Unidos Por La Luna: El secreto

Sarah

『 12 』

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SARAH

「𝗔𝗡𝗗𝗥𝗘𝗔 」

Era mi segunda cita con Aaron y eso me ponía muy contenta. Me llevó a cenar a un hermoso restaurante de comida rápida. Él pidió una hamburguesa y yo una pizza.

— ¿Y cómo te la estás pasando? —preguntó sonriendo.

—Muy bien ¿Y tú?

—Excelente.

De la nada observé a Sirius en el mostrador, Ronny siguió mi mirada.

— ¿Por qué no lo invitas a comer con nosotros? —preguntó mi apuesto novio.

—Es nuestra cita.

—Acaba de llegar, necesitan tiempo juntos, además tengo planeado llevarte este sábado a mi lugar favorito.

— ¿Ah sí? ¿Cuál? —pregunté animada.

—Es una sorpresa.

Ronny se volteó y llamó a Sirius quien ya iba hacía nosotros.

—Hola chicos, gusto en verlos —dijo amigable.

— ¿Por qué no comes con nosotros? —preguntó Ronny.

—No sé, haría un mal tercio —dijo incómodo.

—No te preocupes, quiero conocer más al amigo de mi novia.

Sonreí cuando dijo "mi novia". Aaron era muy diferente a los chicos de esa época, era único. Fue entonces que comenzó mi segunda sospecha de él.

—En ese caso —dijo mientras se sentaba —, me quedaré.

— ¿Y? ¿Alguna chica que te llamó la atención?

—Nadie —respondió.

—Me caes bien, te presentaría a mi hermana, pero creo que ella ya tiene novio —dijo Ronny.

—Oye, yo tengo una amiga de nombre Sarah. Ella tuvo que salir a un viaje de emergencia, pero volverá en una semana.

— ¿Ah, sí? ¿Y cómo es? —preguntó.

—Es muy agradable y bueno, no es fea —respondí con una sonrisa picarona.

—Tal vez podamos salir en una cita doble —propuso.

En ese instante agarré su mano y también la de Ronny.

—Eso estaría excelente, mi mejor amiga, mi novio y tú —celebré.

「𝗘𝗡𝗡𝗘 」

Tenía que alejarme de Andrés muy pronto. No quería que esa estupida profecía se cumpliera. No sabía si yo era su mate, pero era mejor tomar sus precauciones. No quería ponerlo en peligro ni tampoco a mi familia ya que podíamos morir.

No sé cómo ocurrió, sin embargo en un abrir y cerrar de ojos llegué a su casa y toqué la puerta a lo cual salió una señora de ojos verdes, piel blanca y cabello similar al de Martín.

—Buena tarde ¿Podría hablar con Andrés?

—Claro nena —respondió — ¡Andrés, te buscan! —gritó.

— ¡Ya voy mamá! —respondió éste.

La linda señora se fue y posteriormente un musculoso Andrés sin playera apareció frente a mí.