Capítulo 17

191 17 1
                                    

Nos quedamos mirando por unos segundos. Madre e hija con miradas llenas de deseo de agarrarse una con otra y arrancarse las greñas.

—Eres una desgraciada.

—¿Es cierto lo que dice, Lily?—le pregunta papá con los ojos llenos de lágrimas.

Me siento culpable. Sé que he echado a perder y he arruinado un matrimonio de varios años. Un matrimonio que todos creíamos perfecto. Sin importar las infidelidades de mi madre, creía que el matrimonio de ella y papá siempre era y sería perfecto. Aunque ella fue quien lo arruinó todo al acostarse con el señor Tohnson.

—No te atrevas a mentirle ahora. ¿No te das cuenta? Estás perdiendo todo lo importante que tienes en esta vida. Porque a mí, ya me perdiste Dara Brander.

—Tú cállate.

—¡Solo contesta carajo!—gritó papá—¿Es verdad o no?

—¡Sí! ¡Sí es verdad! Me acosté con Pedro.

—¿Por qué lo hiciste?

—Nunca estabas en casa...

—¿Qué nunca estaba en casa? Solo me iba al trabajo por unas horas y, ¿ya te estabas cogiendo al vecino?

—¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me sentara a esperar a que llegaras?

—Es lo que haría la buena esposa que creía que eras.

—Pues ya ves que no, carillo. No todos somos lo que parecemos.

—Estoy de acuerdo con eso—dice él—. Porque tú terminaste siento una porquería—le gritó en la cara haciendo un gesto de desagrado.

Barbara está preocupada. No deja de mirarnos.

—¡Barbara! Llévate a Lily—le dice papá.

Barbara se sobresaltó ante la voz de mi padre.

—¿Qué?—lo miro y luego a Barbara
—. No, no—niego con la cabeza, con las mejillas todas mojadas de las lágrimas.

—Vamos prima—dije Barbara sujetándome de los codos.

—No iré a ninguna parte.

—Lily, vete por favor—habla papá.

—Lily, ven. Vamos—Barbara mira a mis padres y luego a mí mientras me empuja poco a poco para que la acompañe quién sabe a donde—. Vamos—susurra—. Necesitan hablar.

Miro por última vez a aquellas dos personas a las cuales llamo "padres" y los cuales lo son.

Papá lanza una silla del comedor al suelo con mucha fuerza y ésta se rompe.

—¡Papá!—le grito mientras Barbara me saca a empujones de la escena—No lo hagas. No cometas el mismo error, por favor papá. No lo hagas. Hazlo por mí. Por tú hija. ¡No lo hagas!—. Grité estallando en llantos.

Barbara abre la puerta y me saca de la casa. Me hace caminar lejos de la entrada hasta que pisamos el pequeño cesped de la entrada.

—Necesito detenerlos—digo con las lágrimas cayendo por mis mejillas e intentando alejarme de los brazos de Barbara que me sujetan como si fuera un animal salvaje y ella la cazadora con un arma que intenta atraparme—. Sueltame, Barbara.

—Mírame, Lily. ¡Qué me mires!—y lo hago—No irás a ninguna parte. Necesitan hablar. Tú padre no es el mismo de antes. Solo confía un poco más en él. No le hará daño. Confía en mí. Confía en él—dice con tristeza en sus ojos sujetando mis hombros.

—Tengo miedo.

—Yo también. Solo esperemos un poco.

—De acuerdo—la abrazo.

Todo queda en silencio. Solo mi mejor amiga y yo aquí afuera y nadie más. Hasta que ella rompe el silencio.

—Esto es extraño—dice—. Nunca pensé que iba a consolar a un hombre que llora en mi hombro. De hecho, nunca pensé que iba a hacer algunas de las anteriores.

No puedo evitar reír. Me alejo un poco y la miro a la cara.

—Todo estará bien, prima—posa sus manos en mis hombros y ríe—. Lo siento. Es que es extraño.

—Lo sé—estallamos en risas tristes.

Veo a papá salir de la casa y cierra la puerta de golpe. Se aleja sin acercarse a nosotras.

—¡Papá!—lo llamo—¿A dónde vas?—grito, pero ni siquiera se detiene a mirar. Camina muy rápido.

Me muevo un poco dando unos pasos y Barbara me detiene por un brazo—Déjajo. Necesita tiempo a solas para pensar.

La miro y luego a papá que sube en su coche y acelera muy rápido.

—Está furioso. Puede llegar a tener un accidente. Va muy rápido, Barbara—señalo el coche a la distancia. Ella mira hacia atrás.

—Estará bien, Lily.
...

Subimos a mi cuarto y escuchamos a mamá llorar tirada en el suelo ignorándola por completo.

Barbara ordena la mesita de noche y yo veo algunos libros sentada en la cama con las piernas cruzadas entre sí.

—Es una estúpida—Barbara me mira con los ojos abiertos como platos ante mi comentario—. ¿Ahora llora? ¿Después de todo el daño que ha hecho?

—Déjala estar. Deja que llore—se sienta a mi lado en la cama—. Está claro que se siente mal y culpable.

—Pues que se sienta peor. Se lo merece.

—Lily...—hace una pausa—es tu madre. No hables así.

—¿Y cómo quieres que hable después de todo lo que me dijo? Me llamó perra, por Dios.

—Lo sé. Es solo que está enojada.

—¿Y se supone que yo no? ¿De qué lado estás?

—En el de ninguna de las dos, claro está. Solo sigamos ordenado, ¿sí?

Asiento con la cabeza. Ella sonríe y se pone de pie. Recoge algunas cosas más del suelo. Toma las páginas arrancadas de los libros y las deposita en el mesita de noche bien ordenadas. Ambas colocamos el closet de madera en su lugar. Es muy pesado para dos chicas sin importar que una de ellas esté en el cuerpo de un hombre. Una mujer sigue siendo mujer sin importar en que cuerpo esté atrapada. Ya sea de un hombre o de una mujer.

Después de que terminamos me voy al baño a darme un baño y ella va detrás de mí. Ya lista me pongo un pijama rosa y le presto uno igual a Barbara. Se quedará a dormir por si llega a suceder algo peor de lo que ya ha ocurrido. No desearía a otra mejor amiga como esta. Ya listas para ir a dormir le presto mi celular para hacerle una llamada rápida a sus padres y avisarle que se quedará en mi casa.

—Sí mamá, llegaré temprano mañana
—dice parada en la ventana observando al cielo—. Dile a papá que también lo quiero... —se detiene a escuchar y luego habla—No lo sé. Lily se siente mal y no quiero dejarla sola. Sus padres salieron a resolver un pequeño problema...—aprieta los dientes que se ven a la vista mientras me mira haciendo una pausa—... de trabajo—conclulló—. Sí. Buenas noches... Adiós.

Me pasa el celular y lo dejo en la mesita de noche del otro lado de la cama—Ya sabes como son mis padres. Muy sobreprotectores—se sienta al borde de la cama y asiento con la cabeza. Me mira y ríe—¿Sabes? Un chico se ve muy raro con una pijama rosa de conejitos.

Rio—¿Verdad que si?

—Y... ¿Estás bien?

—Unjú. Vallamos a dormir.

—De acuerdo—dice. Se pone de pie, toca el interruptor al lado de la puerta y la luz se apaga. Vuelve a la cama y se acuesta a mi lado.

I'm In Your Body ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora