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Jungkook miraba extrañado hacia el otro lado de la ventana mientras le hacían las pruebas correspondientes a Tae, quien según los médicos, ya estaba listo para empezar la terapia física. 

Tae ya estaba haciendo un tratamiento llamado "Estimulación sensorial" o algo parecido, Jungkook  no se había enterado de mucho. El punto es que por suerte, Tae había respondido perfectamente a aquella prueba, en donde las facultades básicas del ser humano, se encontraban intactas en el mayor.

Llevaban un proceso mucho más lento con lo que era lo psicológico, ya que aún consideraban muy temprano el intentar que el castaño empezase con algo vinculado a su pasado, especialmente por la pérdida de dos de sus familiares. Aún era demasiado para asimilar y no sabrían como caería en la persona, incluso podría ser tan negativo que haría que se estacase de una forma de la que nunca podría recuperarse. Así que se centraban únicamente en lo que era la interpretación de las imágenes y de algunos textos.

Vieron necesario que este empezase un tratamiento físico, ya que Tae suplicaba el poder moverse por su cuenta, salir de esa cama que empezaba a odiar y poder respirar un poco de aire fresco, solo.

Aquel día, el ortopedista había ido a visitarles, intentando ver cómo empezar a ayudar al mayor, quien de a poco se iba desenvolviendo mejor con las palabras, recordando los nombres y recuperando morales.

Era extraño como algunas cosas las tenía muy claras, y otras las había perdido completamente. Por ejemplo, sabía perfectamente como nombrar los objetos, pero le costaba horrores el contar más allá de 5 números. Entre otras cosas.

Jungkook sentía aquella impotencia que Tae estaba sintiendo en aquellos momentos, lo conocía lo suficiente para darse cuenta lo enojado que a veces se ponía consigo mismo, y era como si lo sintiese en su propio cuerpo, el no poder hacer nada para ayudarle.

Aunque algo había cambiado dentro de todo los parámetros, y a pesar de que le había extrañado el no saber el motivo, le gustaba enormemente ver aquellas acciones.

Esto no era nada más ni nada menos que el claro interés que el mayor estaba presentando con él.

Eran varias las veces que Jungkook había descubierto a Tae mirándole. No sabía exactamente como definir el gesto que este le hacía, pero sin duda sabía que Jungkook estaba despertando el interés de Tae.

Y no era mentira, Tae cada vez se veía más seguido buscándole por todos lados cuando se despertaba, e incluso llegaba a preguntar por él cuando este se iba al baño o a comprar algo de comer.

Los nervios que le provocaba cada vez que le miraba se iban tornando más potentes, y a la vez  seguramente más notables. Los doctores llegaron a preguntarle si quería que dejase de venir, viendo la reacción de su persona ante el menor, pero el castaño había negado rápidamente, diciéndoles que quería a Jungkook en su habitación. Desde ese momento intentó disimular un poco, aunque cada vez se le hacía más difícil.

El ortopedista se había ido de la habitación, con la madre del mayor acompañándole para empezar a hablar de la pierna prostética que tendría que emplear su hijo de ahora en adelante. Aunque estaría lista dentro de unos meses. Jungkook se toma el atrevimiento de entrar y sentarse en la silla cerca de la cama.

-¿Cómo te sientes?- pregunta tranquilamente, viendo al mayor algo perturbado.

-Miedo...- apunta a decir, ocultándose debajo de las sabanas un poco más, sintiéndose intimidado ante la idea de que pondrían un objeto falso en su cuerpo.

-Está bien tenerlo. Pero todo saldrá bien- dice este con una pequeña sonrisa, haciendo que por un segundo a Tae se le olvidase la preocupación que llevaba encima.

Coma [Taekook]Where stories live. Discover now