Sonrisa Inexplicable

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Pasaron los meses y el primer ciclo escolar estaba por terminar.

Sus compañeros estaban alborotados por la emoción de que ya llegarán las vacaciones.

Había sido fácil desenvolverse junto a ellos por lo que prácticamente se había vuelto amigo de todos sin problema, por eso él estaba incluido en el alboroto.

El profesor de tutorías se encontraba sentado en el escritorio hablando por teléfono pues ninguno de sus alumnos se había quedado con alguna materia por lo que él con ese grupo, ya había terminado.

Estaba rodeado de un gran número amigos jugando a las cartas, entre ellos estaban Goku, el niño que había entrado al salón de clases jugando con un avioncito de papel el primer día, Krilin, el niño calvo y su amigo Yamcha, el portador de la cicatriz en la mejilla, Bulma y Milk, las niñas de cabello azul y negro, Vegeta, el niño de cabellos en punta que había visto al pelipalmera con desprecio; además de que a ellos se les habían unido Gohan, el matadito de la clase, Lunch, una niña rubia muy temperamental y agresiva, y Videl, una pelinegra de ojos azules que siempre conseguía lo que quería gracias a su fuerte carácter.

Pero claro, no podía faltar el pelilila, el niño que a lo largo del año escolar había demostrado ser de los más listos sin la necesidad de estudiar tanto como Gohan.

Habían hecho un círculo en el centro del salón con las butacas. A su izquierda tenía a Goku con Vegeta atrás de él dándole consejos para ganar la partida, y a su derecha tenía a Gohan, quien tenía a Videl apoyándolo y ordenándole que jugadas hacer y cuáles no. Solo cuatro personas estaban jugando pues el juego no daba para más jugadores por lo que la persona que se encontraba frente a él era Bulma, quien era rodeada por el resto de sus amigos, en ellos incluidos Trunks.

Sus ojos se encontraban en cada momento con los azules. Ambos se avergonzaban cuando eran descubiertos por el otro y apartaban la vista de inmediato, sintiéndose sorprendidos en el acto.

No podía concentrarse, por más que lo intentará, su atención no estaba centrada en el juego, sentía la necesidad de estar viendo al pelilila todo el tiempo, pendiente de si seguía observándolo o no.

Se preguntaba si Trunks sentía la misma necesidad que él.

Sus mejillas literalmente parpadeaban, de rojo a rosa y de rosa a rojo, sus pestañas aleteaban y su mano temblaba. Eso comenzaba a desagradarle a pesar de que no lo molestaba, solo lo hacía sentir raro.

No entendía que era lo que le sucedía, tenía todo el año así y eso solo era presente cuando Trunks estaba con ellos. Y cuando no lo estaba podía sentir todos sus músculos relajarse y su nerviosismo desaparecía.

Ya todos tenían mínimo una mano de cartas abajo y él solo seguía acumulando y bajando cartas sin mirarlas, avergonzado de que estas estuvieran mojadas por el sudor de sus manos.

Miró de nuevo al pelilila, solo por unas milésimas de segundo sus ojos se encontraron, y como en todas las ocasiones, ambos apartaron la mirada.

Vegeta murmuraba cosas y hacia movimientos con la cabeza a su compañero, mirando las cartas de Krilin y Yamcha, obviamente haciendo trampa al decirle las cartas que tenían los demás, asintiendo satisfecho cada que el pelipalmera bajaba una nueva mano de cartas acomodadas como él había dicho.

Sabía que iba a perder si no hacía nada, pero es que por más que veía las cartas no podía distinguir ni el número ni la familia a la que pertenecía.

Desesperado, vio como Yamcha bajaba todas las cartas que tenía en la mano, cruzando los brazos mientras dejaba su última carta boca abajo, esperando a que su juego se pudiera completar para poder declararse ganador.

— Yamcha va a ganar — escuchó que dijo la peliazul. La pelinegra asintió de acuerdo con su amiga.

Goku carraspeo imitando a Yamcha mientras bajaba su último juego de cartas, le tocó pescar y solo pudo ver como Vegeta asentía antes de que implementara la carta a su juego y bajara la última que tenía en mano, declarándose como el ganador final.

— gané jajaja — rió el pelipalmera revolviéndose el cabello con su propia mano, regalándole una mirada agradecida al peliflama que sólo desvío el rostro mientras se cruzaba de brazos.

— por lo menos no tuve tan mala suerte como Goten, hombre, él se quedó con el puño de cartas en la mano — Krilin intentó consolarse así mismo por haber perdido, pero él solo lo ignoró.

Nuevamente sus ojos se habían perdido en los ojos azules del niño de cabellos lilas, ninguno había apartado los ojos cuando estos se encontraron y ahora se encontraban perdidos en los del contrario.

Los oídos le zumbaban y el rostro le quemaba, y no fue hasta que los ojos comenzaron a arderle que parpadeo y pudo salir de ese pequeño trance.

El pelilila también hizo lo mismo pero esta vez no hizo por fingir que nada pasó, sólo le regalo una sonría en señal de disculpa.

Una sonrisa inexplicable se dibujó en su propio rostro mientras bajaba los ojos al suelo, una risita nerviosa escapo de sus labios.

No entendía nada.

Amor [Truten/Kakavege]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora