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Aquel fin de semana había sido mágico, Tae se había sentido tan libre de poder abrazar, besar a Jungkook sin miedo de ser vistos y juzgados, porque nadie de esa casa los iba a juzgar, y eso le había hecho sentir muy bien consigo mismo.

Por lastima, el momento de partir había llegado y no le había quedado de otra que irse. No quería que sus padres se enojasen con él y no lo dejaran viajar más, por ello prefirió irse sin chistar, despidiéndose de los padres del menor (quienes no dudaron en hacerle saber que era más que bienvenido a volver cuando quisiera) y así Jungkook termina llevándolo al aeropuerto, despidiéndose como si nunca más se fueran a ver.

Cuando llegó, los padres lo recibieron con un gran abrazo. Su hijo normalmente no era de salir mucho, y mucho menos de viajar a otro lugar. Lo habían extrañado mucho. Y a pesar de que lo atosigaron a preguntas, este apenas había respondido unas pocas tímidamente.
Estos sabían que su hijo seguramente había ido a ver alguna chica, y por ello prefirieron no insistir mucho más, ya que su hijo necesitaba su derecho a la privacidad y cuando él se sintiera cómodo para hablar lo haría.
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Jungkook sonríe mientras sube a la planta de arriba, fijándose que eran las tres y cuarenta, ya casi hora de ver a su novio.

Cuando finalmente llega, no ve al enfermero por ninguna parte, por lo cual se queda esperando tranquilamente cerca del ascensor.

Ya había pasado una semana desde que había visto a Tae por segunda vez, esta vez con la autorización de la madre. Y nada podía ir mejor.

Estaba todo el día pensando en que podría hacer con el castaño, de que cosas le podría hablar, que música ponerle, en que silla sentarse.

Era algo bastante innecesario, ya que apenas entraba en aquella habitación, se le olvidaba completamente todo, teniendo que improvisar alguna charla, que siempre terminaban con Jungkook recordando algunos momentos graciosos entre los dos.

Los primeros tres días simplemente había hablado, contándole cosas, describiéndole la personalidad de Taehyun, y repitiéndole una y otra vez lo mucho que le añoraba.

Después de aquellos días, Jungkook había sido un poco más avivado y se había descargado unos podscast que Tae le había dicho que le gustaban. Hablaban sobre el especio y el universo.

Jungkook no demoró nada en ponérselos, a pesar de que cada uno demoraba como una hora, había tenido que hacerle escuchar apenas diez minutos de este cada día, ya que de cualquier forma, necesitaba de alguna forma, hacerle sentir a Tae que él estaba ahí, y hablarle por sí mismo.

Cuando ve a Youngmi salir de la habitación se pone más derecho, y con una reverencia se despide de ella cuando entra al ascensor.

Agarra su celular en el camino, buscando la grabación para ponérsela a Tae. 

Cuando entra le da un suave beso en los nudillos, y aprieta suavemente su mano.

-Hola Tae... ¿Debería cortarte yo el pelo?- dice irónicamente, notando como estos no dejaban de estorbarle todo el tiempo- No... mejor dejémoslo. Así tengo una excusa para tocarte la cara-agrega con una sonrisa, volviendo la vista a su celular para darle comienzo a la grabación.

Observa detalladamente el rostro de Tae, quien permanece cual porcelana a pesar de todo el trato, lo cual le hace dudar por unos instantes.

¿Cómo era que Tae no había sufrido ninguna lesión por el accidente? Le parecía raro no haber visto absolutamente ningún rasguño en su cuerpo, aunque a la vez le aliviaba mucho, ya que por suerte no había sido tan grave para él.

El podcast iba por la mitad cuando Jungkook se sorprende al ver como el parpado izquierdo de Tae se mueve.

El pelinegro se incorpora rápidamente y le mira dudoso, ¿Qué acaba de ocurrir? ¿Tae de verdad había movido su parpado?

Rápidamente se acerca a su cara, aun algo atontado por lo que acababa de ocurrir. Había sido algo parecido a un tic, pero con el ojo cerrado.

Sin saber exactamente qué hacer, sale para afuera de la habitación y empieza a mirar para todos lados, en busca del enfermero. Cuando lo encuentra en la recepción, rápidamente le dice que le siga.

-¿Qué pasó?- pregunta algo alarmado.

-¡É-Él movió el parpado! Y-Yo no sé- 

-¿Lo hizo o no lo sabes?- pregunta inspeccionando al castaño, que se encontraba igual que todos los días- ¿Estás seguro de que pasó?

-N-no lo sé... creo que si.

-¿Que pasa aquí?- Una tercera voz se une dentro de la habitación, siendo esta la madre de Tae, que los miraba con una gran incógnita en su rostro.

-Jungk- Llama el enfermero, intentando no hacer hablar al menor, pero este le interrumpe.

-Movió el parpado-

La señora Kim abre los ojos rápidamente, girando su cuello hacia donde yacía su hijo y se acerca rápidamente a él.

-¿Taehyung? ¿Bebé? ¿Estas despierto? ¿Me oyes?- La desesperación en la voz de la mayor era notoria, había literalmente tirado la bolsa que contenía frutas y otro par de productos apenas había oído hablar a aquel chico.

-Señora Ki-

Todos se quedan callados cuando, sorpresivamente, Tae vuelve a mover el parpado izquierdo.

La actitud que toma cada uno de los presentes fue sumamente distinta.

El enfermero rápidamente corrió fuera de la habitación, seguramente en busca de algún doctor. La madre de Tae se había largado a llorar, tocando el rostro de su hijo, preguntándole mil cosas que su hijo aun no contestaba. Jungkook sintió paralizarse, volviendo a sentir aquello que vivió minutos atrás, pero esta vez más claramente. Lo que Tae había hecho no había sido producto de su imaginación.

Tae de verdad se había movido.

Coma [Taekook]Where stories live. Discover now