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Jungkook no podía ver, era demasiado.

Escuchar los gritos que estaba dando el castaño era sin duda lo peor que le podía pasar, y ni siquiera podía imaginar que estaba sintiendo la madre, quien simplemente mantenía los ojos cerrados, rezando en silencio.

El menor intentó consolarla, pero esta se negaba a ponerse a llorar. El que estaba sufriendo en ese momento era su hijo, y ella no podía tener la arrogancia de ponerse a sufrir por él.

A pesar de que podían ver lo que Tae hacía del otro lado de la ventana, ninguno de los dos se atrevía a observar por más de dos segundos. Era demasiado, y ambos se sentían impotentes al no poder hacer nada.

Cuando finalmente terminó la hora, y el doctor dio por finalizada la primera sesión, tanto Jungkook como Youngmi se pararon rápidamente, esperando a que saliera del lugar en su silla.

Cuando finalmente salió, la cara de él castaño no denotaba para nada felicidad. Todo lo contrario, el enojo se le salía por los poros, y sus manos se cerraban como puños en su regazo. Estaba muy enojado consigo mismo y con el doctor.

-Hi-Hijo...

-No quiero hablar- dice seco, observando un punto fijo en el suelo. El doctor tomó del brazo a la madre del mayor y le empezó a explicar en privado un par de cosas que tenía que empezar a aplicar. 

Los dos chicos se quedaron solos en aquel pasillo, uno preocupado y el otro muy rabioso. Jungkook sabía que en esas situaciones, lo mejor era no hablar.

-No quiero... volver- suelta, mirando todavía el suelo, mientras que Jungkook se encogía de hombros, algo triste por las palabras del mayor.

-Sé que es difícil pero ti-

-¡No lo sabes!- grita mirándole finalmente, con mucha ira irradiando de sus ojos. Jungkook se tensa- Tú puedes moverte solo, tú puedes ir al baño, tú caminas. No sabes nada- agregó esto último como si lo estuviera escupiendo, como si el culpable de que Tae hubiese perdido la pierna, fuera suya.

Jungkook no sabía cómo reaccionar. Había visto muchas facetas de Tae, desde la más linda hasta la más oscura, pero jamás una en donde le echase la culpa de algo. Ellos jamás habían discutido, y Tae jamás le había gritado de esa forma.

-T-Tú... tienes razón- apunta a decir, cabizbajo- No sé cómo te sientes, lo lamento- agrega, sintiéndose estúpido por haberle dicho que él sabía que era difícil justo en esa situación. No se arrepentía de haberlo dicho, ya que Jungkook sentía un dolor tan fuerte en su cabeza cada vez que escuchaba o veía a su castaño sufrir, que prefería que se lo hicieran a él con tal de que este no sufriera. De cualquier forma, era distinto el dolor que sufría él con el que sufría Tae. El de Tae era físico y a la vez mental.

Los ojos de Tae no aflojan la mirada ni por un instante, sintiéndose aun enojado por la dura sesión que había tenido hace unos momentos. Todo le dolía, incluso su única pierna.

Finalmente la madre de Tae llega, y sin decir nada, empiezan a caminar directamente hacia la habitación.

Las sesiones no fueron mejorando en absoluto, Taehyung cada vez se sentía peor con el ejercicio que en vez de calmarse, se intensificaba, y él aun sentía que no había ningún cambio, que él seguía siendo igual de inútil en una silla que ni siquiera sabía cómo manejar.

No había vuelto a hablar con Jungkook, a pesar de que se había dado cuenta de que el menor no tenía la culpa de su enojo. Pero no se sentía con ganas de pedir disculpas, porque no sentía ganas de absolutamente nada.

Una noche, en donde todos estaban durmiendo, Tae se despierta asustado, incorporándose en la cama rápidamente al sentir una sensación horrible en su rodilla izquierda, que era la cual le faltaba la mitad de la pierna.

Miró por sobre la sabana algo asustado, erizándose al sentir como si tuviera las dos. Baja su mano suavemente hasta llegar a su muslo izquierdo, bajando lentamente hasta toparse con su rodilla, y finalmente, cayendo en un precipicio encontrando nuevamente el colchón. Su pierna no estaba.

No estaba... ¿Por qué sintió que si estaba?

Sus ojos empiezan a aguarse, reteniendo las lágrimas que no querían salir. ¿Por qué pensó por un momento que no había perdido su pierna?

Siente como a su izquierda, Jungkook se mueve en la silla, incorporándose perezosamente hacia adelante, encontrándose con Tae llorando silenciosamente.

-¿Tae que pasó?- Pregunta asustado, olvidándose de su sueño rápidamente.

-Sentí... Sentí mi pierna- le contesta aun llorando, mirándole fijamente, con su mano aun tocando el colchón.

-¿Quieres un abrazo?- pregunta suavemente segundos después, acercándose lentamente hacia el mayor, quien sin siquiera pensar lo raro que se podría llegar a ver, lo abraza fuertemente, llorando desconsoladamente.

El ruido que hace el mayor hace despertar también a la madre, quien asustada se despierta rápidamente mirando a los dos chicos abrazados.

-¿Qué pasó?- pregunta igual de alarmada que Jungkook hace unos minutos.

-Pensé que... mi pierna... mamá- dice aun con la cabeza enterrada en el hombro del menor, quien intentaba con todas sus fuerzas no ponerse a llorar en aquel momento.

-Bebé- señala la madre, parándose rápidamente rodeando la cama, para abrazar por los hombros a su hijo, incluyendo a Jungkook.

Los tres se quedan ahí un rato, hasta que Tae decide apartarse suavemente, sentándose más derecho en su cama.

-Mira...- Jungkook se para lentamente, yendo a buscar su mochila. La madre y el hijo lo miraban con intriga, sin saber que iba a hacer el menor- Y-Yo... te ponía estos podcasts... cuando estabas...- el menor se calla, mirando al mayor que no entendía mucho a que se refería- Hablan sobre el espacio y el universo, y yo... notaba que eso te tranquilizaba, que tu rostro se suavizaba cada vez que empezaba a reproducir la cinta, quizás... te ayude a calmarte.

El mayor asiente sin saber exactamente que más hacer, recostándose nuevamente en su cama de costado, mirando hacia Jungkook.

Youngmi observa la escena desde un poco más atrás, notando aquella hermosa atmósfera que los tenia rodeados a su hijo y al menor. No sabía exactamente que podía hacer ella ahí, simplemente se sentía tranquila al ver que su hijo estaba calmado, y eso era todo lo que importaba.

La voz rasposa del señor en la cinta empieza a salir, comenzando a introducir tranquilamente el tema que se trataría en aquel podcast y como si por arte de magia pasara, los tensos gestos que mantenía Tae en su cara, se suavizaron rápidamente, colocando sus manos bajo su cabeza, de costado.

Pasan minutos en donde los tres deciden volver a dormir, esta vez con la voz de aquel hombre de fondo, haciéndole dormir la mejor noche de todas desde que se había despertado del coma a Tae, quien sin duda estaba durmiendo más cómodo.


Buenas, disculpen por subirlo tan temprano. Dentro de unos minutos me voy y no voy a tener internet hasta la noche. Y quiero dejarles el capítulo de hoy 💜
La historia va más rápido de lo que creía, en poco más de una semana la terminamos, y seguramente va epílogo, que aún no he escrito pero que ya tengo la idea.

Gracias por leer 💜💜💜

Coma [Taekook]Where stories live. Discover now