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Era sábado, día para hacer los deberes que le faltaban. Sabía que había bajado bastante las calificaciones, pero había amanecido motivado para ponerse un poco al día. Había estado hablando un rato con Erick, pero su celular estaba descargado, por lo que tuvo que cortar la llamada y ponerlo a cargar. Su padre se había ido sin darle ninguna explicación, así que tenía la casa libre por un rato. Empezó a trabajar en el proyecto que debía presentar antes de mitad de semestre. Estaba teniendo un buen día, al menos había olvidado por un rato sus problemas. Sintió hambre después de unas horas, así que fue y se preparó un sándwich, que era lo más fácil.

Escuchó un celular sonar, y no era el suyo. Su padre debió haberlo olvidado. Se acercó y vio que era su tía, optó por contestar sin pensarlo tanto. Deslizó el botón y se lo llevó a la oreja, sosteniendo con el hombro para no ocupar la mano.

—Tía, mi papá dejó el teléfono, soy Joel.

—Ah, hola, Joe, solo quería decirle a mi hermano que necesito que me devuelva parte del dinero que invertí en los arreglos de su otra casa. Dile que sé que la tiene hipotecada, pero que eso lo necesito para el tratamiento de mamá.

—De acuerdo, yo le digo, ¿pero qué hay hipotecado?

Puso el sándwich en un plato mientras escuchaba a su tía explicarle y quejarse de lo enferma que se sentía. Nada nuevo. Escuchó unos golpes en la puerta, rodó los ojos porque ya tenía un hombro y las dos manos ocupadas, le tocaba dejar otra vez su comida en la cocina para abrirle a su padre. Frunció el ceño al ver a Christopher acercarse sin siquiera saludar y adentrarse en la casa con toda confianza. Cerró y dio media vuelta, mirándolo directamente y haciendo un gesto para preguntarle qué pasaba o qué quería.

—Tía, después hablamos. Adiós.

Colgó la llamada y dejó el celular tirado en el sofá, fue por su comida y volvió con el castaño, quien seguía parado en el pasillo y con una expresión de total desorientación. Llegó al frente de él y levantó ambas cejas, pensaba que había quedado claro que lo mejor era dejar de verse por un tiempo.

—¿Qué haces aquí, Christopher?

—No me parece justo que me digas algo y te alejes como si nada, entiende que quedé confundido.

—Chris, ya habíamos hablado de esto, es lo mejor.

—No, no es lo mejor, no lo es porque yo siento que nada ha quedado claro —el castaño se acercó más a Joel y puso ambas manos en los hombros del contrario —. No te he podido sacar de mi cabeza, estoy volviéndome un loco con tantos pensamientos confusos.

Joel frunció levemente el ceño y ladeó la cabeza, no estaba entendiendo bien lo que quería decir el mayor. Sus ojos, como casi siempre solían hacerlo, se desviaron a sus labios. No quería incomodarlo, pero era una verdadera tentación. Subió nuevamente la mirada al ver que seguía hablando y ya no estaba escuchando nada, no estaba poniendo atención.

—Si me vas a estar buscando todo el tiempo para decirme que te aclare las cosas, mejor haz como si nada hubiera pasado —se alejó y regresó a la mesa a recoger su comida —. Yo nunca te dije nada, olvídalo, es todo.

—Besé a Valeria.

Levantó la mirada y observó con detenimiento su rostro, no entendía para qué le decía eso. No esperaba que dejara de estar con chicas solo por lo que le había dicho, pero al menos imaginaba que iba a dejar de lastimarlo de esa forma. Aunque ya no le dolía igual, Christopher era Christopher, se había vuelto una costumbre oír sus lindas o placenteras experiencias con otras mujeres. Total, no tenía ni que sentirse celoso, no eran nada y nunca lo serían, había aprendido a vivir con esa idea y resultaba menos dolorosa cada vez.

Look At Me • Virgato •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora