Son el enemigo

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SON EL ENEMIGO

「𝗘𝗡𝗡𝗘 」

Tener un alma gemela era algo potente e indescriptible que provocaba querer pasar cada minuto de tu existencia sabiendo que en cualquier momento podría desaparecer.

Estaba aburrida después de la partida de Andrea por lo cual creí conveniente irme, después de todo no tenía nada que hacer.

—Mamá, luego vengo —le avisé.

— ¿A donde vas? —me preguntó la mujer de apariencia de veintitrés años.

—Con Andrés, veremos películas en su casa.

—Sales con ese chico y no lo conozco, deberías presentármelo —me sugirió.

—Cuando sea el momento, madre.

—Cuídate —me pidió.

—Lo haré, además, Andrés me protegerá —le aseguré.

— ¿Cómo estás tan segura? —me preguntó.

—Porque me quiere —respondí.

—No te había visto tan enamorada —me sonrió —. Anda, ve con él —dijo emocionada.

—Adiós —besé su mejilla.

Salí de la casa y me adentré tanto al bosque que no supe dónde estaba, pero unas manos rodearon mi cintura y me dieron vuelta.

—Hola —saludó Andrés, sonriendo.

—Hola —le sonreí.

—Te ves hermosa —me halagó.

—Gracias —me detuve a mirarlo un momento —, tú te ves bien.

—Gracias —sonrió —. Necesito decirte algo, ven —me tomó de la mano y comenzamos a caminar.

En ese transcurso permanecimos en silencio, admirando la belleza del lugar. Tiempo siguió pasando hasta que llegamos a un hermosa parte del bosque.

—Es hermoso —musité.

—Sé que llevamos poco de conocernos y que dimos pronto un gran paso sin ser algo así que... —arrastró con suavidad las palabras, volteándome para que lo viera ya que yo estaba de espalda — ¿Quieres ser mi novia? —me preguntó mirándome a los ojos.

—Obviamente sí —respondí emocionada.

—Quiero pasar toda mi vida contigo —me confesó —. Los lobos tenemos el don de envejecer cuando queramos así que...

—Ni lo pienses —lo interrumpí.

— ¿Por qué no? Me dolería verte envejecer Arienne, eres mi vida.

—Por el momento no, por favor, te lo pido, cuando yo te diga lo haces, ¿sí? —le pedí.

—No sé cómo le haces para que haga todo lo que digas —sonrió.

—Sólo bésame —le ordené.



「𝗔𝗔𝗥𝗢́𝗡 」

Ser líder no era sencillo y más si te estaban cazando y tu familia no cooperaba en no separarse por mucho tiempo.

—Es la segunda vez —le dije a mi madre.

—Déjala, tiene más de 400 años, puede cuidarse sola —me aseguró.

—Está con Andrés, la primera vez que se quedó a dormir con él me dijiste que le podría pasar algo.

Unidos Por La Luna: El secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora