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Era un lunes como cualquier otro, pero para Joel era una tortura tener que madrugar e ir a la universidad. No era la peor cosa del mundo, claro, también podía ser divertido si se lo proponía... pero ese era el problema, desde el inicio del día ya estaba con mal humor.

Se levantó y apagó la alarma del celular, deseando que las vacaciones llegaran pronto de nuevo. Se dio una ducha rápida y se vistió con algo sencillo, para finalmente acomodar su cabello en la bandana negra que había elegido.

—Buenos días, mamá y papá —saludó cuando los vio en la sala.

Habló un momento con ellos, mientras se comía un sándwich y un jugo de naranja. Sus padres eran como sus amigos en cierto momento, mas no pasaban mucho tiempo juntos por el trabajo de ellos.

Cuando llegó a la universidad, fue en busca de Johann y de Erick, sus únicos amigos ahí. No era un chico solitario, pero sí reservado y responsable a la hora de elegir sus amistades.

—Joel, loco —sintió una mano en su hombro, así que se dio vuelta un poco asustado.

—Erick, ¿no puedes saludar como una persona normal? —suspiró, poniendo una mano en su pecho —. Siempre me asustas.

—Ya, ya, ya, lo siento —rio suavemente —. Tenemos clase de arte, ¿vamos?

Asintió y comenzó a caminar con él a su lado, moría del sueño, pero no había de otra y debía entrar a la clase.

Erick era como otro hermano para él, con él podía sacar ese lado tierno pero amistoso. Había algo especial con él, se sentía realmente cómodo con su compañía. Con Johann podía ser el Joel loco, pero lo conocía tanto, que simplemente le vivía recriminando todo como un padre; con Christopher era incómodo... porque simplemente era él, el chico que había robado su corazón desde hace mucho.

Por eso, y porque en cierto modo, podía sentir los celos de amigo que tenía el castaño cuando estaba con el ojiverde. Al menos así, podía sentir lo importante que era para Christopher. Así fuera como amigo.

Los primeros dos bloques pasaron rápido, dejando espacio al receso.

Joel había buscado a Johann, que tenía clases diferentes a las de él y Erick. Se reunieron en una de las mesas y se pusieron a charla un rato, olvidando el estrés de las materias. Eran un grupo unido, pero nunca faltaban las peleas, claro, como en todos.

—Deja de hacerte la víctima, Johann —soltó Erick, con un semblante furioso —, siempre quieres ser el maldito centro de atención, que todo gire a tu alrededor.

Todo había empezado por un desacuerdo a la hora de elegir un líder para el trabajo de arte, pero las cosas habían empeorado. Johann tenía la mala costumbre de sacar en cara las cosas, hasta en los peores momentos, y era por eso que pocas personas podían confiar en él.

Erick, por el contrario, era un verdadera tumba. El confidente perfecto, ya que nunca sería capaz de delatar a alguien que confió en él como para decirle algo importante.

Era muchas diferencias entre ambos, pero a pesar de todo, muy en fondo se querían. Solo era cuestión de entenderse mejor, y tratar de llevarse mejor también.

—Eres un estúpido, Erick, no me vengas a reclamar cuando tú eres peor que yo —soltó Johann, con el doble de furia.

—Basta, no se comporten como niños pequeños —trató de separarlos Joel, fastidiado de escucharlos.

Erick lo miró con indignación, pues había sido Johann el que empezó toda la pelea, y, aunque quisiera, no dejaría que lo ofendiera.

—Que te soporte Joel, porque yo no lo hago, idiota —terminó Johann, alejándose por los pasillos.

Look At Me • Virgato •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora