Cursi

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Cuatro días habían pasado del partido de Colombia, cuatro días desde la confesión del Erick.

Y el domingo debíamos jugar contra Perú.

La historia se repitió, los que pasaron a la semi final fueron argentina, Brasil, Perú y nosotros. Las redes estaba explotando con especulaciones sobre quién ganaría la copa este año y que era la hora de tener nuestra revancha contra Perú.

—Vi el equipo Peruano, las minas....son buenas pero, no están buenas.—Dijo el Erick, le pegue un combo en el brazo.

—Lo mismo dirán ellas de ti.—Lo moleste, el se rió con ganas.

—Pesa', todo por qué tú eri preciosa.—Me mordió un hombro.

—Mi helado weon.—Me queje, se me estaba cayendo todo, me soltó y le pegue unas lamidas al cono donde se estaba resbalando.

Habíamos salido a dar una vuelta fuera del hotel por fin, ya estaba chata de tanto encierro y estar acostada. El dolor de cabeza ya casi no estaba, solo me dolía cuando me movía muy brusco.

Estábamos en un parquesito bien al fondo sentados en el pasto y con la espalda recargada en un árbol. Estábamos medios escondidos, las únicas que sabían de esta relación que estaba surgiendo entre mi y el Erick eran las chiquillas. Nos comíamos piola en la noche, en la sala del hotel, en las escaleras donde había tenido mi primer encuentro con el Erick o en los pasillos. En el desayuno el Ercik se sentaba a mi lado y me tomaba la mano por debajo de la mesa.

—Cachai que he visto comentarios hacerca de ti y el James, el otro día una cabra puso que sería lindo que ustedes estuvieran juntos. Le reporte el comentario.—Se me salió una risa fuerte y me tape la boca.

—Ay conchetumare.—Dije tomandome la cabeza con la mano libre, me queje de dolor y de risa.

—Se supone que no puedes reírte así.—El Erick me miraba burlista.

—No habli weas entonces.—Le pillisque una tetilla.

—Shaa no te piqui naa' loca.—Me reí entre dientes negando con la cabeza.

—A veces eri tan cabro chico.—Le dije terminando de comerme el helado.

—Es que me pongo weon cuando estoy contigo.—El paso su brazo por detrás de mí espalda atrayendome hacia el, quedé recostaba en su pecho mientras él me hacía cariñito en la guatita.

—Se me está quedado dormido el poto.—Dije.

—A mi también.

Y después nos paramos de ahí, recorrimos la ciudad caminando de la mano, el Erick no parabs de sacarme fotos, tenía las medias vendidas.

Pero había una foto que si me gustó y la subí.

—Deja de wear y mándamela.

—Sha ¿Por qué me hablai así?.—Me hizo un pucherito e hizo que lloraba mientras se apoyaba en mi hombro.

—Eriiiick.—Me queje, estaba recargando su pero en mi y no me lo podía ni cagando.

—Me queje, estaba recargando su pero en mi y no me lo podía ni cagando

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Amor En La Cancha.[Erick Pulgar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora