Mi mundo estaba hecho trizas.
Él se la había llevado.
Mis delgadas piernas se desplomaron, haciendo que mi cadaver con vida cayera de rodillas.
—¡Suelta el arma! —ordenó el fornido oficial mientras se acercaba lentamente hacia mí.
Miré aquella 9mm. algo desgastada, saqué el cargador, desamblé la corredera y arrojé todo a unos pocos metros frente a mí. Había dejado el arma completamente inoperable y desarmada con unos pocos movimientos.
Me puse de pie y pasé el dorso de mi mano por mis irritados ojos intentando retirar mis lágrimas.
—¡Manos arriba, las manos arriba! —gritaban un par de agentes de policía mientras me apuntaban con sus armas.
El inevitable deseo de matar a Bryan empezó a invadirme.
Presioné mis puños en sí mismos, hasta llegar al punto de lastimarme.
—¡No puedes apuntar a estudiantes con un arma policial muchacho!, ¿en qué diablos estabas pensando? —preguntó aquel oficial. —vamos, de pie.
—Lo siento, fue un... reflejo —mentí.
—Pues tus reflejos te van a salir caros —contestó— Llamaré a tus padres, de seguro ellos...
—No, no se moleste oficial, hablaré con ellos, personalmente —corté.
—Como digas. Te llevaremos a la estación ¿está bien? y nosotros nos encargaremos del secuestro, ¿te parece? —mencionó mientras me regalaba una cara de poker.
— Escucha, pareces un buen chico, pero créeme que nosotros lo tenemos todo bajo cont...
Una interferencia provino de su radio
Central a unidad dieciseis, tenemos una 12-56 en la interestatal noreste, kilómetro cuarenta y dos. Necesitamos 12-70 de manera urgente, cambio.
—12-10 central, ¿la actual 12-56 está posiblemente ligado a un A-02?, cambio.
El oficial apuntó sus gafas sobre mí.
12-10 unidad dieciseis, cambio.
—12-70 en camino, cambio y fuera.
El oficial se dirigió a patrulla; yo subí detrás.
—¿Donde aprendiste a deshabilitar un arma de esa forma?, ¿no eres de esas pandillas juveniles ridículas de hoy en día o sí? —preguntó mientras tamborileaba sobre el volante y lanzaba una mirada seria através del retrovisor.
—Mi padre es agente, del... gobierno. Él me lo enseñó a los diez años. —respondí cabizbajo.
—Tu apellido muchacho
—Kennedy
—¿Qué edad tienes?
—Veintidos —Respondí.
—Se que no es legal, pero ten —El oficial estiró su mano en la cual descansaba la 9mm.—. Recuperaremos a tu chica, ¿está bien?
Alcé la mirada hacia él.
Luego sonreí levemente mirando el arma.
—Primero quíteme las espozas, ¿No cree?
—¿Ya no le apuntarás a civiles? —preguntó.
—No señor, fue un error lo entiendo.
—Bien, muéstrame tus manos —el agente me quitó las esposas y me entregó el arma —¿quedará entre nosotros okey?.
—No se preocupe. Ahora, vamos por Laura.
Resiste.
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Laura
RomanceJohn Kennedy jamás debió devolver el mensaje a Laura Reeves, una pelinegra con complejo de aventurera y una extraña obsesión al sushi. Ambos planean "robar" la luna en un Porsche rojo. Aunque claro, un atraco como esos no es algo sencillo, no tan se...