Habíamos caminado varios metros ya, hablando de las terribles ojeras que tenía tatuadas bajo mis ojos. Tal vez nunca lo llegue a saber, pero ella las causó, ella mismo me las dibujó en la piel al no salir de mi mente, al habitar toda la noche hasta que el alba la apaciguó.
El tenue sol de la tarde pintaba de naranja aquel seminublado cielo.
Voltee mis ojos hacia ella, solo fueron unos cuantos segundos, pero dentro de estos pude ver su piel, sus ojos, su no tan arreglado cabello.
Aquellos rasgos simples que me volvían loco.
Su delicadeza, su forma de hablar, de ver la vida, de amarla, de manejarla. Su forma de verme, de matarme con esta y arrancar mis demonios.
Calmando mi ira, mi dolor.
Tan segura de si misma, tan orgullosa de si misma. Así sin más.
¡No podía resistirme, no podía!.
Su voz se convirtió en el sonido favorito de mis oídos, su figura en la favorita de mis ojos y su corazón, en el favorito del mío.
A la mierda la decencia, y la distancia, a la mierda el miedo y la reputación.
Solo quería estar con ella, abrazarla, tomar su mano, caminar, caminar hasta cansarnos y morir en el intento.
Solo quería rozar con mis dedos su electrificante piel que tantos sueños me había robado.
Solo quería encontrarme entre sus anhelos y deseos. Perderme entre sus ojos y morir entre sus labios.
Solo eso quería.
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Laura
RomanceJohn Kennedy jamás debió devolver el mensaje a Laura Reeves, una pelinegra con complejo de aventurera y una extraña obsesión al sushi. Ambos planean "robar" la luna en un Porsche rojo. Aunque claro, un atraco como esos no es algo sencillo, no tan se...
