Capítulo 22

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Me quejo y abro mis ojos. Todo volvió a estar oscuro. Nos ponemos de pie rápidamente y no vemos nada más que los mismos árboles alrededor de la carretera. Algunos ahora están en el suelo y el supermercado está más destruido.

—¿Qué pasó?—dijo Barbara.

—Rápido, Tómense de las manos—gritó una voz.

—¿Luci?—dijo Lily.

—La rata peluda está viva—digo al momento que la veo en frente de nosotros.

—Ay, Brad. Tendré que hacer algo con esa boquita tuya—dice y rio de lado—. Brad, sujeta la mano de Lily ahora. El eclipse está por terminar.

Tomo la mano manchada de Lily justo la que tiene el anillo. La izquierda.

—Niña, alejate ahora—le dice a Barbara que no sabe que hacer y se aleja de nosotros. Se acerca al lugar donde está Margó.

—Miren hacia el eclipse y no dejen de mirarlo.

Lily y yo nos miramos por un momento y ambos asentimos con la cabeza y nos giramos.

—Es hora de volver—dice sin dejar de mirarme.

—Estoy de acuerdo—sonrío.

Margó empieza a decir palabras en una lengua extraña. Sus ojos se ponen verdes que destellan una luz del mismo color.

—Repitan lo que digo—dijo volviendo a nuestro idioma.

—Eclipse lunar que tu poder nos das, vuelve estas almas a la normalidad. Sus cuerpos desean estar, déjalos volver en paz. Nuestras almas te piden regresarnos a nuestras vidas, nuestros cuerpos nos reclaman. ¡Devuelve nuestra alma!—gritamos al mismo tiempo.

Ya no veo nada. Todo está oscuro. He perdido mis fuerzas. El eclipse termina en toda la oscuridad. Solo queda la luz de siempre. Brillante, blanca y...

Siento un fuerte golpe chocar en mi pecho y soy lanzado hacia atrás. Caigo de golpe en el suelo y ya no siento nada.

Abro mis ojos y me encuentro con el mismo techo de siempre. Me siento de golpe en la cama mirando a todas partes. Me miro y siento todo muy diferentes. Llevo mi mano derecha a mi entrepierna y siento algo duro. Abro mis ojos sorprendido. Me levanto de la cama y me pongo frente a mi espejo en la pared.

—Soy yo—susurro—. ¡Soy yo! ¡Soy yo!

Abro la ventana.

—¡Hey! ¿Estás ahí?

Lily se acerca, abre su ventana hacia arriba pasándose las manos por los ojos y me mira mientras sonrío.

—Soy yo. ¡Volvimos!

Ella abre los ojos como platos y se mira el pecho, pasa su mano por su cara, sus pechos y su pelo. Sonríe. Se aleja de la venta y vuelve unos segundos después.

—¡Volvimos!—gritó.

—Te espero afuera.

Corro por las escaleras hasta llegar al primer piso.

—¡Buenos días familia!—grité.

Papá y mamá se quedaron mirándome sorprendidos y les doy un abrazo a ambos y un beso en la mejilla a mamá.

—¿Estás bien?—pregunta papá.

—¡Mejor que nunca, papá!

Salí de casa en dirección a la de Lily. La veo salir y corre hacia mí.

—¡Volvimos, Brad!—gritó.

—¡Volvimos!

Alguien carraspea su garganta y vemos a Barbara en la acera mirándonos.

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