Look At Me • Virgato •

"21"

Joel y Christopher se ubicaron en una de las mesas del centro, el lugar estaba bastante lleno y era de las únicas que había disponibles. El castaño había empezado pidiendo cerveza para ambos. El menor sacó el celular para revisar la hora y ver si tenía datos, al menos le alegraba la idea de que el lugar fuera nuevo para los dos y no tener que lidiar con personas conocidas, concretamente mujeres con las que el ojimiel se había acostado.

Dejó el celular de lado y le puso atención a Christopher, quien le ofreció una copa con un líquido que no sabía cuál era.

—No es tan fuerte, tranquilo —confió en el mayor y llevó una pequeña cantidad a su boca, saboreando el trago con una mueca al sentir su garganta quemarse —. Sé que no puedes emborracharte, no es tan fuerte —repitió.

—¿Hablaste con Valeria?

—Aún no he tenido la oportunidad, ella está indispuesta y no ha podido asistir —el ojimiel sonrió con nerviosismo —. Debes entender que es algo que quiero tratar en persona, así que lo haré en cuanto la vea.

—Sabes que no estás obligado, aún puedes decirme que solo estás confundido, yo no me he ilusionado —Joel bajó la mirada al borde de la copa y comenzó a pasar el dedo por la superficie fría, no quería mirarlo, lo ponía muy nervioso.

—¿Por qué no confías en mí?

—Ya te dije..., puede que solo estés queriendo experimentar —suspiró y tomó el valor para levantar la mirada —. ¿Por qué me besaste?, quiero una explicación con sentido, no que me digas que quisiste, luego que fue un impulso y después te vayas y ya.

—No lo sé, quizá porque quería saber qué se sentía.

—¿Pensaste en lo que pude haber sentido yo? —el ojimiel desvió la mirada sin saber qué responder. Joel sonrió débilmente y bebió un poco más, sintiendo la mirada penetrante del contrario, sin embargo, seguía callado —. Eres un buen amigo, sabes que lo eres. Tú no tienes la culpa de que yo empezara a verte de otra forma, tampoco tienes la responsabilidad de corresponderme solo por seguir siendo una buena persona conmigo.

Christopher asintió lentamente mientras lo escuchaba. Por supuesto que tenía sus dudas también, sabía que no le gustaban los hombres, pero con él era algo diferente, podía ver la diferencia si comparaba los años de amistad que tenía con él con lo que estaba sintiendo en ese momento.

—¿Quieres bailar?

—¿Escuchaste lo que te dije?, porque quiero que las cosas estén claras.

—¿Quieres bailar? —el rizado rodó los ojos y negó con la cabeza —. Vamos, ¿o acaso es que te pongo nervioso?

—No sé bailar.

—Bailaste con Richard, ¿por qué no puedes hacerlo conmigo? —Christopher se levantó con una enorme sonrisa, como si fuera a hacer la cosa más emocionante de su vida —. Yo te enseño, ven.

—Chris, estoy hablando en serio.

—Y yo también —el castaño le ofreció la mano para que se levantara y lo siguiera.

Ambos se dirigieron a la pista llena de personas bailando y chocando entre sí. Joel no era muy fan de esos ambientes, Christopher ya estaba acostumbrado después de haber salido cada fin de semana en su adolescencia. La música sonaba demasiado fuerte y las luces mareaban.

Joel rodó los ojos al verlo detenerse casi en el centro y tomarlo de la cintura, sin embargo, una pequeña sonrisa se escapó. Era lo más cerca que lo había tenido en un lugar como esos, lo estremecía sentirlo respirar tan cerca.