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 Jungkook había aprendido a sobrellevar esta nueva faceta de Tae, una muy justificada y sin duda para nada fácil, pero estaba ahí, y tenía que saber cómo manejarla. Tae se sentía irritado todos los días, ya sea por las terapias o por las revisiones, estaba harto de todo aquello que conllevaba ser paciente en aquel hospital y no veía hora de que aquello terminase.

Los días pasaban y la duda ante quien era él mismo se intensificaba más y más. Les había prácticamente rogado a los doctores que le contaran que había pasado, pero estos seguían negándole la información, lo cual no ayudaba para nada en su mal humor.

Es que claro, ellos no le tenían que aguantar diariamente todo el tiempo, pensaba el castaño, los únicos que tenían que soportarles eran Jungkook y su madre. Esta última era justificable el porqué estaba a su lado, pero la duda ante el porqué de Jungkook era muy grande, incluso llegaba a equilibrarse con la de su pasado.

Cualquiera fuese la relación que había tenido con ese chico, seguramente era una muy cercana ya que el menor lo conocía completamente, cada uno de sus berrinches sabia manejarlos, cada una de sus lágrimas sabia secarlas, todo. Y Tae cada vez se sentía más cautivado por ello.

Su piel se erizaba cuando el menor se encontraba muy cerca, era como si este le transmitiera algo con solo mirarlo, y no sabía cómo reaccionar a ello. Seguía sin saberlo.

Jungkook era una persona que irradiaba luz de sus ojos, era como si la respuesta a la cura de la tristeza fuera simplemente su sonrisa, y era raro, porque Tae no recuerda haberse sentido así por nadie, nunca.

Ese día Jungkook no había aparecido, este le había dicho que estaría con sus padres, quienes habían llegado a la ciudad, por lo cual Tae le preguntó de donde era, y torpemente, le contestó con la verdad. Jungkook no vivía ahí, y literalmente no se había despegado de él nunca.

Lo extrañaba. Era algo raro, como si a una parte de su cuerpo le faltase algo, y ese era claramente Jungkook.

Se llegó a plantear la idea de una "relación amorosa" con Jungkook, pero le era medio imposible imaginarse eso. Él jamás había gustado de un chico, y le veía medio raro que su madre fuese del tipo liberal, por lo cual veía difícil esa circunstancia.

Por lo cual, la idea de que seguramente Jungkook era un hermano de él, del tipo mejor amigo, era bastante grande. Aunque sentía como si hubiese sentimientos no recíprocos ahí. Porque Tae no era tonto, y se daba cuenta la atracción que tenía hacia el menor. Así que prefirió no seguir insistiendo, porque no quería perder una amistad, y más aún si era él tan estúpido como para enamorarse de su mejor amigo.

Era de noche, y Youngmi había salido de la habitación al ver a su hijo tan pacíficamente durmiendo, sabiendo que este no se iba a despertar hasta tempranas horas de la mañana.

Jungkook aún seguía con sus padres, por lo cual, Tae se encontraba completamente solo cuando se despertó aquella noche, todo mojado.

Cuando sintió húmedo todo su calzoncillo y gran parte de su pantalón, se sacó rápidamente la manta, observando que no era obra de su imaginación, el de verdad se había orinado encima.

Sus ojos se aguaron rápidamente, y sin poder quedarse así por mucho más tiempo, miró hacia todos lados, en búsqueda de su silla. Esta se encontraba muy fuera de su alcance.

Se sentía tan patético en aquel momento, él literalmente se había orinado, como si tuviera dos años. Patético e inservible.

No le importó, por lo cual se sentó en su cama, sintiéndose sumamente incomodo con todo el líquido que le corría por la pierna. Era un desastre.

Coma [Taekook]Where stories live. Discover now