Luego de haber recibido aquel mensaje, Martín suspiró frustrado y dejó el teléfono en cualquier lado de la habitación a la par que se apretaba a sí mismo contra las frazadas de su cama. Su mejor amiga había encontrado a la tal Lila en Instagram, le había revisado todas las fotos y las historias destacadas, una de ellas se trataba de Pedro. Habían muchísimas fotos de ellos juntos, por lo visto decían ser mejores amigos, pero la última historia era de Lila con los pechos tapados por la frazada de una cama y Pedro durmiendo a su lado, una foto de esta mañana. Si bien Martín y el castaño no tenían una "relación formal" estaban en algo. Faltaba comunicación y establecer lo que les gusta a cada uno en su relación, porque sino harían cualquier cosa, y Martín ya estaba harto de esa vida.
Su día fue una porquería, estaba de malhumor y no había persona que soportara al pelinegro en ese estado. El reloj de su cuarto dió las ocho de la noche, revisó el Instagram de Pedro y visualizó que estaba estudiando. Agarró algo de su habitación y salió de su casa con dirección a la casa del castaño. No tardó mucho en llegar allí, estacionó su auto en la esquina para que los padres del menor no reconocieran su coche. Una vez frente a la casa de Pedro, pensó en subir por la ventana, pero sería imposible, estaba muy alta y no había desde donde escalar. Frustrado, tocó el timbre y esperó hasta que una chica le abriese, seguramente esta era la chica de limpieza de la que tanto le había hablado Pedro.
—Buenas noches, ¿está Pedro?— consultó Martín con bastante timidez, la mujer lo observó esperando el motivo de su visita—. Él se olvidó su ropa del trabajo el viernes, solo quería dárselo para que mañana no se le complique— la chica alzó los hombros y abrió más la puerta para que aquel chico pasara.
—No están sus padres en la casa, pero si llegan, no salgas de la habitación de Pedro. Sé quién es, Martín, y no quisiera que sus padres los descubran. Vaya, por favor, y trate de apurarse.
Martín sonrió vergonzoso y subió las escaleras hasta encontrarse con cuatro habitaciones. Abrió la primer puerta, era una habitación común, sin nada desordenado, pero no estaba Pedro. Cerró la puerta y abrió la que estaba a unos cuántos metros más adelante, la abrió y el chico allí adentro lo miró con sorpresa, seguido a una sonrisa.
—¡Tin!— se acercó a él y lo abrazó, a la par que cerraba la puerta detrás suyo—, precioso, no me dijiste que vendrías, ¿qué les dijiste a mis papás?
Martín lo tomó por la barbilla y le plantó un besito:—me atendió la chica de la que siempre hablás, dijo que si llegan tus papás me quedé acá y no salga; ¿le hablaste de mí?
El muchacho se puso algo colorado, rascó su nuca con nerviosismo y volvió a sentarse donde estaba anteriormente. Martín, por consecuencia, se sentó en la cama, que estaba justo al lado del escritorio donde Pedro estudiaba.
—¿No vas a contestarme?— insistió el mayor, mirando fijo al chico.
—Solo ella lo sabe... nadie más. Confío muchísimo en ella, la conozco desde chiquito y me hizo re bien descargarme— dejó la lapicera en la mesa y volteó a mirar al pelinegro—. Vos también me debes explicaciones, por ejemplo: ¿por qué no me hablaste todo el día y apareces de la nada?
—Creo que necesitamos hablar, Pedro. Porque a ver...— se rascó la mandíbula y miró al suelo— lo principal de una relación es la comunicación, saber lo que desea el contrario, y creo que nosotros no estamos haciendo bien las cosas. ¿Qué buscas de mí? ¿Experimentar, chapar cuando pinte? Decime, aclaremos las cosas.
Pedro frunció el ceño y acomodó un mechón de cabello de Martín detrás de su oreja:— no entiendo a qué van tus dudas de repente.
—Barbi, mi mejor amiga, encontró el instagram de esa chica que siempre anda atrás tuyo. Vio tus historias y... a ver, te repito, no es asunto mío porque no somos novios pero...
Pedro negó con la cabeza y acarició la mejilla del mayor, quién alzó la vista:— tin, ¿posta pensas que garchamos?— volvió a negar con la cabeza—, boludo, vos me tenés por las nubes, ¿cómo la voy a cagar así? Ella está obsesionada conmigo, quiere cartelear una falsa relación conmigo y a mi no me queda de otra, me sirve que la gente crea en mi heterosexualidad y en mi relación con esta chica, Tin, ya habíamos hablado de eso...
—Sí, pero vos podés estar con quién quieras, no me estoy apropiando de vos... además lo nuestro es besarnos cada tanto y...— la mano de Pedro al costado de su cuello y sus labios aproximándose a su boca hizo que se callara.
—Martín, yo no quiero andar solo a los besos con vos. ¿Lo sabes, no? Yo quiero estar con vos así, pasándola bien, sonriéndole al teléfono como un boludo. Si bien no quiero que los del colegio y mis viejos se enteren, no tengo problema de que las demás personas del mundo lo sepan.— Martín mantenía el rostro inexpresivo—. ¿No te gustaría oírme gritar cuánto te quiero en el centro de la calle?
Martín se rió, sin darse cuenta, Pedro se subió envíos suyo y volvió a capturar sus labios en un beso. Al final, las cosas ya se habían entendido y la comunicación había funcionado. No eran novios, pero estaban juntos, y eso era lo único importante en ese momento. Pedro se movía en círculos encima del regazo del pelinegro, y eso causaba obvias consecuencias.
—Tengo que seguir estudiando...— susurró Parnenzini luego de separarse unos centímetros del pelinegro, se levantó de encima suyo y volvió a sentarse frente al escritorio.
—Qui-quiero pasar al baño.
Pedro volteó al chico mordiéndose los labios de modo pícaro:— no es necesario que te encierres en el baño, no me molesta— dicho aquello, le guiñó uni ojo y volvió a lo suyo.
Martín estaba de espaldas a Pedro, pero la cama estaba pegada al escritorio de modo vertical. Bajó su mano lenta y torturosamente hasta el elástico de su pantalón y sus bóxers, escabulló sus dedos entre ambas prendas y comenzó a tocar de arriba hacia abajo su erección, la envolvió con su mano derecha y comenzó a masturbarse sin emitir ningún sonido más que su respiración agitada. No pasaron más de dos minutos cuando Pedro no aguantó más y, luego de subirse a la cama, se acomodó gateando hasta el ojimarrón y cambió su mano por la suya, masturbando el miembro de Martín.
Estaba apunto de meterlo a su boca cuando unos golpecitos se oyeron en la puerta de la habitación, se separaron con rapidez y luego de esconder a Martín en el armario, Pedro abrió la puerta.
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no te olvidé ; pedrimente.
Romance❪ no te olvidé ❫ Los chicos nuevos siempre llaman la atención, muy pocas veces hay excepción. Lo nuevo siempre nos causa intriga, curiosidad; eso fue exactamente lo que sucedió con Martín Kovacs. Quería conocer al chico nuevo de su trabajo, sin esp...