-Intrusión-

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El sonido de la vibración de mi móvil sobre el piso de madera hizo que abriera los ojos de un golpe.

Eran varios mensajes de voz de un número desconocido.

Estiré mi brazo para tomar el movil y proceder a escucharlos en orden.

—¡Escúchame idiota, he estado llamando a Laura todo este tiempo, asi que fui a buscarla. Sus madre dijo que no volvía desde ayer, con la excusa de tener una cita... conmigo!—gritó Bryan— ¡Te conozco imbecil, sé quien eres y que has estado viendo a mi chica!, ¡Solo diré que sé donde vives malnacido!

Despegué el movil de mi oreja. Mi cuerpo se heló completamente.

Un par de golpes violentos en la puerta se hicieron presentes, lo que hizo que Laura la cual estaba recostada a mi lado despertara de un brinco.

—¡Laura! —susurré temeroso— es Bryan, está aquí.

—Se levantó lentamente y me miró de manera aterrorizada.

—Iré a hablar con él, yo...

—¿Estás demente? ¡Ese animal acabará contigo, tú no...!

—¡Debo hacerlo! —insistió.

Acomodó su cabello que brillaba por la plateada luz de la Luna la cual se colaba por la ventana de mi habitación. Empezó a caminar por el pasillo y llegó hasta la puerta principal.

Estaba descalza, solo usaba mi sudadera gris y su ropa interior baja.

Antes de que todo se desmoronara me disparé lejos de mi cama, tomé mi chaqueta de siempre y el valor necesario para enfrentar a Bryan.

El fuerte sonido de otro par de golpes a la puerta rebotó en toda la casa.

—¡Laura, maldita perra se que estás aquí! —ladró atestado de rabia aquella bestia que aguardaba tras la puerta.

La pelinegra la abrió y pude ver la silueta de Bryan.

Mi corazón empezó a bombear toda la sangre que tenía y pude sentir una dosis de adrenalina invadirme de pies a cabeza.

Bryan la tomó del cuello de una manera increíblemente violenta.

—¿Ahora te revuelcas con este flacucho? ¿Eh? ¿No pudiste encontrar a alguien mejor que yo almenos? —vociferaba el enrabietado rubio.

—¡Suéltala hijo de puta! —grité mientras me acercaba al saco de músculo y testosterona que ahogaba a Laura con tan solo una mano, mientras la presionaba sobre una de las paredes de la sala de estar.

Mis manos sostenían con firmeza un bat de baseball y solo deseaba enterralo en el culo de aquel imbecil.

—Déjalo Johnny, te harás daño —escupió Bryan

—Si das un paso más, juro que le romperé el cráneo —advertí.

Mientras escuchaba, Laura le obsequío una divina patada en la entrepierna a aquel idiota.

Él la soltó.

—¡Hija de...! —susurró Bryan mientras se revolcaba en el piso por el dolor que había experimentado.

Laura corrió hacia mí mientras se masajeaba el cuello tosiendo fuertemente.

—¡Ya basta Bryan!, ya basta —gritó desesperada, lo más fuerte que pudo—¡He aguantado todo lo que eres, todo lo que me has hecho, todo los malditos golpes y tus "accidentales" besos con Paula y la puta de Jenniffer! ¡Aquí acaba todo, maldito idiota! Asi que más te vale irte o llamaré a la policía.

LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora