Capítulo 16

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Lily

Papá sube al coche rápidamente. Subo al copiloto y Barbara en los asientos de atrás, justo detrás de mí.

—Lleguemos lo más rápido posible, papá. No quiero ni pensar en las cosas estúpidas que Brad le puede llegar a decir a mi madre.

Papá enciende el motor y arranca. Dobla rápidamente a la derecha.

—¡Cuidado!—gritó Barbara al ver que mi padre estuvo a punto de estrecharse con un camión de comida.

—Estuvo cerca. Lo siento—dice papá.

Llegamos a la casa, bajo del coche dejando a los demás dentro y corro lo más rápido que puedo hacia la entrada. No me importa lo que estoy haciendo, pero si Brad le iba a decir algo estúpido a mi madre de seguro ya se lo ha dicho.

Entro a la casa dejando la puerta abierta y subo las escaleras. Empujo la puerta de mi cuarto que se ha vuelto pesada. Noto que algo la estaba deteniendo para abrirse.

—¡Brad no!—grité para que parara de gritarle cosas a mi madre. Pero al adentrarme a mi propio cuarto no veo más que puro desorden. Mi closet de madera está tirado en el suelo, la silla de la mesita de la compu está por un lado y la mesa por otro. La silla impedía que la puerta se abriera. Mi lámpara de noche está tirada en en suelo cerca de la puerta echa pedazos. Las cortinas están en el suelo. Mis libros están por todas partes y hay varias hojas de ellos arrancadas y tiradas por todas partes.

—¿Pero que ha pasado?—dice Barbara en el momento que entra y ve todo el desorden. Yo no digo nada. Solo me quedo observando la escena con la boca abierta.

—¿Qué pasó?—dice papá—¿En dónde están?

—No lo sé...—digo nerviosa sin dejar de mirar los libros rotos en el suelo—¿Pero qué ha pasado con Brad? ¿Cómo pudo hacer todo esto?—me agacho y tomo el libro "Escucha Mi Voz", Y veo la portada rota.

—Llamaré a tu madre al celular—dice papá.

Lleva el celular a su oído derecho.

—¿Dónde estás? ¿Qué demonios pasó en casa?... No, no me importa. Vuelve aquí... No—se detiene cada vez y pienso que es porque mi madre habla en la otra línea y él escucha—. Vuelve aquí.. Esa no es Lily. Sé que te parecerá extraño pero Lily...—le quito el celular de la mano y me lo llevo al oído.

—Mamá, soy Lily. ¿Te acuerdas del pequeño secreto que me dijiste que nunca le contara a papá? Bien, si no vienes ahora mismo se lo diré todo. Sabes lo que pasó en ese cuarto—colgué la llamada y le pasé el celular a papá—. Vendrá muy pronto.

—¿Qué es eso que no debo saber?

—No es nada, papá—empecé a recoger algunos libros más—. Solo lo dije para que viniera.

—Está siguiendo al chico. Dijo que se subió a mi coche y se largó. Debe estar furioso.

—¿Me puedes decir el por qué, mi familia y la de él no se llevan bien?—pregunto. Pero creo que sé la respuesta.

—No lo sé. Tú madre se empeñó en alejarte de él. Desde que tenías quince los separó. Tú y Brad eran mejores amigos cuando eran pequeños.

—¿Qué?—gritó Barbara—Eso no puede ser verdad. Se nota que usted no los ha visto antes a esos dos. Se llevan pésimo.

—Brad venía a dormir a tu cuarto cuando tenías ocho años.

—No recuerdo nada de eso—me siento al borde de la cama—. Solo recuerdo pequeñas cosas de cuando cumplí los quince. En mi fiesta me empapó la cara de mi pastel rosa. Incluso el pastel llegó a entrar en mi nariz. Me puse furiosa con él, pero de la nada él empezó a reír y yo hice lo mismo. Reímos por horas—miro a papá que sonríe y Barbara ríe a carcajadas.

—Eran buenos amigos hasta que tu madre lo echó de casa porque lo vio recoger los vidrios de su jarrón favorito. Un jarrón que tú rompiste—me señala papá con un dedo—. Estaban pequeños, tú corrias por la casa, chocaste con la mesa y el jarrón calló al suelo. Brad se echó la culpa y tu madre no volvió a permitir que él entrara a la casa. Se hablaban por la cerca del patio de atrás sin verse el uno al otro. Después de un tiempo tu madre se empezó a comportar extraña conmigo y te prohibió ir al patio. Pero el asistió a tu cumpleaños sin invitación.

Sí. Creo que ya sé la respuesta de porque mi madre odia a los Tohnson.

Estamos sentados en el comedor y mi madre nos cuenta lo que ocurrió después de la discusión en mi cuarto. Barbara espera parada en el umbral con los brazos cruzados afincada de espalda a la pared.

—Solo dime que le dijiste, mamá.

—Le dije que se mantuviera alejado de ti. Bueno, de él. Ahora dime, ¿cómo demonios es que estás en su cuerpo? Es una pésima broma, ¿saben?

—No es broma, mamá—me estiro en la silla hacia ella—. ¿Te acuerdas cuando te encontré con el señor Tohnson en el cuarto de ustedes. Creo que no te conviene que papá lo sepa, ¿verdad, madre?—le susurré al oído. Volví a mi asiento y ella me mira con la boca abierta.

—No entiendo como, pero quizás seas mi hija ahí adentro—me mira con asco.

—Espero que te disculpes con él.

—¿Qué? Claro que no. No haré nada de eso. Se merece todas las cosas que le dije. Es un chico problema, un sucio bueno para nada...

—¿Pero qué dices?—me levanté de la mesa—No hables así de él. ¿Qué te ha hecho?

—A ja ja. ¿No me digas que ya te has enamorado de ese?

—¿Y qué si me gusta?

—No te puede gustar. No es bueno para ti. Si estás enamorada de ese te juro que...

—¡¿Qué?!—grité furiosa—¿Qué me vas a hacer?...

—Chicas ya basta—papá se pone de pie.

—¿Me vas a castigar? ¿Me mandaras al demonio? Pues hazlo ya, porque ya lo he besado—le grité sonriendo.

Su mano golpea mi mejilla izquierda tan fuerte que mi cabeza giró a mi derecha y un grito salió de mi boca.

—¿Tía que te pasa?—gritó Barbara acercándose a ella.

—¡Dara!—gritó papá colocándose en medio de ambas—¿Qué rayos te pasa?
—le grita y se gira hacia mi tomando mis mejillas en sus manos—¿Estás bien, cariño?—asiento con la cabeza dejando caer mis lágrimas.

—¿Estás bien, prima?—pregunta Barbara y vuelvo a asentir con la cabeza sin levantar la mirada del suelo y siento la mano de Barbara posada en mi espalda.

—¿Qué está haciendo? ¿Qué rayos le pasa?—le grita Barbara de frente a ella.

—¿Qué le pasa a ella? ¿Es qué no ves cómo me habla? Es una perra por haber besado al estúpido hijo de esa familia—grita levantando su brazo.

—No tienes ningún derecho a hablarle de esa manera—le grita Barbara.

—Tú cállate. No eres nadie para venir a opinar. Tengo todo el maldito derecho, soy su madre.

—¡Ya es suficiente, Dara!—grita papá
—No voy a permitir que le sigas faltando al respeto a nuestra hija en frente mío y de esa manera.

—¿Una perra? ¿Ahora soy eso para ti?

—Sí. Eso eres. Eres una puta. De seguro ya le has abierto tus piernas.

—¡Ya basta, Dara!—papá está furioso
—¿Es que no estás escuchando la manera en la que le hablas a tu hija?

—¿A sí que soy una puta?—dije apartando las manos de papá—¿Tú que ere sentonces? ¡Contesta! ¿Qué eres tú? La única zorra aquí eres tú. Tú eras la que se acostabas con su padre y ahora le llamas puta a tu hija porque ha besado al hijo del hombre con el que le fuiste infiel a mi padre por varios meses.

Papá se ha quedado helado. No dice nada mirando a mamá.

—¡No sabes lo que dices!—me grita.

—¿Es eso verdad?

—Como escuchaste. Tu mujer perfecta se acostó mil veces con tu ex mejor amigo. Quien sabe cuantas veces le hizo el kamazutra al señor Tohnson.

I'm In Your Body ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora