Capítulo 8: Ranúnculo

11K 818 75
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


«Para la ingratitud.

No siempre esperes algo bueno de los demás.»


_ _ _ _ __.__.__.__.__.__.__.__.__.__ _ _ _ _


— ¡Cómo lo odio! —Erica cerró tan fuerte la puerta de su habitación que Petunia le gritó desde abajo en la sala de estar que se calmara— Dudley es un mamut. Ojalá se extinga pronto... —dijo bajando la voz para que su tía no continuase quejándose.

— Erica, basta, te estas poniendo roja —murmuró su hermano mirándola desde su cama. Se acomodó mejor las gafas cuando ella comenzó a caminar de un lado a otro.

— ¿Y qué quieres que haga Harry? —Bufó— ¿Qué me diga todo eso y que no me defienda? No soy estúpida, él lo es.

— Sí, los dos lo sabemos y no va a cambiar. Es nuestro idiota y cretino primo, pero es así, no dejes que te lastime —Harry negó con la cabeza— No vale la pena.

Erica caminó hasta su cama todavía enojada por la pelea que tuvo con Dudley minutos atrás en la planta baja de la casa.

En el trayecto su pie chocó con su baúl y murmuró algunas palabrotas mientras Harry se reía por toda la situación que sucedía.

Cuando se fue a recostar su cama hizo un ¡Crack! y en el tiempo en que ella lograba levantarse, la cama se caía a pedazos con lentitud.

— ¡Te odio cama, te odio!

— ¿A la cama o a Dudley?

— ¡A ambos!

Se escucharon varios pasos apresurados que subían los escalones de madera hasta su habitación. Un hombre corpulento abrió la puerta y vio horrorizado como la cama de Erica estaba desarmada caída en el suelo.

— ¿¡Qué han hecho!? —preguntó Vernon, casi gritando a todo pulmón.

— Yo nada más me acosté y la cama se desarmó —la chica la señaló y luego se cruzó de brazos— nunca estuvo rígida luego de que Dudley la utilizara...

— ¿Qué insinúas? —preguntó su rechoncho primo apareciendo en escena escudándose detrás de su padre. Petunia no tardó en asomarse a la puerta de la habitación también.

— Oh, no, nada —Erica hubiera preferido decirle "lo que te falta de cerebro lo tienes en calorías" pero luego hubiera tenido que aguantarse los gritos de sus tíos y los reproches de su primo otra vez. Y quién sabe cuántos días más estaría encerrada en su habitación.

Así que esta vez prefería callarse la boca. No era la primera y la última vez que tendría que hacerlo.

— Tendrás que dormir en el piso, no voy a comprar una cama nueva —dijo su tía.

Desde la raíz ➳  George WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora