Francis

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FRANCIS

「𝗔𝗡𝗗𝗥𝗘𝗔 」

Mucho se hablaba entre los lobos sobre el poder que la luna nos había otorgado al igual que existían varios mitos acerca de ello donde incluían mitología pero cual sea que fuera la correcta sólo podría decir que amaba el poder otorgado a mi familia hace muchos años.

El tiempo en la escuela había llegado a su fin por lo que me encontré en el camino a Andrés y Ronny y decidimos ir juntos a la casa de los Cooper. A decir verdad ir a lado de Ronny me mataba por dentro ya que mi lobo interno me pedía a gritos besarlo y para complacer a mi interior decidí hacerle una invitación.

—Sé que en el fondo te agrada Sirius —le dije mirando al frente. No iba a permitir mostrar debilidad.

—Es buena persona —me contestó.

—Hoy iremos a su casa unos amigos a despedirlo debido a que se irá de la escuela —informé recordando la invitación que me había hecho una compañera de salón de nombre Ana.

— ¿Quieres que vaya?

—Sería lindo de tu parte asistir.

—Bien.

La otra parte del camino transcurrió en silencio por parte de los tres, sólo se escuchaba el cantar de los pájaros y nuestras pisadas.
Al llegar a la casa no esperé invitación y me adentré hasta llegar al cuarto provisional de Sarah. Sabía dónde se hallaba por el buen olfato que poseía.

— ¿Cómo te sientes? —le pregunté entrando sin aviso.

—Un poco bien —dijo Sarah con voz ronca — ¿Qué hay de nuevo en la escuela?

—Sirius se irá, esta noche será su despedida ¿Quieres ir?

—Si me desmayo será tu culpa —dijo medio sonriendo.

En ese instante me llegó el aire caliente que expulsó de su boca al hablar por lo que toqué su frente y estaba ardiendo.

—Estás que ardes —le comenté preocupada.

—Ya lo sé —dijo riendo picarona.

— ¿No estás delirando, verdad?

—No —respondió —. Sólo necesito dormir.

— ¿Archie no vino a verte?

—Sí pero... —intentó hablar sin embargo ella se durmió de la nada. Me quedé un rato a hacerle compañía hasta que olí a Enne.

— ¡Enne! —murmuré.

La hermosa mujer rápidamente entró a la habitación.

— ¿Te puedo pedir un favor?

—Sí, ¿qué pasó?

— ¿Puedes checar cada hora si Sarah está bien? Es que tiene mucha fiebre —le pedí.

—Claro —sonrío.

Ambas nos quedamos por unos segundos en completo silencio, logrando que sólo se escuchara la respiración de mi amiga humana.

— ¿Ya no estás enojada? —se atrevió a preguntar.

—Lo que su padre le hizo al mío fue cosa de ellos, no nuestra. Ahora todos debemos de estar unidos por ese niño.

Enne sonrió.

—Gracias por ser una amiga para mí.

—Gracias a ti —le sonreí —. Tengo que ir afuera a tomar aire.

Unidos Por La Luna: El secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora