❝General Lee❞ ➳『•MinSung•』

19: ❝Quédate conmigo I❞

MinHo condujo a toda velocidad, queriendo ignorar los semáforos y las señalizaciones, el GPS le condujo hasta un colorido vecindario, la casa número 323 relucía con una luz brillante y él sintió su corazón palpitar.

Estacionó el coche de forma apresurada sin siquiera poner el freno de mano, acomodó su camiseta y su desaliñado cabello y tocó el timbre, esperando recibir respuesta, esperando que sea JiSung quien abra y pueda decirle que definitivamente quiere estar con él.

Escucha una fuerte voz gritar—¡JiSung, la maldita puerta!—Y aprieta sus puños con ira, escucha ruidos desde adentro y teme que esté lastimándolo, toca el timbre de nuevo y un hombre alto y con barba abre la puerta con el ceño enojado. —¿Qué demonios quieres?—Preguntó bruzcamente y MinHo se tragó su odio.

—Buenas tardes señor Han, soy el General Lee del cuartel general de Seúl, me gustaría ver a JiSung. —Dijo de forma amable, aunque quería estampar sus puños en la cara de aquel hombre.

—Ahg ¿Para qué?—Preguntó y MinHo chasqueó la lengua. 

—Asuntos del cuartel ¿Puedo pasar?—Preguntó y el hombre se apartó desinteresado, la casa apestaba alcohol, no era como se imaginaba, no había retratos de JiSung cuando era bebé, ni fotos familiares, todo era oscuro.

—¡JiSung alguien te busca!—Gritó el hombre sentándose en el sofá y tomando de nuevo la botella casi vacía de alcohol. MinHo esperó y no recibió ninguna respuesta. — Bastardo, está dormido, no sirve para nada. —MinHo apretó sus puños aún más y miró escaleras arriba cuanto silencio había.

—Cierre la boca. —Dijo entonces.

—¿Quién te crees que eres?

—Usted es escoria. —Soltó. —Por herir de esa forma a su único hijo, a la única persona que tolera su mierda ¡Usted lo está matando!—Gritó y el hombre se levantó buscando lanzar un puño a la mandíbula del general, quien lo esquivó tomándolo y dándole vuelta sobre si mismo, envolvió su brazo sobre el cuello del hombre mayor, aún sujetando su puño y respiró en su oído con furia. —Él se irá conmigo, y usted morirá aquí solo y en su asqueroso alcohol. —Escupió y lo soltó subiendo escaleras arriba, con el hombre detrás.

El padre de JiSung entró al cuarto de castaño, encontrando la cama vacía y desordenada, MinHo miró por la puerta al final del pasillo que salía agua bajo la rendija.

—¿Qué mierda?—Masculló el hombre mayor. 

Su corazón palpitó con fuerza.

Caminó dando zancadas hasta ahí y tocó la puerta. 

—¿JiSung estás ahí?—Preguntó con el puño pegado a la madera, escucha el sonido del grifo.

Por favor contesta.

JiSung, por favor contesta.

—JiSung soy MinHo, abre la puerta. —Pidió girando la manija que no funcionó, estaba cerrada por dentro. —Maldita sea. —Dijo y golpeó la puerta con su costado una vez, dos veces, hasta que la puerta cedió y lo vio.

Lo vio ahí, en el agua de la bañera, sus ojos cerrados, sus labios morados y su rostro pálido, se acercó a él suspirando, reteniendo las lágrimas, tomó su rostro frío. 

—JiSung. —Llamó, fallidamente, miró alrededor en el cuarto de baño, viendo el frasco anaranjado en una esquina al lado del inodoro, suspiró con dolor y puso dos dedos en la boca del contrario, empujando adentro con todas sus fuerzas.

Por favor..

Por favor despierta.

—No me hagas esto, por favor. — Pidió en voz alta, sumergiendo sus dedos de manera que sabía que lo haría expulsar lo que sea que se había tomado. —Quédate conmigo JiSung, te lo pido. —Pidió llorando, sacó sus dedos y miró el rostro relajado de JiSung.