Hace tres días había sido nuestro Partido contra Venezuela. Y Pulgar culiao me tenía las weas hincha.
—Callate un rato cotorra culia.—Le dije mientras soltaba mi celular, lleve mis manos al cuello del Erick y lo apreté zarandeandolo.
En realidad quería hacerlo muuucho más fuerte, pero con mi mala cuea seguro que le quebraba el cuello lo mataba y me iba presa.
—Sha bajale a la agresividad.—Se río, me agarró los brazos sacándolos de su cuello.
—Y vo bajale a tu weo.—Dije, el weon me miró con una sonrisa, este conchetumare.
—Si no te leseo no te vai hacer nunca el tatuaje.—Se cruzó de brazos recargando se en la silla. Estábamos en el salón del hotel, yo había bajado a comerme unos dulces y estar en paz de la otra cotorra culia de la Yesenia y llega este mosco, no solo a webearme si no a comerse mis dulces.
—Erick, nos queda como un mes acá.—Dije entre dientes mientras ponía un M&M sobre la punta de mi dedo pulgar, y con el dedo corazón lo empuje derecho a su cara, salto pa atrás y escuché Clarito cuando le choco en una paleta.
—Por estar con el hozico abierto.—me reí.
—Casi me volai las paletas, mira que son falsas.—Dijo riéndose, levanté una ceja.
—¿Ah sí?.—Pregunte, podía estar cuentiandome.
—Sip, cuando era más chico fui a un cerro a hacer descenso, pero mi bici no tenía amortiguadores, ni frenos.
Me reí antes de que terminara, me tape la boca ahogando mi risa, el Erick me miraba entretenido.
—Me saque la chucha cerro abajo, me vole las dos paletas y me quebré un brazo.
El se rió conmigo, me lo imaginaba rodando por el cerro, quien chucha una hacer descenso con una bici sin frenos.
—No si el kick Buttowski.—Dije, se me había salido un chanchito por la risa, no un eructo. El Erick se cago de la risa y yo me cague de la vergüenza, el karma.
Cuando nos calmamos lo mire a la cara, y decendi mirando sus tatuajes, la verdad no había salido de pura flojera, y el hotel no era aburrido, tenía piscina, zona de juegos, jacuzzis, gimnasio y un montón de weas.
Y justo ahora las cabras no estaban cerca, sería piola la salida. Además se veía emocionado.
—Ya oh.—Dije.—Vamos a buscar una wea para tatuarme.
El Erick se paró como un cabro chico y me empezó a tirar para salir de la sala. Menos mal había bajado con la billetera.
Empezamos a buscar por Google maps algún local, había uno a tres cuadras más abajo así que fuimos caminando, el Erick me contó las weas de su infancia, y de cómo se había quebrado las dos piernas, una cayéndose de un árbol, y otra cuando le fue a robar limones a su vecina cayéndose de la pandereta.
—¿Oye y qué te vai hacer?.—Me pregunto de repente mirándome.
—Que te importa.
—Care torta.
—Cuchillito que no corta.
Al final no le dije que sería, y después me empezó a preguntar dónde lo quería, tampoco le dije.
Pero siendo Erick Pulgar me weo hasta que pillamos el Local, la verdad por afuera no se veía rasca, era Calipso y había un letrero que decía Tattos en luces led. Entramos y por dentro era blanco, la paredes el techo y el piso, toda la decoración era de otros colores que le daban el toque.
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Amor En La Cancha.[Erick Pulgar]
Novela JuvenilUna copa América Mixta juntara a ambas selecciones Chilenas dentro de un mismo equipo, hombres y mujeres jugando codo a codo para ganar la copa. El, un nuevo talento que se había dado a descubrir la copa América pasada. Ella, una Italiana que vino a...