Alma gemela

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ALMA GEMELA

「𝗔𝗡𝗗𝗥𝗘𝗔 」

Después de que Ronny y Anne se fueron llegó mi primo, Saúl, él también era un lobo, pero tenía su propia manada. Él vivía en Acapulco por lo cual estaba invitado a la playa, sin embargo llegó tarde porque mi tía estaba haciendo remodelación en su casa y necesitaba ayuda de él.

La verdad me aburrí fácilmente así que decidí irme de la playa. Me separé del grupo y fue entonces que corrí, corrí hasta que llegué a mi casa. Los lobos podemos correr rápido transformado o no, siempre y cuando tengas mayor experiencia o seas el alfa.

El tiempo transcurrió llegando la noche, indicando que ya casi empezaba mi turno para vigilar si apareciera algún vampiro.

Salí de mi hogar para oler el exquisito lugar donde me había criado y que conocía a la perfección. Me encontraba mirando la luna cuando un olor familiar me llegó.

—Hola —dijo alguien atrás de mí, interrumpiendo mis pensamientos.

—Hola Ronny —le dije dándome la vuelta y sonriendo — ¿Cómo llegaste a tu casa tan rápido? —le pregunté algo confundida.

—Transbordando —me sonrió.

— ¿Qué haces aquí? —le pregunté.

Vivo en un pueblo muy lejos de Iguala.
¿Cómo dio con mi casa y llegó rápido?

—Lo digo porque me sorprende tu visita y más porque nunca te dije dónde vivía —expliqué.

—Eres popular, todo se puede saber —dijo acercándose a mí.

—Espero y no sepan los demás cuál es el apodo que me dice mi mamá —bromeé.

—Yo quiero saberlo, por favor —pidió.

—No —negué riendo.






「𝗔𝗔𝗥𝗢́𝗡 」

No sabía cómo ocurrió, pero mientras Andrea reía me di cuenta de algo, mi corazón, sí, corazón, empezó a latir muy rápido, nunca había sentido eso, ni por Natalie. Sin saber cómo, me acerqué demasiado a ella hasta el punto de casi rozar sus labios. Por un momento olvidé ser inmortal e incluso que mi vida estuviese en peligro. Mis manos comenzaron a sudar y sólo pensaba en la mujer frente a mí.

—Hazlo —me incitó, viéndome a los ojos.

Estarías en peligro.

—No puedo —retrocedí.

— ¿Qué? —me preguntó confundida.

—Tú no eres como yo, no te puedo desgraciar la vida —le intenté explicar.

— ¿Por qué los dices? —me preguntó más confundida.

—Me tengo que ir —dije yéndome de ahí.

Estuve cerca, estuve cerca de besar a Andrea, estuve cerca de poder tener un amor con ella, estuve cerca de sentir sus labios, pero también estuve cerca de lastimarla mucho.

No quería que ella fuera miserable a lado mío, algún día ella iba a crecer, cambiar de cuerpo y de cara, ahí se daría cuenta de que yo jamás crecería, de que yo en parte estoy muerto.

Debo olvidarla y arrancarla de mi corazón sin dejarla de lado.

En ese momento decidí que la protegería toda mi vida hasta que muriera, pero yo me moriría por dentro si la viera morir, prefería sufrir yo antes que ella.

Unidos Por La Luna: El secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora