BLOOD PUZZLE (TERMINADA)

EPÍLOGO

Sabía muy bien lo que iba a pasar, pero aún así lo hizo.

Jaló del gatillo, sin pensar en las consecuencias de sus actos.

Eren ahora era libre.

Eren ahora descansaba, mientras que él se encontraba en ese mundo.

Sin nadie a su lado.

Pagaba el pecado del pasado, un pecado provocado por las secuelas de la guerra.

Pero aún así, estaba contento.

Eren se iba a reencontrar con su familia, algo que siempre quiso.

Un pobre adolescente que pasó por una crueldad inmensa.

Un joven lleno de vida, que sólo quería ver los fuegos artificiales del 4 de julio junto a su hermano mayor.

La persona que más admiraba.

Levi se sentía bien consigo mismo, desde un principio fue muy egoísta con Eren, pero aprendió de que no podía ocultar la verdad por siempre.

Eren la merecía.

Merecía descansar.

Lamentablemente, ahora pagaba su pecado.

Algo que en esa vida no cometió, pero aún así fue marcado.

Todos los días pensaba en Eren y lo feliz que estaba junto a su familia.

Observaba a los animales que creaba ese mundo.

Tenía miedo de olvidar a Eren, así que lo dibujó en varias partes de la casa verde limón.

Recordaba el hermoso color de ojos de Eren, su sonrisa y lo bondadoso que llegaba ser.

Lamentaba no haber podido estar más tiempo con Eren.

Pero ahora no podía arrepentirse de nada.

-Eren... ya han pasado cerca de diez años desde que te fuiste...- Miraba los dibujos que estaban en la casa-Este lugar es muy aburrido, pero aun tengo muchas posibilidades de recordarte...-Sonrió de lado- aunque fui tu asesino en el pasado, ahora estoy enamorado de ti, siempre lo estaré...-alzó su mano al cielo- Espero que algún día podamos reencontrarnos...-Susurró y cerró sus ojos.

Escuchó un fuerte ruido de un cristal rompiéndose.

Su mundo se estaba destruyendo.

No pretendía huir, sólo quedarse ahí.

Dentro de la casa verde limón.

Donde todo había comenzado.

No iba a tener un descanso, pero al menos pudo hacer que Eren lo logrará.

- Te amo, Eren...-Susurró.

Y todo se volvió oscuro.

Su alma iba a vagar siempre, en el eterno castigo de su pecado.

Fin