-Adán-

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—¡Hey, ustedes dos!

Abrí mis ojos de forma violenta, me puse de pie. La luz de una linterna me apuntaba demasiado cerca.

Miré a mi lado y Laura estaba tan asustada como yo.

Y si, estabamos desnudos.

¡Mierda, estabamos desnudos!

—¡Corre John! —gritó la pelinegra.

Tomé algo de mi ropa y la seguí.

Su figura corría frente a mi, su piel tan blanca y desnuda empezó a reflejar la suave luz del amanecer.

Varios visitantes nos miraron atónitos, otros tapaban los ojos a sus hijos.

—Hola que tal, si, mejor tápenselos —titubeaba Laura.

Empecé a reir fuertemente mientras huíamos de los guardias de seguridad; Laura tambien lo hizo.

Saltó el chek-in y salió de aquel lugar.

Yo traté de hacer lo mismo pero tropecé estrepitosamente, lanzando mi ropa muy lejos de mi caída.

Me levanté y estaba como Dios me trajo al mundo.

Salí de ahí y Laura me regaló una nalgada.

—Rápido guapo, estas no son las olimpiadas —se burló.

Atrevida.
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Laura subió al Auto, solo traía su chaqueta y una tanga turquesa.

Dios...

Yo traté de vestirme.

Pero solo logré colocarme los pantalones oscuros que pude rescatar de aquella cinematográfica huída.

Bueno, para Laura, yo caí de cara.

O casi, mi brazo lo evitó.

Y lo agradezco infinitamente por eso.

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Ella se ahogaba en sus carcajadas. Encendió el auto y nos largamos de aquel lugar.

Mi brazo estaba dolorido por la caída. Aunque debo admitir que fue una maldita locura. En el buen sentido, claro.

—¡Maldición Laura!, estamos en serio problemas —dije mientras sonreía.

—¡Debiste ver las caras de los padres, por un demonio! —chilló con una sonrisa en la cara.

—¿Crees que la policía nos multe o algo así por manejar... desnudos?- pregunté de una menera algo coqueta mientras me colocaba el cinturón de seguridad.

—Ven y multame tú —Me susurró de una manera coqueta al oído.

Se me erizó la piel y por un instante dejé de sentir el terrible dolor en mi brazo.

—Nos volcaremos y moriremos, no es una opción justo ahora —reí.

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—¿John? —preguntó la semidesnuda chica.

—¿Señorita Reeves? —pregunté.

—¿Donde vives?

Aquella pregunta me dejó algo confundido hasta que entendí lo que quería decir.

—No, de ninguna manera iremos a mi casa —respondí esperando terminar la conversación y que no me notase lo acojonado que me estaba poniendo.

—¡Qué descortés de tu parte! Ni por que tuvimos sexo bajo las estrellas, me quieres invitar a tu casa?

Pensé por un minuto. A mamá le reventaría una arteria al ver que hay una chica "Semi-Eva" en mi habitación.

Papá estaba fuera de la ciudad asi que no tenía que preocuparme de él por ahora.

Pasaron dos minutos...

Tres...

Cuatro...

Respondí.

—Esta bien, en la siguiente gira a la derecha...

—Ja, sabía que aceptarías —dijo orgullosa.

—No cantes victoria aún, que si mi madre te ve, juro por todo lo que se mueve, que te sacará a chancletazos. Es algo paranoica —respondí en son de broma.

—Tranquilo son of Kennedy, siento que tu madre me caerá muy bien. Aparte, quisiera conocer a la mujer que trajo al mundo a aquel chico que ayer deshabrochó mi camisasusurró mientras me guiñaba el ojo.

Rió despacio, con un tono pícaro.

Respondí de la misma manera, aunque mi rostro se perdió entre los arboles que estaban a mi derecha, al lado de la carretera, por los cuales pasabamos fugazmente.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—No, nada, lo siento, solo que, todo esto pasó muy rápido. Hace exactamente veinticuatro horas estaba en una "cita" comiendo sushi junto a tí.

—¿Y? —preguntó confundída.

—¡Estabamos vestidos Laura! —reí por lo bajo.

Laura me regaló una mirada avellanada de reojo y luego sonrió haciendo una hermosa composición entre sus labios, sus perlados dientes y la tenue luz del Sol que traspasaba el parabrisas.

Esa chica era preciosa.

Y yo, justamente en ese instante pude pedirle que detuviese el auto, que la poquita ropa que traíamos la lanzaría por la ventana.

Que pasaramos la mañana como si de un abrebocas se tratase.

Debí decirselo.

Debí haber detenido ese auto... un par de minutos, un par de segundos.

Pero no... no lo hice.

Y jamás me lo perdonaré.

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LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora