dιᥱᥴιsιᥱtᥱ.

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—Tus viejos llegaron, ¿cómo sacaremos al chico?— susurró Carla luego de cerrar la puerta detrás suya— ¿¡y dónde está él!?

Martín salió del armario algo avergonzado, esperando que su erección no fuera tan notoria. La cara de preocupación de la muchacha frente suyo lo ponía bastante nervioso.

—¿Y ahora?— susurró Martín también.

—Mira, lo único que se me ocurre es que te quedes acá hasta que los papás de Pedro se vayan a dormir. Pedro, poné música alto si van a hablar, mantené la puerta con llave, ¡tengan cuidado! Si se llegan a enterar de que esté chico está acá, yo tendré problemas.

—Tranquila, Carli, te prometo que no se darán cuenta.

—Estoy por preparar la cena, cuidado, ¿sí?

El castaño aceptó con la cabeza y la empleada salió de la habitación, Martín se echó a reír, pero Pedro tapó con rapidez su boca.

—¿¡Estás loco!?— gritó en un susurro, Martín lamió su mano, haciendo que éste la quitara.

—Por vos, bebecito.

Pedro le golpeó en la cabeza juguetonamente y cerró la puerta con llave, colocó música de Avril Lavigne en la computadora a un volumen razonable y tomó de la cintura al más bajito. Acercó sus labios nuevamente y volvieron al mismo ambiente en el que estaban con anterioridad. Las manos de Martín se metieron con cautela por la remera de Pedro, acariciando con suavidad su espalda y haciéndole escapar un gemido ahogado por sus besos.

Por más de que Martín había ido para aclarar las cosas y, según sus pensamientos, que todo terminara allí, ahora estaba besando al chico que más deseaba con todo su esplendor y se sentía plenamente feliz.Aunque no eran solo los besos lo que lo hacían sentir así, sino que era su compañía, su aroma, la suavidad de su piel y lo lindo que era tener contacto directo con él; era sentirse querido y querer de la misma manera. Era...

—¡Pedro, a comer!— la chica que anteriormente había venido a hablarles, le gritaba desde abajo, Pedro le bajó el volumen a la música y abrió la puerta para decirle que ya bajaba.

Volvió a entrar al cuarto para darle muchos besos a Martín y le pidió que cerrara la puerta, que trataría de comer rápido para poder estar con él. Una vez que el castaño se fue, Martín cerró la puerta con llave y se recostó en la cama, se sacó una foto en el espejo de la habitación de Pedro y se la mandó a su mejor amiga mandándole un "adivina donde estoy". Volvió a la cama y se sacó una foto para subirla a su Instagram, real que estaba muy emocionado de estar en la casa de Pedro. Se quedó un rato hablando con su mejor amiga y de lo que había pasado cuando vuelve a Instagram y revisa las personas que vieron su historia, abrió los ojos sorprendido cuando ese tal Matías estaba entre ellos. Matías era un amigo de Pedro, el mismo que le había enviado una solicitud de amistad por Facebook. De cierto modo, se asustó, no quería que descubrieran lo de Pedro y que éste tuviera problemas por su culpa.

Una notificación se oyó proveniente de otro celular, era el de Pedro y no tenía contraseña. Martín no entró a WhatsApp, simplemente lo vio desde la barra de notificaciones, Matías le envió una foto seguido a un "¿esa no es la misma cama en la que Lila subió una foto ayer?". Martín se pasó las manos por la cara y su respiración comenzó a agitarse, puso algo de música y se acercó a la ventana para llamar a su mejor amiga.

—¿Qué pasó?— preguntó con rapidez su amiga.

—Me estoy por morir. Un amigo de Pedro vio la historia que subí a Instagram y se la mandó a Pedro, le preguntó si esa no es la misma cama en la que se sacó una foto la mogólica de Lila la otra vez. Boluda si este pibe se da cuenta Pedro va a matarme.

no te olvidé ; pedrimente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora