[3]Pureblood Duchess (Draco Malfoy)

[1]Barcelona

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Omnisciente

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Lunes 10 de Julio de 1995

Palacio de Valduero, Barcelona, España

Varios paparazzi toman fotos desde la distancia. Andreana y Francisco de Valduero esperan en la cima de la escalinata de piedra en la descomunal entrada del palacio. Nadie sabe por qué, pero llevan diez minutos ahí, con cuatro guardaespaldas detrás de ellos.

A las cinco en punto de la tarde cinco Mercedes negros aparcan en fila justo en frente de la entrada. Los conductores, tres hombres y dos mujeres vestidos enteramente de negro, bajan para abrir las puertas a los cinco invitados. En orden, Pansy Parkinson, Daphne Greengrass, Theodore Nott, Blaise Zabini y Draco Malfoy salen de los coches y se dirigen con elegancia hacia la joven heredera y su padre. Los conductores sacan las maletas y se las entregan a otros cinco criados que van detrás de los adolescentes.

 Francisco y Andreana sonríen hacia ellos. El sonido de las cámaras en la espalda de los británicos les advierte de cómo de expuestos están. ¿Cómo puede estar tan preciosa con un conjunto tan sencillo? Piensa Draco mirando a su novia. Andreana lleva un vestido simple, negro, de tirantes finos y no muy ajustado, sin más complemento que sus tacones negros.

Andreana se acerca a dar un abrazo a Daphne y Pansy y después, a Theo y Blaise. Cuando se acerca a Draco, se gira, mira a su padre y éste se da la vuelta silbando. Andreana se lanza a los brazos de Draco que la levanta del suelo y la besa. Exclamaciones lejanas. Más sonidos de cámaras. Ahora, más indiscretas, utilizan el flash para captar lo mejor posible el beso de la heredera de los Valduero y Medinaceli con ese desconocido rubio.

-Iugh, no hace tanto que no os veis-. Dice Blaise haciendo muecas y fingiendo vomitar.

-Aquí hay menores, Andreana, por favor-. Sigue Theo tapándoles los ojos a Daphne y a Pansy.

-Y resulta que esta es mi casa, y creo que ya es suficiente, jovencita-. Comenta Francisco mientras se ríe. Se acerca a saludar a los tres chicos con un, quizá muy fuerte, apretón de manos. A las chicas, en cambio, les da dos besos en las mejillas.

-Andreana, ¿cuándo aprenderás a comportarte? Nos deshicimos de aquella institutriz porque dijiste que nada cambiaría y ahora mírate, pareces una de esas muggles de colegio público-. Giovanna de Medinaceli aparece de repente por la gran puerta principal, asustando a todos y cohibiendo a Andreana con su comentario.