunto de darle un mordizco a una zanahoria cuando escucha susurros, levanta la vista, y ve con incertidumbre que hay un montón de hombres en la puerta, cuando está por salir a ver qué sucede es empujado por el idiota de ojos azabaches, JiSung se queja.

—¿Qué demonios?—Pregunta y se levanta enfrentando a SeJoon quien al parecer se había escapado de su habitación.

—Me quedé esperándote. —Dice con voz suave, JiSung frunce el ceño.

—Creí haberte dicho que no me interesa en lo absoluto tú o tu habitación. —Escupe y SeJoon se ríe malicioso y mira hacia atrás haciendo una ceña a los que JiSung deduce son sus complices, y cuando está por reclamar siente su mejilla escocer, pues SeJoon le ha plantado una cachetada.

—¡Qué te sucede, t....

—Shhh. —Se acerca tapándole la boca y a este punto JiSung teme lo peor. —Haremos esto rápido y silencioso. —Dice y JiSung abre sus ojos y comienza a patalear, es ahí cuando SeJoon pone una dura mano en su cuello. —Es mejor para ti que cooperes. —Dice, entonces JiSung escucha el cierre de su pijama ser bajado y comienza a sacudir su cabeza efusivamente, a patalear, a hacer cualquier cosa para salirse de ahí.

No, por favor no.

JiSung siente sus lágrimas picar y comienza a gritar, grita lo más fuerte que puede sacudiendo su cabeza y pataleando, intentando apartar al hombre. Pero nadie lo escucha, nadie nunca lo escucha.

—¡Cállate zorra!—Susurra duramente el hombre y JiSung ruega porque alguien aparezca, el general, el oficial quien sea. —Ahora te vas a arrodillar y me la vas a chupar como el marica que eres ¿Bien? Como una buena bienvenida.

JiSung niega efusivamente y comienza a balbucear ruegos, ruegos que está acostumbrado a decir.

Por favor detente.

Me estás haciendo daño.

Para ya, por favor.

Papá, detente.

El hombre recuesta de forma brusca a JiSung y mete dos dedos en su boca, provocándole una arcada.

—Chupa, chupa como sabes hacerlo. —Dice y JiSung siente esto como un ciclo, un bucle que jamás tiene fin, intenta patalear, buscando la forma de derribarlo pero es imposible, está débil y siente como poco a poco su humanidad se va perdiendo, como no queda nada de el humano más que sus errores, sus errores y su tristeza. SeJoon mete una mano en su ropa interior y pone su asqueroso pene cerca de los labios de JiSung el niega aún con las manos del hombre amortiguando sus gritos, mojadas por sus lágrimas. —Si gritas, te irá mal. —Amenaza y cuando quita la mano de sus labios él grita, grita tan alto que siente que despertó a media Corea, grita hasta que el hombre lo golpea y golpea, tan fuerte que siente que va a desmayarse, él lo patea diciendo insultos y escupiéndole.

Y entonces se va.

Se va dejándolo en el piso, sin fuerzas de continuar.

❝General Lee❞  ➳『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora